Todos los domingos por la mañana, Eucaristía con los jóvenes

Todos los domingos por la mañana, Eucaristía con los jóvenes
Altar. Capilla Ntra Sra. del Rosario.

jueves, 28 de abril de 2016

LECTURAS DEL DOMINGO VI DE PASCUA (C)

Primera lectura

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (15,1-2.22-29):

En aquellos días, unos que bajaron de Judea se pusieron a enseñar a los hermanos que, si no se circuncidaban conforme a la tradición de Moisés, no podían salvarse. Esto provocó un altercado y una violenta discusión con Pablo y Bernabé; y se decidió que Pablo, Bernabé y algunos más subieran a Jerusalén a consultar a los apóstoles y presbíteros sobre la controversia. Los apóstoles y los presbíteros con toda la Iglesia acordaron entonces elegir algunos de ellos y mandarlos a Antioquía con Pablo y Bernabé. 
Eligieron a Judas Barsabá y a Silas, miembros eminentes entre los hermanos, y les entregaron esta carta: «Los apóstoles y los presbíteros hermanos saludan a los hermanos de Antioquía, Siria y Cilicia convertidos del paganismo. Nos hemos enterado de que algunos de aquí, sin encargo nuestro, os han alarmado e inquietado con sus palabras.
Hemos decidido, por unanimidad, elegir algunos y enviároslos con nuestros queridos Bernabé y Pablo, que han dedicado su vida a la causa de nuestro Señor Jesucristo. En vista de esto, mandamos a Silas y a Judas, que os referirán de palabra lo que sigue: Hemos decidido, el Espíritu Santo y nosotros, no imponeros más cargas que las indispensables: que os abstengáis de carne sacrificada a los ídolos, de sangre, de animales estrangulados y de la fornicación. Haréis bien en apartaros de todo esto. Salud.»

Palabra de Dios

Salmo

Sal 66,2-3.5.6.8

R/. Oh Dios, que te alaben los pueblos, que todos los pueblos te alaben

El Señor tenga piedad y nos bendiga, 
ilumine su rostro sobre nosotros; 
conozca la tierra tus caminos, 
todos los pueblos tu salvación. R/. 

Que canten de alegría las naciones, 
porque riges el mundo con justicia, 
riges los pueblos con rectitud 
y gobiernas las naciones de la tierra. R/. 

Oh Dios, que te alaben los pueblos, 
que todos los pueblos te alaben. 
Que Dios nos bendiga; 
que le teman hasta los confines del orbe. R/.

Segunda lectura

Lectura del libro del Apocalipsis (21,10-14.21-23):

El ángel me transportó en éxtasis a un monte altísimo, y me enseñó la ciudad santa, Jerusalén, que bajaba del cielo, enviada por Dios, trayendo la gloria de Dios. Brillaba como una piedra preciosa, como jaspe traslúcido. Tenía una muralla grande y alta y doce puertas custodiadas por doce ángeles, con doce nombres grabados: los nombres de las tribus de Israel. A oriente tres puertas, al norte tres puertas, al sur tres puertas, y a occidente tres puertas. La muralla tenía doce basamentos que llevaban doce nombres: los nombres de los apóstoles del Cordero. Santuario no vi ninguno, porque es su santuario el Señor Dios todopoderoso y el Cordero. La ciudad no necesita sol ni luna que la alumbre, porque la gloria de Dios la ilumina y su lámpara es el Cordero.

Palabra de Dios

Evangelio

Evangelio según san Juan 14,23-29), del domingo, 1 de mayo de 2016
Lectura del santo evangelio según san Juan 14,23-29):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «El que me ama guardará mi palabra, y mi Padre lo amará, y vendremos a él y haremos morada en él. El que no me ama no guardará mis palabras. Y la palabra que estáis oyendo no es mía, sino del Padre que me envió. Os he hablado de esto ahora que estoy a vuestro lado, pero el Defensor, el Espíritu Santo, que enviará el Padre en mi nombre, será quien os lo enseñe todo y os vaya recordando todo lo que os he dicho. La paz os dejo, mi paz os doy; no os la doy yo como la da el mundo. Que no tiemble vuestro corazón ni se acobarde. Me habéis oído decir: "Me voy y vuelvo a vuestro lado." Si me amarais, os alegraríais de que vaya al Padre, porque el Padre es más que yo. Os lo he dicho ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda, sigáis creyendo.»

Palabra del Señor

CATEQUESIS DEL PAPA FRANCISCO SOBRE EL BUEN SAMARITANO

VATICANO, 27 Abr. 16 / 05:15 am - El Papa Francisco dedicó una Audiencia General más a la misericordia, esta vez desde el punto de vista de la parábola del Buen Samaritano.
"No lo olvidemos jamás: ante el sufrimiento de tanta gente agotada por el hambre, por la violencia y la injusticia, no podemos permanecer como espectadores. ¡Ignorar el sufrimiento del hombre, ¿qué cosa significa? Significa ignorar a Dios!”, explicó.
A continuación, el texto completo de la catequesis del Papa.
Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
Hoy reflexionamos sobre la parábola del buen samaritano (Cfr. Lc 10,25-37). Un doctor de la Ley pone a prueba a Jesús con esta pregunta: «Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar la Vida eterna?» (v. 25). Jesús le pide dar a él mismo la respuesta, y él lo da perfectamente: «Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con todo tu espíritu, y a tu prójimo como a ti mismo» (v. 27). Jesús entonces concluye: «obra así y alcanzarás la vida» (v. 28).
Entonces aquel hombre pone otra pregunta, que se hace muy preciosa para nosotros: «¿Y quién es mi prójimo?» (v. 29), y presupone: “¿mis parientes? ¿mis connacionales? ¿Aquellos de mi misma religión?...”. En fin, quiere una regla clara que le permita clasificar a los demás en “prójimo” y “no prójimo”, en aquellos que pueden convertirse en prójimos y en aquellos que no pueden hacerse prójimos.
Y Jesús responde con una parábola, que pone en escena a un sacerdote, a un levita y un samaritano. Los dos primeros son figuras relacionadas con el culto del templo; el tercero es un judío cismático, considerado como un extranjero, pagano e impuro, es decir el samaritano. En el camino de Jerusalén a Jericó el sacerdote y el levita se encuentran con un hombre moribundo, que los ladrones han asaltado, robado y abandonado. La Ley del Señor en situaciones símiles preveía la obligación de socorrerlo, pero ambos pasan de largo sin detenerse. Tenían prisa. El sacerdote, tal vez, ha mirado el reloj y ha dicho: “pero, llegare tarde a la Misa… Debo decir la Misa”. Y el otro ha dicho: “pero, no sé si la Ley me lo permite, porque hay sangre ahí y yo quedare impuro…”. Van por otro camino y no se acercan. Y aquí la parábola nos ofrece una primera enseñanza: no es automático que quien frecuenta la casa de Dios y conoce su misericordia sepa amar al prójimo. ¡No es automático! Tú puedes conocer toda la Biblia, tú puedes conocer todas las normas litúrgicas, tú puedes conocer toda la teología, pero del conocer no es automático el amar: el amar tiene otro camino, el amor tiene otro camino. Con inteligencia, pero con algo más… El sacerdote y el levita ven, pero ignoran; miran, pero no proveen. Ni siquiera existe un verdadero culto si ello no se traduce en servicio al prójimo. No lo olvidemos jamás: ante el sufrimiento de tanta gente agotada por el hambre, por la violencia y la injusticia, no podemos permanecer como espectadores. ¡Ignorar el sufrimiento del hombre, ¿qué cosa significa? Significa ignorar a Dios! Si yo no me acerco a aquel hombre, a aquella mujer, a aquel niño, a aquel anciano o aquella anciana que sufre, no me acerco a Dios.
Pero, vayamos al centro de la parábola: el samaritano, es decir, aquel despreciado, aquel sobre quien nadie habría apostado nada, y que de todos modos también él tenía sus deberes y sus cosas por hacer, cuando vio al hombre herido, no pasó de largo como los otros dos, que estaban relacionados con el Templo, sino «lo vio y se conmovió» (v.33). Así dice el Evangelio: “Tuvo compasión”, es decir, ¡el corazón, las vísceras, se han conmovido! Esta ahí la diferencia. Los otros dos “vieron”, pero sus corazones permanecieron cerrados, fríos. En cambio, el corazón del samaritano era sintonizado con el corazón de Dios. De hecho, la “compasión” es una característica esencial de la misericordia de Dios. Dios tiene compasión de nosotros. ¿Qué cosa quiere decir? Sufre con nosotros, nuestros sufrimientos Él lo siente. Compasión: “compartir con”. El verbo indica que las vísceras se mueven y tiemblan a la vista del mal del hombre. Y en los gestos y en las acciones del buen samaritano reconocemos el actuar misericordioso de Dios en toda la historia de la salvación. Es la misma compasión con la cual el Señor viene a encontrar a cada uno de nosotros: Él no nos ignora, conoce nuestros dolores, sabe cuánta necesidad tenemos de ayuda y consolación. Esta cerca y no nos abandona jamás. Pero podemos, cada uno de nosotros, hacernos la pregunta y responder en el corazón: “¿Yo lo creo? ¿Yo creo que el Señor tiene compasión de mí, así como soy, pecador, con tantos problemas y tantas cosas?”. Pensar en esto y la respuesta es: “¡Sí!”. Pero, cada uno debe mirar en el corazón si tiene la fe en esta compasión de Dios, de Dios bueno que se acerca, nos cura, nos acaricia. Y si nosotros lo rechazamos, Él espera: ¡es paciente! Siempre junto a nosotros.
El samaritano se comporta con verdadera misericordia: venda las heridas de aquel hombre, lo lleva a un albergue, lo cuida personalmente, provee a su asistencia. Todo esto nos enseña que la compasión, el amor, no es un sentimiento vago, sino significa cuidar al otro hasta pagar personalmente. Significa comprometerse cumpliendo todos los pasos necesarios para “acercarse” al otro hasta identificarse con él: «amaras a tu prójimo como a ti mismo». Este es el mandamiento del Señor.
Concluida la parábola, Jesús dirige la pregunta del doctor de la Ley y le pide: «¿Cuál de los tres te parece que se portó como prójimo del hombre asaltado por los ladrones?» (v. 36). La respuesta es finalmente inequivocable: «El que tuvo compasión de él» (v. 37). Al inicio de la parábola para el sacerdote y el levita el prójimo era el moribundo; al final el prójimo es el samaritano que ha hecho cercano. Jesús cambia la prospectiva: no clasificar a los demás para ver quién es el prójimo y quién no lo es. Tú puedes hacerte prójimo de quien se encuentra en la necesidad, y lo serás si en tu corazón tienes compasión, es decir, tienes esa capacidad de sufrir con el otro.
¡Esta parábola es un estupendo regalo para todos nosotros, y también un compromiso! A cada uno de nosotros Jesús repite lo que le dijo al doctor de la Ley: «Ve, y procede tú de la misma manera» (v. 37). Estamos todos llamados a recorrer el mismo camino del buen samaritano, que es la figura de Cristo: Jesús se inclinó sobre nosotros, se ha hecho nuestro siervo, y así nos ha salvado, para que también nosotros podamos amarnos como Él nos ha amado, del mismo modo. ¡Gracias!

viernes, 22 de abril de 2016

LECTURAS DOMINGO V DE PASCUA (C)

Primera lectura

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (14,21b-27):

En aquellos días, Pablo y Bernabé volvieron a Listra, a Iconio y a Antioquía, animando a los discípulos y exhortándolos a perseverar en la fe, diciéndoles que hay que pasar mucho para entrar en el reino de Dios. En cada Iglesia designaban presbíteros, oraban, ayunaban y los encomendaban al Señor, en quien habían creído. Atravesaron Pisidia y llegaron a Panfilia. Predicaron en Perge, bajaron a Atalía y allí se embarcaron para Antioquía, de donde los habían enviado, con la gracia de Dios, a la misión que acababan de cumplir. Al llegar, reunieron a la Iglesia, les contaron lo que Dios había hecho por medio de ellos y cómo había abierto a los gentiles la puerta de la fe.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 144,8-9.10-11.12-13ab

R/. Bendeciré tu nombre por siempre jamás, Dios mío, mi rey.

El Señor es clemente y misericordioso,
lento a la cólera y rico en piedad;
el Señor es bueno con todos,
es cariñoso con todas sus criaturas. R/.

Que todas tus criaturas te den gracias, Señor,
que te bendigan tus fieles;
que proclamen la gloria de tu reinado,
que hablen de tus hazañas. R/.

Explicando tus hazañas a los hombres,
la gloria y majestad de tu reinado.
Tu reinado es un reinado perpetuo,
tu gobierno va de edad en edad. R/.

Segunda lectura

Lectura del libro del Apocalipsis (21,1-5a): 

Yo, Juan, vi un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y la primera tierra han pasado, y el mar ya no existe. Y vi la ciudad santa, la nueva Jerusalén, que descendía del cielo, enviada por Dios, arreglada como una novia que se adorna para su esposo. Y escuché una voz potente que decía desde el trono: «Ésta es la morada de Dios con los hombres: acamparé entre ellos. Ellos serán su pueblo, y Dios estará con ellos y será su Dios. Enjugará las lágrimas de sus ojos. Ya no habrá muerte, ni luto, ni llanto, ni dolor. Porque el primer mundo ha pasado.» 
Y el que estaba sentado en el trono dijo: «Todo lo hago nuevo.»

Palabra de Dios

Evangelio

Evangelio según san Juan (13,31-33a.34-35), del domingo, 24 de abril de 2016
Lectura del santo evangelio según san Juan (13,31-33a.34-35):

Cuando salió Judas del cenáculo, dijo Jesús: «Ahora es glorificado el Hijo del hombre, y Dios es glorificado en él. Si Dios es glorificado en él, también Dios lo glorificará en si mismo: pronto lo glorificará. Hijos míos, me queda poco de estar con vosotros. Os doy un mandamiento nuevo: que os améis unos a otros; como yo os he amado, amaos también entre vosotros. La señal por la que conocerán todos que sois discípulos míos será que os amáis unos a otros.»

Palabra de Señor

IMAGEN DE VIRGEN QUE RESISTIÓ TERREMOTO DA CONSUELO A ECUADOR

GUAYAQUIL, 21 Abr. 16 - Todo se desplomó a su alrededor, sin embargo la urna de vidrio con la imagen de Nuestra Señora de la Luz permaneció intacta tras el terremoto de 7.8 grados que el sábado 16 de abril azotó Ecuador.
La foto de la Virgen que resistió el sismo circula en las redes sociales. Fue tomada por las religiosas en la unidad educativa Leonie Aviat de la parroquia de Tarqui en Manta, una de la zonas costeras más afectadas por el sismo.
Nuestra Sra de la Luz
Según explicó Sor Patricia Esperanza, de la comunidad de las Oblatas de San Francisco de Sales en Guayaquil, la escuela a cargo de su congregación quedó reducida a escombros y las religiosas aún no salen de su asombro. 
La urna de la Virgen, patrona de las Oblatas, no sufrió daño alguno pese a que toda la escuela se vino abajo. 
La hermana María del Carmen Gómez de la comunidad de Manta, dijo que ayer miércoles empezaron los trabajos de demolición y ellas mismas hicieron el hallazgo.
"No solo la Virgen ha quedado intacta en su gruta sino mi Jesús Sacramentado. Estaba en un pequeño oratorio a la entrada del colegio y fue sepultado. Lo encontramos intacto junto a objetos liturgicos usados para la celebración eucarística y otra imagen más pequeña de Nuestra Señora de la Luz".
El hecho ha dado esperanza a la comunidad de Tarqui y consuelo a ecuatorianos en todo el país. 
Las Oblatas trabajan en esta escuela desde 1960 y tenían más de 900 alumnos inscritos para este año escolar. 
También en Tarqui, otro hecho similar ocurrió en la parroquia Virgen del Rosario. 
El templo sufrió daños severos pero la imagen de la Virgen entronizada en su fachada permaneció en su lugar ante el asombro de los pobladores.
El terremoto ha dejado hasta el momento 587 muertos, 7 mil heridos y 23 mil personas sin hogar.

jueves, 14 de abril de 2016

LECTURAS IV DOMINGO DE PASCUA (C)

Primera lectura

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (13,14.43-52):

En aquellos días, Pablo y Bernabé desde Perge siguieron hasta Antioquia de Pisidia; el sábado entraron en la sinagoga y tomaron asiento. Muchos judíos y prosélitos practicantes se fueron con Pablo y Bernabé, que siguieron hablando con ellos, exhortándolos a ser fieles a la gracia de Dios. El sábado siguiente, casi toda la ciudad acudió a oír la palabra de Dios. Al ver el gentío, a los judíos les dio mucha envidia y respondían con insultos a las palabras de Pablo. 
Entonces Pablo y Bernabé dijeron sin contemplaciones: «Teníamos que anunciaros primero a vosotros la palabra de Dios; pero como la rechazáis y no os consideráis dignos de la vida eterna, sabed que nos dedicamos a los gentiles. Así nos lo ha mandado el Señor: "Yo te haré luz de los gentiles, para que lleves la salvación hasta el extremo de la tierra."» 
Cuando los gentiles oyeron esto, se alegraron y alababan la palabra del Señor; y los que estaban destinados a la vida eterna creyeron. La palabra del Señor se iba difundiendo por toda la región. Pero los judíos incitaron a las señoras distinguidas y devotas y a los principales de la ciudad, provocaron una persecución contra Pablo y Bernabé y los expulsaron del territorio. Ellos sacudieron el polvo de los pies, como protesta contra la ciudad, y se fueron a Iconio. Los discípulos quedaron llenos de alegría y de Espíritu Santo.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 99,2.3.5

R/. Somos su pueblo y ovejas de su rebaño

Aclama al Señor, tierra entera, 
servid al Señor con alegría, 
entrad en su presencia con vítores. R/.

Sabed que el Señor es Dios: 
que él nos hizo, y somos suyos, 
su pueblo y ovejas de su rebaño. R/.

«El Señor es bueno, 
su misericordia es eterna, 
su fidelidad por todas las edades.» R/.

Segunda lectura

Lectura del libro del Apocalipsis (7,9.14b-17):

Yo, Juan, vi una muchedumbre inmensa, que nadie podría contar, de toda nación, raza, pueblo y lengua, de pie delante del trono y del Cordero, vestidos con vestiduras blancas y con palmas en sus manos. 
Y uno de los ancianos me dijo: «Éstos son los que vienen de la gran tribulación: han lavado y blanqueado sus vestiduras en la sangre del Cordero. Por eso están ante el trono de Dios, dándole culto día y noche en su templo. El que se sienta en el trono acampará entre ellos. Ya no pasarán hambre ni sed, no les hará daño el sol ni el bochorno. Porque el Cordero que está delante del trono será su pastor, y los conducirá hacia fuentes de aguas vivas. Y Dios enjugara las lágrimas de sus ojos.

Palabra de Dios

Evangelio

Evangelio según san Juan (10,27-30), del domingo, 17 de abril de 2016
Lectura del santo evangelio según san Juan (10,27-30):

En aquel tiempo, dijo Jesús: «Mis ovejas escuchan mi voz, y yo las conozco, y ellas me siguen, y yo les doy la vida eterna; no perecerán para siempre, y nadie las arrebatará de mi mano. Mi Padre, que me las ha dado, supera a todos, y nadie puede arrebatarlas de la mano del Padre. Yo y el Padre somos uno.»

Palabra del Señor

EL PAPA ACONSEJA AL CRISTIANO CÓMO ACTUAR FRENTE A LA VIOLENCIA Y CONFLICTOS

El Papa Francisco. Foto: L'Osservatore Romano
VATICANO, 13 Abr. 16 - La “guerra mundial en pedazos” que se vive en la actualidad y la violencia diseminada en el mundo fueron los temas escogidos por el Papa Francisco para reflexionar en una carta enviada a los participantes de un congreso organizado por el Pontificio Consejo Justicia y Paz.
“Para buscar vías de solución a la singular y terrible ‘guerra mundial en pedazos’ que en nuestros días gran parte de la humanidad está viviendo de una manera directa o indirecta es necesario volver a descubrir las razones que llevaron en el siglo pasado, a los hijos de una civilización en gran parte todavía cristiana, a dar vida al Movimiento Pax Christi y al Pontificio Consejo Justicia y Paz”, expresó.
Es decir, “trabajar por una verdadera paz a través del encuentro entre personas concretas y por la reconciliación entre pueblos y grupos que se enfrentan desde posturas ideológicas contrapuestas y comprometerse a realizar esa justicia a la que las personas, las familias, los pueblos y las naciones sienten que tienen derecho, en ámbito social, político y económico para cumplir con su tarea en el mundo”.
A este respecto, pide “renovar todas las herramientas más adecuadas para concretar la aspiración a la justicia y la paz de los hombres y mujeres de hoy. Así, también la reflexión para relanzar el camino de la no violencia, y sobre todo el de la no violencia activa, constituye una aportación necesaria y positiva”.
A cerca de la enseñanza de la Iglesia respecto a la violencia, escribe que “todos sabemos que la única condena expresada por el Concilio Vaticano II fue la de la guerra, incluso sabiendo que, no habiendo sido desarraigada de la humanidad, una vez agotados todos los recursos pacíficos de la diplomacia, no se podrá negar el derecho de legítima defensa a los gobiernos”.
Francisco deja claro que “no puede ser ignorado o disimulado” por lo que debe “ser asumido para no quedarnos atrapados en él, perdiendo la perspectiva general y el sentido de la unidad profunda de la realidad”.
“De hecho, sólo aceptando el conflicto, éste se puede resolver y convertirse en eslabón de ese nuevo proceso que los artífices de la paz”, continúa en el texto.
La actitud del cristiano
El Pontífice habla también de la actitud que debe tener el cristiano frente a la violencia. “Sabemos que solamente considerando a nuestros semejantes como hermanos y hermanas superaremos las guerras y la conflictualidad”.
“La Iglesia no se cansa de repetir que esto es cierto no sólo a nivel individual, sino también a nivel de los pueblos y naciones, por lo que considera a la Comunidad internacional como la ‘Familia de las naciones’”. Uno de los principales desafíos es por tanto remover “el muro de la indiferencia” puesto que, además “la crónica de los últimos tiempos nos demuestra que si hablo de muro no es sólo para usar un lenguaje figurado, sino porque esta es la triste realidad”.
“Una realidad, la de la indiferencia, que abarca no sólo a los seres humanos sino también al ambiente con consecuencias a menudo nefastas en términos de seguridad y de paz social”.
Francisco cree que si uno es capaz “de mostrar misericordia” se podrá superar esta indiferencia. “Esa misericordia que encuentra en la solidaridad, por así decirlo, su expresión ‘política’ ya que la solidaridad constituye la actitud moral y social que mejor responde a la responsabilidad sobre las plagas de nuestro tiempo y a la interdependencia entre la vida del individuo y de la comunidad familiar, local y global”.
El Papa también aconseja dialogar y crear puentes para “luchar contra el miedo” e invita a los participantes en la conferencia a apoyar la abolición de la pena de muerte.
El congreso se celebró en el Vaticano con el título: “No violencia y paz justa. Contribuir a la comprensión católica y al compromiso por la no violencia”.

jueves, 7 de abril de 2016

LECTURAS III DOMINGO DE PASCUA (C)

Primera lectura

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (5,27b-32.40b-41):

En aquellos días, el sumo sacerdote interrogó a los apóstoles y les dijo: «¿No os habíamos prohibido formalmente enseñar en nombre de ése? En cambio, habéis llenado Jerusalén con vuestra enseñanza y queréis hacernos responsables de la sangre de ese hombre.» 
Pedro y los apóstoles replicaron: «Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres. El Dios de nuestros padres resucitó a Jesús, a quien vosotros matasteis, colgándolo de un madero. La diestra de Dios lo exaltó, haciéndolo jefe y salvador, para otorgarle a Israel la conversión con el perdón de los pecados. Testigos de esto somos nosotros y el Espíritu Santo, que Dios da a los que le obedecen.»
Prohibieron a los apóstoles hablar en nombre de Jesús y los soltaron. Los apóstoles salieron del Sanedrín contentos de haber merecido aquel ultraje por el nombre de Jesús.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 29,2.4.5.6.11.12a.13b

R/. Te ensalzaré, Señor, porque me has librado

Te ensalzaré, Señor, porque me has librado 
y no has dejado que mis enemigos serían de mí. 
Señor, sacaste mi vida del abismo, 
me hiciste revivir cuando bajaba a la fosa. R/.

Tañed para el Señor, fieles suyos, 
dad gracias a su nombre santo; 
su cólera dura un instante, 
su bondad, de por vida; 
al atardecer nos visita el llanto; 
por la mañana, el júbilo. R/.

Escucha, Señor, y ten piedad de mí; 
Señor, socórreme. 
Cambiaste mi luto en danzas. 
Señor, Dios mío, te daré gracias por siempre. R/.

Segunda lectura

Lectura del libro del Apocalipsis (5,11-14):

Yo, Juan, en la visión escuché la voz de muchos ángeles: eran millares y millones alrededor del trono y de los vivientes y de los ancianos, y decían con voz potente: «Digno es el Cordero degollado de recibir el poder, la riqueza, la sabiduría, la fuerza, el honor, la gloria y la alabanza.» Y oí a todas las criaturas que hay en el cielo, en la tierra, bajo la tierra, en el mar -todo lo que hay en ellos, que decían: «Al que se sienta en el trono y al Cordero la alabanza, el honor, la gloria y el poder por los siglos de los siglos.» Y los cuatro vivientes respondían: «Amén.» Y los ancianos se postraron rindiendo homenaje.

Palabra de Dios

Evangelio

Evangelio según san Juan (21,1-19), del domingo, 10 de abril de 2016
Lectura del santo evangelio según san Juan (21,1-19):

En aquel tiempo, Jesús se apareció otra vez a los discípulos junto al lago de Tiberíades. Y se apareció de esta manera: Estaban juntos Simón Pedro, Tomás apodado el Mellizo, Natanael el de Caná de Galilea, los Zebedeos y otros dos discípulos suyos. 
Simón Pedro les dice: «Me voy a pescar.» 
Ellos contestan: «Vamos también nosotros contigo.» 
Salieron y se embarcaron; y aquella noche no cogieron nada. Estaba ya amaneciendo, cuando Jesús se presentó en la orilla; pero los discípulos no sabían que era Jesús. 
Jesús les dice: «Muchachos, ¿tenéis pescado?» 
Ellos contestaron: «No.» 
Él les dice: «Echad la red a la derecha de la barca y encontraréis.» 
La echaron, y no tenían fuerzas para sacarla, por la multitud de peces. Y aquel discípulo que Jesús tanto quería le dice a Pedro: «Es el Señor.» 
Al oír que era el Señor, Simón Pedro, que estaba desnudo, se ató la túnica y se echó al agua. Los demás discípulos se acercaron en la barca, porque no distaban de tierra más que unos cien metros, remolcando la red con los peces. Al saltar a tierra, ven unas brasas con un pescado puesto encima y pan. 
Jesús les dice: «Traed de los peces que acabáis de coger.» 
Simón Pedro subió a la barca y arrastró hasta la orilla la red repleta de peces grandes: ciento cincuenta y tres. Y aunque eran tantos, no se rompió la red. 
Jesús les dice: «Vamos, almorzad.» 
Ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle quién era, porque sabían bien que era el Señor. Jesús se acerca, toma el pan y se lo da, y lo mismo el pescado. Esta fue la tercera vez que Jesús se apareció a los discípulos, después de resucitar de entre los muertos. 
Después de comer, dice Jesús a Simón Pedro: «Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos?» 
Él le contestó: «Sí, Señor, tú sabes que te quiero.» 
Jesús le dice: «Apacienta mis corderos.» 
Por segunda vez le pregunta: «Simón, hijo de Juan, ¿me amas?» 
Él le contesta: «Sí, Señor, tú sabes que te quiero.» 
Él le dice: «Pastorea mis ovejas.» 
Por tercera vez le pregunta: «Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?» 
Se entristeció Pedro de que le preguntara por tercera vez si lo quería y le contestó: «Señor, tú conoces todo, tú sabes que te quiero.» 
Jesús le dice: «Apacienta mis ovejas. Te lo aseguro: cuando eras joven, tú mismo te ceñías e ibas adonde querías; pero, cuando seas viejo, extenderás las manos, otro te ceñirá y te llevará adonde no quieras.» Esto dijo aludiendo a la muerte con que iba a dar gloria a Dios. 
Dicho esto, añadió: «Sígueme.»

Palabra del Señor

CUANDO JUZGAMOS A OTROS, ¿RECORDAMOS QUE TAMBIÉN SOMOS PECADORES? PREGUNTA EL PAPA.

Papa Francisco / Foto: Daniel Ibáñez (ACI Prensa)
VATICANO, 06 Abr. 16 - Este miércoles, durante la primera Audiencia General de abril, el Papa Francisco continuó con las catequesis sobre la misericordia de Dios para invitar a los fieles a reconocerse pecadores, porque “todos tenemos la posibilidad de recibir” el perdón del Padre; y a la vez para llamar a no juzgar a los demás porque todos tenemos “nuestras miserias”.
“Cuántas veces nosotros decimos: ‘Éste es un pecador, éste ha hecho esto, aquello…’ y juzgamos a los demás. ¿Y tú? Cada uno de nosotros debería preguntarse: ‘si éste es un pecador. ¿Y yo?’. Todos somos pecadores, pero todos somos perdonados: todos tenemos la posibilidad de recibir este perdón que es la misericordia de Dios”, expresó el Pontífice ante los fieles reunidos en la Plaza de San Pedro.
Francisco, que había culminado las catequesis sobre la misericordia de Dios en el Antiguo Testamento, inició este miércoles sus reflexiones sobre cómo Jesús la lleva a su “pleno cumplimiento” en el Nuevo Testamento, con su culmen en el sacrificio de la cruz.
“Podemos contemplar todavía más claramente el gran misterio de este amor dirigiendo la mirada a Jesús crucificado. Mientras está por morir inocente por nosotros pecadores, Él suplica al Padre: ‘Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen’”, indicó el Papa, y aseguró que en la cruz Cristo presenta nuestros pecados a la misericordia de Dios “y con ella todos nuestros pecados son borrados. Nada ni nadie queda excluido de esta oración sacrificial de Jesús”.
Por ello, dijo que “no debemos temer en reconocernos y confesarnos pecadores”. “Todos somos pecadores, pero todos somos perdonados: todos tenemos la posibilidad de recibir este perdón que es la misericordia de Dios”.
“¡El sacramento de la Reconciliación hace actual para cada uno la fuerza del perdón que brota de la Cruz y renueva en nuestra vida la gracia de la misericordia que Jesús nos ha traído! No debemos temer nuestras miserias: no debemos temer a nuestras miserias. Cada uno de nosotros tiene las suyas. La potencia del amor del Crucificado no conoce obstáculos y no se acaba jamás. Y esta misericordia borra nuestras miserias”, afirmó.
En su catequesis, Francisco señaló que “Jesús es la Misericordia” y recordó que luego de treinta años de vida oculta en Nazaret, inicia su vida pública haciéndose bautizar por Juan el Bautista, un acontecimiento que “imprime una orientación decisiva en toda la misión de Cristo”, pues pudiendo presentarse al mundo con todo su esplendor, lo hizo acercándose “al río Jordán, junto a tanta gente de su pueblo, y se puso en la fila con los pecadores”.
“No ha tenido vergüenza: estaba ahí con todos, con los pecadores, para hacerse bautizar. Por lo tanto, desde el inicio de su ministerio, Él se ha manifestado como Mesías que asume la condición humana, movido por la solidaridad y la compasión”, afirmó el Papa.
En ese sentido, todo lo que Jesús ha realizado después del bautismo –sus milagros y predicaciones- “ha sido la realización del programa inicial: traer a todos el amor de Dios que salva. Jesús no ha traído el odio, no ha traído la enemistad: ¡nos ha traído el amor! ¡Un amor grande, un corazón abierto a todos, a todos nosotros! ¡Un amor que salva!”.
“¡El Hijo enviado por el Padre, Jesús, es realmente el inicio del tiempo de la misericordia para toda la humanidad! Todos aquellos que estaban presentes en la orilla del Jordán no entendieron enseguida el significado del gesto de Jesús. El mismo Juan el Bautista se sorprendió de su decisión. ¡Pero el Padre celeste no! Él hizo oír su voz desde lo alto: ‘Tú eres mi Hijo muy querido, en ti tengo puesta toda mi predilección’”.
“De este modo el Padre confirma el camino que el Hijo ha iniciado como Mesías, mientras desciende sobre Él como una paloma el Espíritu Santo. Así el corazón de Jesús late, por así decir, al unísono con el corazón del Padre y del Espíritu, mostrando a todos los hombres que la salvación es el fruto de la misericordia de Dios”, explicó.
Por ello, antes de culminar, el Pontífice invitó a que pedir a Dios en este Año Jubilar “la gracia de tener experiencia de la potencia del Evangelio: Evangelio de la misericordia que transforma, que nos hace entrar en el corazón de Dios, que nos hace capaces de perdonar y de mirar al mundo con más bondad”.
“Si acogemos el Evangelio del Crucificado Resucitado, toda nuestra vida es plasmada por la fuerza de su amor que renueva”, aseguró.

viernes, 1 de abril de 2016

LECTURAS II DOMINGO DE PASCUA

Primera lectura

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (5,12-16):

Los apóstoles hacían muchos signos y prodigios en medio del pueblo. Los fieles se reunían de común acuerdo en el pórtico de Salomón; los demás no se atrevían a juntárseles, aunque la gente se hacia lenguas de ellos; más aún, crecía el número de los creyentes, hombres y mujeres, que se adherían al Señor. La gente sacaba los enfermos a la calle, y los ponía en catres y camillas, para que, al pasar Pedro, su sombra, por lo menos, cayera sobre alguno. Mucha gente de los alrededores acudía a Jerusalén, llevando a enfermos y poseídos de espíritu inmundo, y todos se curaban.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 117,2-4.22-24.25-27a

R/. Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia

Diga la casa de Israel: 
eterna es su misericordia. 
Diga la casa de Aarón: 
eterna es su misericordia. 
Digan los fieles del Señor: 
eterna es su misericordia. R/.

La piedra que desecharon los arquitectos 
es ahora la piedra angular 
Es el Señor quien lo ha hecho, 
ha sido un milagro patente. 
Éste es el día en que actuó el Señor: 
sea nuestra alegría y nuestro gozo. R/.

Señor, danos la salvación; 
Señor, danos prosperidad. 
Bendito el que viene en nombre del Señor, 
os bendecimos desde la casa del Señor; 
el Señor es Dios, él nos ilumina. R/.

Segunda lectura

Lectura del libro del Apocalipsis (1,9-11a.12-13.17-19):

Yo, Juan, vuestro hermano y compañero en la tribulación, en el reino y en la constancia en Jesús, estaba desterrado en la isla de Patmos, por haber predicado la palabra, Dios, y haber dado testimonio de Jesús. Un domingo caí en éxtasis y oí a mis espaldas una voz potente que decía: «Lo que veas escríbelo en un libro, y envíaselo a las siete Iglesias de Asia.» Me volví a ver quién me hablaba, y, al volverme, vi siete candelabros de oro, y en medio de ellos una figura humana, vestida de larga túnica, con un cinturón de oro a la altura del pecho. Al verlo, caí a sus pies como muerto. Él puso la mano derecha sobre mí y dijo: «No temas: Yo soy el primero y el último, yo soy el que vive. Estaba muerto y, ya ves, vivo por los siglos de los siglos, y tengo las llaves de la muerte y del abismo. Escribe, pues, lo que veas: lo que está sucediendo y lo que ha de suceder más tarde.»

Palabra de Dios

Evangelio

Evangelio según san Juan (20,19-31), del domingo, 3 de abril de 2016
Lectura del santo evangelio según san Juan (20,19-31):

Al anochecer de aquel día, el primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. 
Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo: «Paz a vosotros.» 
Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. 
Jesús repitió: «Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo.» 
Y, dicho esto, exhaló su aliento sobre ellos y les dijo: «Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados! quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos.» 
Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Y los otros discípulos le decían: «Hemos visto al Señor.» 
Pero él les contestó: «Si no veo en sus manos la señal de los clavos, si no meto el dedo en el agujero de los clavos y no meto la mano en su costado, no lo creo.» 
A los ocho días, estaban otra vez dentro los discípulos y Tomás con ellos. Llegó Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio y dijo: «Paz a vosotros.» 
Luego dijo a Tomás: «Trae tu dedo, aquí tienes mis manos; trae tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente.» 
Contestó Tomás: «¡Señor Mío y Dios Mío!» 
Jesús le dijo: «¿Porque me has visto has creído? Dichosos los que crean sin haber visto.»
Muchos otros signos, que no están escritos en este libro, hizo Jesús a la vista de los discípulos. Éstos se han escrito para que creáis que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que, creyendo tengáis vida en su nombre.

Palabra del Señor

DOLOR DEL PAPA POR EL ATENTADO ANTICRISTIANO EN PAKISTÁN


VATICANO, 28 Mar. 16 - Luego del rezo del Regina Caeli en este Lunes del Ángel, el Papa Francisco rechazó enérgicamente el “atentado execrable” perpetrado por terroristas musulmanes contra un grupo de cristianos que celebraban la Pascua en la ciudad de Lahore en Pakistán, en el que murieron más de 60 personas y unas 250 resultaron heridas.
El Santo Padre recordó que “ayer en el Pakistán central, la Santa Pascua se ha ensangrentado con un atentado execrable, que ha afectado a muchas personas inocentes, la mayoría de las cuales eran de familias de la minoría cristiana –especialmente mujeres y niños– reunidas en un parque público para vivir la alegría de la fiesta pascual”.
Por ello expresó su “cercanía a cuantos han sido afectados por este crimen vil e insensato, e invito a rezar al Señor por las numerosas víctimas y por sus seres queridos”.
El Papa exhortó a “las autoridades civiles y a todos los componentes sociales de esa Nación para que dediquen todos sus esfuerzos para devolver la seguridad y la serenidad a la población y, en particular, a las minorías religiosas más vulnerables”.
“Repito una vez más que la violencia y el odio homicida conducen solamente al dolor y a la destrucción; el respeto y la fraternidad son el único camino para alcanzar la paz”.
El Pontífice alentó también a que “la Pascua del Señor suscite en nosotros, de modo aún más fuerte, la oración a Dios para que se cierren las manos de los violentos que siembran terror y muerte, y que en el mundo puedan reinar el amor, la justicia y la reconciliación”.
Finalmente elevó sus oraciones “por los muertos de este atentado y sus familiares, por las minorías cristiana y étnica de esa Nación”.
Pakistán es un país mayoritariamente musulmán en el que alrededor del 97 por ciento de los 182 millones de habitantes profesan esta religión.
Ehsanullah Ehsan, vocero del grupo terrorista talibán Jammat-ul-Ahrar, dijo a los periodistas que “realizaron esta bendita operación (el atentado)” que tenía como blanco “el festival cristiano de Pascua”.
En Pakistán el odio a los cristianos, que son una minoría religiosa, parece no tener límites. Una de esas expresiones que hacen parte del sistema legal es la llamada ley de blasfemia, que agrupa varias normas inspiradas en la Shariah –ley religiosa musulmana– para sancionar cualquier ofensa contra Alá, Mahoma o el Corán.
La ofensa puede ser denunciada por un musulmán sin necesidad de testigos o pruebas adicionales y el castigo suponer el juicio inmediato y la condena a prisión o muerte del acusado.
Uno de los casos más emblemáticos en la aplicación de esta norma es la madre y esposa católica Asia Bibi, encarcelada injustamente desde 2010 tras haber sido acusada con falsos cargos por varias mujeres musulmanas.