La brújula
del cristiano es seguir a Cristo crucificado, no a un dios desencarnado,
ideológico, sino a Dios hecho carne, que lleva en sí las llagas de nuestros
hermanos, un Dios que “tomó toda la realidad humana, menos el pecado”.
Lo dijo el papa Francisco en la homilía de la misa celebrada hoy jueves en la residencia Santa Marta en el Vaticano, señalando que la
liturgia del día nos pone ante tres realidades: el hombre, Dios y el
camino.
La realidad del hombre es elegir entre el bien y el mal: “Dios nos ha
hecho libres, la elección es nuestra”, pero “no nos deja solos”, nos muestra el
camino del bien con los mandamientos.
Después está la realidad de Dios: “Para los discípulos era
difícil entender” el camino de la cruz de Jesús. Porque “Dios tomó toda la
realidad humana, menos el pecado. No hay Dios sin Cristo. Un Dios sin Cristo,
“desencarnado”, “no es un dios real”.
“La realidad de Dios es haberse hecho el Cristo por nosotros,
para salvarnos. Y cuando nos alejamos de esto, de esta realidad y nos alejamos
de la Cruz de Cristo, la verdad de las llagas del Señor, nos alejamos
justamente también del amor, de la caridad de Dios, de la salvación, vamos en
una vía ideológica de Dios, lejana, no es Dios quien vino a nosotros y se hizo
vecino para salvarnos, y murió por nosotros. Esta es la realidad de Dios”.
Por último, está la tercera realidad, la del camino. Jesús dice:
“Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada
día y que me siga.”
“La realidad del camino es la de Cristo: seguir a Cristo, hacer
la voluntad del Padre, como Él, tomar las cruces de cada día y renegar de sí
mismo para seguir a Cristo. No hacer lo que yo quiero, sino lo que quiere
Jesús; seguir a Jesús.
Y Él dice que por este camino perdemos la vida, para
ganarla después; es un continuo perder la vida, ‘perder’ el hacer lo que
quiero, perder las comodidades, estar siempre en el camino de Jesús que estaba
al servicio de los demás, en adoración a Dios. Éste es el camino debido”.
“El único camino seguro es seguir a Cristo crucificado, el escándalo de la cruz.” Y
estas tres realidades, el hombre, Dios y el camino, “son la brújula de los
cristianos” que da la posibilidad de no equivocarnos.
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