Todos los domingos por la mañana, Eucaristía con los jóvenes

Todos los domingos por la mañana, Eucaristía con los jóvenes
Altar. Capilla Ntra Sra. del Rosario.

jueves, 27 de junio de 2013

ACCIÓN DE GRACIAS - DOMINGO XIII DEL TIEMPO ORDINARIO


Con la alegría que tu Espíritu infunde en nuestros corazones
te alabamos a boca llena, Padre nuestro, porque nos llamaste
a la libertad y a la confianza que nos da tu amor, mediante
la comunión de destino con Jesucristo, tu Hijo y nuestro Señor.

Concédenos tú, Señor Jesús, hambre y sed de fidelidad
para seguirte resueltamente y caminar fielmente a tu lado
sin perder el paso, hasta la meta final de la pascua eterna.
Para eso, fortalécenos con tu Espíritu y purifícanos con su fuego
que consuma nuestra escoria, nuestros miedos, nuestros egoísmos.

Haznos, Señor, testigos de tu evangelio en un mundo difícil
que sufre vacío de espíritu de amor y de esperanza.

Amén.


(Tomado de B. Caballero: La Palabra cada Domingo, San Pablo, España, 1993, p. 533)

PORQUE TU ERES EL LOTE DE MI HEREDAD...


LECTURAS - DOMINGO XIII DEL TIEMPO ORDINARIO

PRIMERA LECTURA
Eliseo se levantó y marchó tras Elías

Lectura del Primer libro de los Reyes 19, 16b. 19-21
En aquellos días, el Señor dijo a Elías:
«Unge profeta sucesor tuyo a Eliseo, hijo de Safat, de Prado Bailén. »
Elías se marchó y encontró a Eliseo, hijo de Safat, arando con doce yuntas en fila, él con la última. Elías pasó a su lado y le echó encima el manto.
Entonces Eliseo, dejando los bueyes, corrió tras Elías y le pidió:
- «Déjame decir adiós a mis padres; luego vuelvo y te sigo.»
Elías le dijo:
-«Ve y vuelve; ¿quién te lo impide?» 
Eliseo dio la vuelta, cogió la yunta de bueyes y los ofreció en sacrificio; hizo fuego con aperos, asó la carne y ofreció de comer a su gente; luego se levantó, marchó tras Elías y se puso a su servicio.
Palabra de Dios.


Salmo responsorial 
Sal 15, 1-2a y 5. 7-8. 9-10. 11(R.: cf. 5a)

R/. "Tú, Señor, eres el lote de mi heredad."

Protégeme, Dios mío,
que me refugio en ti;
yo digo al Señor: «Tú eres mi bien.»
El Señor es el lote de mi heredad y mi copa;
mi suerte está en tu mano.
R/. "Tú, Señor, eres el lote de mi heredad."
Bendeciré al Señor, que me aconseja,
hasta de noche me instruye internamente.
Tengo siempre presente al Señor,
con él a mi derecha no vacilaré.
R/. "Tú, Señor, eres el lote de mi heredad."
Por eso se me alegra el corazón,
se gozan mis entrañas,
y mi carne descansa serena.
Porque no me entregarás a la muerte,
ni dejarás a tu fiel conocer la corrupción.
R/. "Tú, Señor, eres el lote de mi heredad."
Me enseñarás el sendero de la vida,
me saciarás de gozo en tu presencia,
de alegría perpetua a tu derecha.
R/. "Tú, Señor, eres el lote de mi heredad."

SEGUNDA LECTURA
Vuestra vocación es la libertad
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Gálatas 5, 1. 13-18
Hermanos: Para vivir en libertad, Cristo nos ha liberado. Por tanto, manteneos firmes, y no os sometáis de nuevo al yugo de la esclavitud. 
Hermanos, vuestra vocación es la libertad: no una libertad para que se aproveche la carne; al contrario, sed esclavos unos de otros por amor. Porque toda la Ley se concentra en esta frase: «Amarás al prójimo como a ti mismo.» Pero, atención: que si os mordéis y devoráis unos a otros, terminaréis por destruiros mutuamente. 
Yo os lo digo: andad según el Espíritu y no realicéis los deseos de la carne; pues la carne desea contra el espíritu y el espíritu contra la carne. Hay entre ellos un antagonismo tal que no hacéis lo que quisierais. 
En cambio, si os guía el Espíritu, no estáis bajo el dominio de la Ley.
Palabra de Dios.


EVANGELIO 
Jesús tomó la decisión de ir a Jerusalén. Te seguiré adonde vayas.

Lectura del santo evangelio según san Lucas 9, 51-62
Cuando se iba cumpliendo el tiempo de ser llevado al cielo, Jesús tomó la decisión de ir a Jerusalén. Y envió mensajeros por delante.
De camino, entraron en una aldea de Samaria para prepararle alojamiento. Pero no lo recibieron, porque se dirigía a Jerusalén.
Al ver esto, Santiago y Juan, discípulos suyos, le preguntaron:
- «Señor, ¿quieres que mandemos bajar fuego del cielo que acabe con ellos?»
Él se volvió y les regañó. Y se marcharon a otra aldea.
Mientras iban de camino, le dijo uno:
- «Te seguiré adonde vayas.»
Jesús le respondió:
- «Las zorras tienen madriguera, y los pájaros nido, pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza.»
A otro le dijo:
-«Síguerne.» 
Él respondió:
-«Déjame primero ir a enterrar a mi padre.» 
Le contestó:
-«Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú vete a anunciar el reino de Dios. »
Otro le dijo:
- «Te seguiré, Señor. Pero déjame primero despedirme de mi familia. »
Jesús le contestó:
«El que echa mano al arado y sigue mirando atrás no vale para el reino de Dios. »
Palabra del Señor

lunes, 24 de junio de 2013

ESPERA EN DIOS... QUE VOLVERÁS A ALABARLO!!


UN CORAZÓN EN BÚSQUEDA DEL VERDADERO TESORO

«El amor, la caridad, el servicio, la paciencia, la bondad, la ternura» son los «bellísimos tesoros» de los que habló el Papa Francisco el viernes 21 de junio, por la mañana, durante la misa en la capilla de la Domus Sanctae Marthae. 
Como es habitual, el Pontífice centró su reflexión en las lecturas del día, individuando, en especial, el pasaje del evangelio de Mateo (6, 19-23), un «hilo conductor» entre los términos «tesoro, corazón y luz», y deseando que «el Señor nos cambie el corazón para buscar el verdadero tesoro y llegar a ser así personas luminosas y no de las tinieblas».
 La primera cosa que se debe hacer —explicó el Santo Padre— es preguntarse: «¿Cuál es mi tesoro?». Ciertamente no pueden serlo las riquezas, dado que el Señor dice: «No acumuléis para vosotros tesoros en la tierra, porque al final se pierden». Por lo demás —subrayó el Papa—, son «tesoros riesgosos, que se pierden»;  y son también «tesoros que debemos dejar, no los podemos llevar con nosotros. Nunca vi un camión de mudanzas detrás de un cortejo fúnebre», comentó. Entonces, ¿cuál es el tesoro que podemos llevar con nosotros al final de nuestra vida terrena? —se preguntó—. La respuesta es sencilla: «Puedes llevar lo que has dado, sólo eso. Pero lo que has guardado para ti, no se puede llevar». Son cosas que pueden robar los ladrones, o bien cosas que se arruinan o que se las llevan los herederos. Mientras que «ese tesoro que hemos dado a los demás» durante la vida lo llevaremos con nosotros después de la muerte, «y ese será “nuestro mérito”»; o mejor —puntualizó—, «el mérito de Jesucristo en nosotros». Además, porque es la única cosa «que el Señor nos permite llevar». Lo dijo claramente Jesús mismo a los doctores de la ley que presumían de la belleza del templo de Jerusalén: «No quedará piedra sobre piedra». Esto es válido también «con nuestros tesoros, los que dependen de las riquezas, del poder humano».
 Pero Jesús —destacó el Santo Padre— no se limita a la crítica; da un paso hacia adelante y agrega: «Donde está tu tesoro, allí estará también tu corazón». Es necesario considerar que «el Señor nos hizo para buscarle, para encontrarle, para crecer. Pero si nuestro tesoro no está cerca del Señor, no viene del Señor, nuestro corazón se inquieta». ¿Un ejemplo? «Mucha gente, incluso nosotros, estamos inquietos —dijo el Pontífice— por tener o lograr algo. Y al final nuestro corazón se cansa, se hace perezoso, se convierte en un corazón sin amor». Es lo que el Papa definió con una imagen eficaz: «el cansancio del corazón. Pensemos: ¿qué tengo yo? ¿Un corazón cansado, que sólo quiere acomodarse con tres o cuatro cosas, con una buena cuenta en el banco? ¿O tengo un corazón inquieto, que busca cada vez más las cosas del Señor?». De aquí la invitación a «cuidar siempre» esta inquietud del corazón. Porque solos no podemos mucho; debe ser el Señor quien nos ayude, Él que prometió: «Haré de vuestro corazón de piedra un corazón de carne, un corazón humano». Al ser una promesa del Señor, podemos pedir la gracia: «Señor cambia mi corazón». Por otra parte, el «Señor no puede hacer nada —puso en guardia el Papa Francisco— si mi corazón está apegado a un tesoro de la tierra, a un tesoro egoísta, a un tesoro del odio», uno de esos tesoros de los que «proceden las guerras».
 La última parte de la reflexión de Jesús remite a la expresión: «la lámpara del cuerpo es el ojo», o sea «el ojo es la intención del corazón». En consecuencia, para el Pontífice, «si tu ojo es sencillo, si viene de un corazón que ama, de un corazón que busca al Señor, de un corazón humilde, todo tu cuerpo será luminoso. Pero si tu ojo es malo, todo tu cuerpo será tenebroso».
 Al respecto, el Santo Padre pidió a los presentes que se pregunten cómo es nuestro juicio sobre las cosas: «¿Luminoso o tenebroso? ¿Somos personas de luz o de tinieblas? Lo importante es cómo juzgamos las cosas: ¿con la luz que viene del verdadero tesoro a nuestro corazón? ¿O con las tinieblas de un corazón de piedra?». Una respuesta puede venir del testimonio de san Luis Gonzaga, el joven jesuita cuya memoria litúrgica se celebra hoy. «Podemos pedir la gracia de un corazón nuevo —invitó el Papa— a este valeroso muchacho», que nunca se arredró «en el servicio a los demás», hasta el punto de dar la vida por atender a los enfermos. He aquí, entonces, la exhortación del Santo Padre a pedir en la oración que «el Señor cambie el corazón. Que todos estos trozos de corazón que son de piedra el Señor los haga humanos, con esa buenas ganas de seguir adelante buscándolo a Él y dejándose buscar por Él». Porque —concluyó— sólo el Señor puede salvar «de los tesoros que no pueden ayudarnos en el encuentro con Él, en el servicio a los demás».

miércoles, 19 de junio de 2013

LA VOZ DEL PAPA FRANCISCO...



ACCIÓN DE GRACIAS - LECTURAS DOMINGO XII DEL TIEMPO ORDINARIO


Señor Jesús, también hoy nos preguntas a nosotros:
¿quién dicen que soy yo? O mejor ¿quién soy para ustedes?
En medio de un mundo que prefiere ídolos y promesas de engaño
Te confesamos Hijo de Dios y único salvador del hombre.
¿A quién otro podemos seguir, Señor, que no nos defraude?
Solamente tú tienes palabras y hechos de vida eterna.

Te creemos resucitado y vivo en el mundo, hoy como ayer,
Y estamos seguros: vives en nosotros por medio de tu Espíritu.
Concédenos conocerte a fondo por la fe, la amistad y la oración;
Y haz que, queriendo a nuestros hermanos, nos entreguemos
A la fascinante tarea de amarte apasionadamente.
Amén.


(Tomado de B. Caballero: La Palabra Cada Domingo, San Pablo, España, 1993, p. 536)

LECTURAS DOMINGO XII DEL TIEMPO ORDINARIO

     Primera lectura: Za 12,10-11;13,1

Así dice el Señor: «Derramaré sobre la dinastía de David y sobre los habitantes de Jerusalén un espíritu de gracia y de clemencia. Me mirarán a mí, a quien traspasaron, harán llanto como llanto por el hijo único, y llorarán como se llora al primogénito. Aquel día, será grande el luto en Jerusalén, como el luto de Hadad-Rimón en el valle de Meguido.» Aquel día, se alumbrará un manantial, a la dinastía de David y a los habitantes de Jerusalén, contra pecados e impurezas.
Salmo responsorial: 62

R/. Mi alma está sedienta de ti, Señor, Dios mío.

Oh Dios, tú eres mi Dios, por ti madrugo,
mi alma está sedienta de ti;
mi carne tiene ansia de ti,
como tierra reseca, agostada, sin agua. R/.

¡Cómo te contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y tu gloria!
Tu gracia vale más que la vida, 
te alabarán mis labios. R/.

Toda mi vida te bendeciré
y alzaré las manos invocándote.
Me saciaré como de enjundia y de manteca,y mis labios te alabarán jubilosos.
Porque fuiste mi auxilio,
y a la sombra de tus alas canto con júbilo;
mi alma está unida a ti,
y tu diestra me sostiene. R/.
Segunda lectura: Ga 3,26-29

Hermanos: Todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús. Los que os habéis incorporado a Cristo por el bautismo os habéis revestido de Cristo. Ya no hay distinción entre judíos y gentiles, esclavos y libres, hombres y mujeres, porque todos sois uno en Cristo Jesús. Y, si sois de Cristo, sois descendencia de Abrahán y herederos de la promesa.
Evangelio: Lc 9,18-24

Lectura del santo evangelio según San Lucas:

Una vez que Jesús estaba orando solo, en presencia de sus discípulos, les preguntó: «¿Quién dice la gente que soy yo?» Ellos contestaron: «Unos que Juan el Bautista, otros que Elías, otros dicen que ha vuelto a la vida uno de los antiguos profetas.» Él les preguntó: «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?» Pedro tomó la palabra y dijo: «El Mesías de Dios.» Él les prohibió terminantemente decírselo a nadie. Y añadió: «El Hijo del hombre tiene que padecer mucho, ser desechado por los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, ser ejecutado y resucitar al tercer día.» Y, dirigiéndose a todos, dijo: «El que quiera seguirme, que se niegue a sí mismo, cargue con su cruz cada día y se venga conmigo. Pues el que quiera salvar su vida la perderá; pero el que pierda su vida por mi causa la salvará.

CARTA DEL PAPA FRANCISCO AL PRIMER MINISTRO BRITÁNICO POR LA CUMBRE DEL G8

Economía y política deben estar al servicio de los hombres, “empezando por los más pobres y débiles, allí donde se encuentren, aunque sea en el vientre de su madre”. Está el G8 en Lough Erne, Irlanda del Norte, y el Papa escribe a David Cameron, primer ministro británico y presidente de turno de la cumbre, para expresar su deseo de que en las conversaciones en curso estos días —17 y 18 de junio— se tenga bien presente la necesidad de asegurar dignidad y bienestar a todo habitante de la tierra y, por lo tanto, la erradicación de la pobreza de la vida del hombre, sin distinción alguna.
El Papa responde así a una carta que Cameron le habían enviado el 5 de junio para explicarle la agenda de trabajo. Y aprovecha la ocasión para subrayar algunos principios fundamentales que hay que tener presentes en la aproximación a una visión global del mundo.
Habiendo recordado la necesidad de poner al hombre en el centro de cualquier proceso político y económico, el Pontífice recomienda que se considere con atención la situación en Oriente Medio y en particular la de Siria. Y expresa el deseo de que el G8 “contribuya a lograr el alto el fuego inmediato y duradero” . El Santo Padre reserva una atención particular a la protección de las mujeres, de los niños y de las demás víctimas inocentes de esta tragedia.
Otro punto de examen del G8 sobre el que el Papa Francisco pone su atención es la opción de aspirar a la legalidad y a la transparencia como hilo conductor del desarrollo y como medio para evitar la evasión fiscal.

miércoles, 12 de junio de 2013

ACCIÓN DE GRACIAS - DOMINGO XI DEL TIEMPO ORDINARIO


Es necesario bendecirte, Señor, porque eres Padre bueno

Que nos amas, nos aceptas y nos perdonas gratuitamente.
Dichoso el que experimenta tu amor y tu misericordia,
Como David o la mujer sin nombre del evangelio de hoy.
Feliz el que se sabe aceptado y querido locamente por ti,
A pesar de su condición limitada y su miseria sin fondo.
¡Qué asombroso beneficio el de tu amor por nosotros!
¡Qué incomparable ternura y cariño nos has demostrado!
Para rescatar al esclavo, entregaste a Jesús, tu Hijo.
¡Feliz culpa que nos ha merecido tal Redentor!
Por el amor y el perdón que nos ofreces, ¡bendito seas, Señor!

Amén.


(Tomado de B. Caballero: La Palabra cada Domingo, San Pablo, España, 1993, p. 533)

LECTURAS - DOMINGO XI DEL TIEMPO ORDINARIO

PRIMERA LECTURA
Lectura del segundo libro de Samuel 12, 7-10. 13
En aquellos días, Natán dijo a David: – «Así dice el Señor, Dios de Israel: "Yo te ungí rey de Israel, te libré de las manos de Saúl, te entregué la casa de tu señor, puse sus mujeres en tus brazos, te entregué la casa de Israel y la de Judá, y, por si fuera poco, pienso darte otro tanto. ¿Por qué has despreciado tú la palabra del Señor, haciendo lo que a él le parece mal? Mataste a espada a Urías, el hitita, y te quedaste con su mujer. Pues bien, la espada no se apartará nunca de tu casa; por haberme despreciado, quedándote con la mujer de Urías."» David respondió a Natán: – «¡He pecado contra el Señor!» Natán le dijo: – «El Señor ha perdonado ya tu pecado, no morirás.»
SALMO RESPONSORIAL
Sal 31,1-2. 5. 7. 11

R/. Perdona, Señor, mi culpa y mi pecado.
Dichoso el que está absuelto de su culpa,
a quien le han sepultado su pecado;
dichoso el hombre a quien el Señor
no le apunta el delito. R/

Había pecado, lo reconocí,
no te encubrí mi delito;
propuse: "Confesaré al Señor mi culpa»,
y tu perdonaste mi culpa y mi pecado. R/

Tú eres mi refugio: me libras del peligro,
me rodeas de cantos de liberación.
Alegraos, justos, y gozad con el Señor,
aclamadlo, los de corazón sincero. R/

SEGUNDA LECTURA
(Gal 2,16.19-21): Cristo Jesús Me Ama y Me Ha Salvado San Pablo nos dice que no son las obras, en obediencia a la ley, las que nos salvan, sino nuestra fe en Jesucristo. El Hijo de Dios me amó y me salvó. Ahora vivo su vida.
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Gálatas 2, 16. 19-21
Hermanos: Sabemos que el hombre no se justifica por cumplir la Ley, sino por creer en Cristo Jesús. Por eso, hemos creído en Cristo Jesús, para ser justificados por la fe de Cristo y no por cumplir la Ley. Porque el hombre no se justifica por cumplir la Ley. Para la Ley yo estoy muerto, porque la Ley me ha dado muerte; pero así vivo para Dios. Estoy crucificado con Cristo: vivo yo, pero no soy yo, es Cristo quien vive en mí. Y, mientras vivo en esta carne, vivo de la fe en el Hijo de Dios, que me amó hasta entregarse por mí. Yo no anulo la gracia de Dios. Pero, si la justificación fuera efecto de la ley, la muerte de Cristo sería inútil.
EVANGELIO
Lectura del santo evangelio según san Lucas 7, 36-8, 3
En aquel tiempo, un fariseo rogaba a Jesús que fuera a comer con él. Jesús, entrando en casa del fariseo, se recostó a la mesa. Y una mujer de la ciudad, una pecadora, al enterarse de que estaba comiendo en casa del fariseo, vino con un frasco de perfume y, colocándose detrás junto a sus pies, llorando, se puso a regarle los pies con sus lágrimas, se los enjugaba con sus cabellos, los cubría de besos y se los ungía con el perfume. Al ver esto, el fariseo que lo había invitado se dijo: – «Si éste fuera profeta, sabría quién es esta mujer que lo está tocando y lo que es: una pecadora.» Jesús tomó la palabra y le dijo: – «Simón, tengo algo que decirte.» Él respondió: – «Dímelo, maestro.» Jesús le dijo: – «Un prestamista tenía dos deudores; uno le debía quinientos denarios y el otro cincuenta. Como no tenían con qué pagar, los perdonó a los dos. ¿Cuál de los dos lo amará más?» Simón contestó: – «Supongo que aquel a quien le perdonó más.» Jesús le dijo: – «Has juzgado rectamente.» Y, volviéndose a la mujer, dijo a Simón: – «¿Ves a esta mujer? Cuando yo entré en tu casa, no me pusiste agua para los pies; ella, en cambio, me ha lavado los pies con sus lágrimas y me los ha enjugado con su pelo. Tú no me besaste; ella, en cambio, desde que entró, no ha dejado de besarme los pies. Tú no me ungiste la cabeza con ungüento; ella, en cambio, me ha ungido los pies con perfume. Por eso te digo: sus muchos pecados están perdonados, porque tiene mucho amor; pero al que poco se le perdona, poco ama.» Y a ella le dijo: – «Tus pecados están perdonados.» Los demás convidados empezaron a decir entre sí: – «¿Quién es éste, que hasta perdona pecados?» Pero Jesús dijo a la mujer: – «Tu fe te ha salvado, vete en paz.» Después de esto iba caminando de ciudad en ciudad y de pueblo en pueblo, predicando el Evangelio del reino de Dios; lo acompañaban los Doce y algunas mujeres que él había curado de malos espíritus y enfermedades: María la Magdalena, de la que habían salido siete demonios; Juana, mujer de Cusa, intendente de Herodes; Susana y otras muchas que le ayudaban con sus bienes.


LA DIFÍCIL CIENCIA DEL AMOR

La “ciencia de la caricia” manifiesta dos pilares del amor: la cercanía y la ternura. Y “Jesús conoce bien esta ciencia”. Fue la afirmación del Papa Francisco al celebrar este viernes, 7 de junio, por la mañana, la misa de la solemnidad del Sacratísimo Corazón de Jesús en la capilla de la Domus Sanctae Marthae. 
Refiriéndose a las lecturas del día —tomadas del libro del profeta Ezequiel (34, 11-16), de la carta de san Pablo a los Romanos (5, 5-11) y del evangelio de Lucas (15, 3-7)—, el Pontífice definió la solemnidad del Sagrado Corazón como la “fiesta del amor”: Jesús “quiso mostrarnos su corazón como el corazón que tanto amó. Por ello hoy hacemos esta conmemoración. Sobre todo del amor de Dios. Dios nos ha amado, nos ha amado mucho. Pienso en lo que nos decía san Ignacio”; “nos indicó dos criterios sobre el amor. Primero: el amor se manifiesta más en las obras que en las palabras. Segundo: el amor está más en dar que en recibir”.
Son los dos criterios de los que “Pablo en la segunda lectura nos dice: Cuando nosotros estábamos aún sin fuerza, en el tiempo señalado, Cristo murió por los impíos. Jesús nos amó no con las palabras, sino con las obras, con su vida. Y nos ha dado, nos ha donado sin recibir nada de nosotros. Estos dos criterios son como pilares del verdadero amor: las obras y darse”. Explicando el sentido de estos dos criterios, el Santo Padre observó que el darse de Jesús está bien representado por la figura del buen samaritano. “Hoy la liturgia nos hace ver el amor de Dios en la figura del pastor —dijo—. En el cántico responsorial hemos expresado ese hermoso salmo [22]: El Señor es mi pastor. El Señor se manifiesta a su pueblo también como pastor”.
Pero “¿el Señor cómo actúa de pastor?”, se preguntó el Pontífice. Y puntualizó: “El Señor nos dice muchas cosas, pero me detendré sólo en dos. La primera está en el libro de profeta Ezequiel: Yo mismo buscaré mi rebaño y lo cuidaré. Cuidar quiere decir que las conoce a todas, pero con su nombre. Cuidar. Y Jesús nos dice lo mismo: Yo conozco a mis ovejas. Es conocer una por una, con su nombre. Así nos conoce Dios: no nos conoce en grupo, sino uno a uno. Porque el amor no es un amor abstracto, o general para todos; es un amor por cada uno. Y así nos ama Dios”.
Todo esto se traduce en cercanía: “Dios se hizo cercano a nosotros —subrayó el Papa—. Recordemos esa bella cita del Deuteronomio, ese amoroso reproche: ¿Qué pueblo ha tenido a un Dios tan cercano como vosotros?”. Un Dios “que se hace cercano por amor —añadió— y camina con su pueblo. Y este caminar llega a un punto inimaginable: jamás se podría pensar que el Señor mismo se hace uno de nosotros y camina con nosotros, y permanece con nosotros, permanece en su Iglesia, se queda en la Eucaristía, se queda en su Palabra, se queda en los pobres y se queda con nosotros caminando. Esta es la cercanía. El pastor cercano a su rebaño, a sus ovejas, a las que conoce una por una”.
Reflexionando sobre la otra actitud del amor de Dios, el Pontífice recalcó que de ella habla “el profeta Ezequiel, pero también el Evangelio: Iré en busca de la oveja perdida y conduciré al ovil a la extraviada; vendaré a la herida; fortaleceré a la enferma; a la que esté fuerte y robusta la guardaré; la apacentaré con justicia. El Señor nos ama con ternura. El Señor sabe la bella ciencia de las caricias. La ternura de Dios: no nos ama de palabra; Él se aproxima y estándonos cerca nos da su amor con toda la ternura posible”. Cercanía y ternura son “las dos maneras del amor del Señor, que se hace cercano y da todo su amor también en las cosas más pequeñas con ternura”. Sin embargo se trata de un “amor fuerte”, “porque cercanía y ternura nos hacen ver la fuerza del amor de Dios”.
“También nuestro amor —lo dice el Señor ¿Amáis como yo os he amado?— debe hacerse cercano al prójimo y tierno como se hizo el del buen samaritano, o como el de la parábola que hoy la Iglesia nos presenta en el Evangelio”, añadió el Papa. “¿Pero nosotros cómo podemos restituir al Señor tantas cosas bellas, tanto amor, esta cercanía, esta ternura?”. Ciertamente “podemos decir: Sí, amándole, haciéndonos cercanos a Él, tiernos con Él. Sí, esto es verdad; pero no es lo más importante. Puede parecer una herejía, pero es la mayor verdad: ¡más difícil que amar a Dios es dejarse amar por Él! Es éste el modo de restituir a Él tanto amor: abrir el corazón y dejarse amar. Dejar que Él se haga cercano a nosotros, y sentirle cercano. Dejar que Él sea tierno, que nos acaricie”, indicó. Esto “es muy difícil —aclaró el Papa—: dejarse amar por Él. Y esto es tal vez lo que debemos pedir hoy en la misa: Señor, quiero amarte; pero enséñame la difícil ciencia, el difícil hábito de dejarme amar por ti, sentirte cercano y sentirte tierno”.
fuente: www.osservatoreromano.va

viernes, 7 de junio de 2013

ACCIÓN DE GRACIAS - X DOMINGO EL TIEMPO ORDINARIO


Hoy bendecimos tu nombre, Padre, Dios amigo de la vida,
porque Jesús, anticipando su propia resurrección, devolvía
la vida a los muertos, como al hijo de la pobre viuda de Naín.
Así cumplía su palabra: “Yo soy la resurrección y la vida”.
Por eso, el contacto con Cristo en su palabra y sacramentos
despierta tu gesto creador que da vida al hombre, tu criatura.

Convierte, Señor, el ánimo de todos al servicio de la vida,
el don supremo que los humanos debemos a tu amor de Padre, para que desaparezcan de nuestro mundo la guerra y la violencia.
Y al paso de los trabajos y los días concédenos crecer siempre
más y más en cristianos hasta la medida plena de Cristo.

Amén.
 
(Tomado de B. Caballero: La Palabra cada Domingo, San Pablo, España, 1993, p. 530)

LECTURAS - X DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

 

Lectura del primer libro de los Reyes 17,17-24:

En aquellos días, cayó enfermo el hijo de la señora de la casa. La enfermedad era tan grave que se quedó sin respiración. Entonces la mujer dijo a Elías: «¿Qué tienes tú que ver conmigo? ¿Has venido a mi casa para avivar el recuerdo de mis culpas y hacer morir a mi hijo?» Elías respondió: «Dame a tu hijo.» Y, tomándolo de su regazo, lo subió a la habitación donde él dormía y lo acostó en su cama. Luego invocó al Señor: «Señor, Dios mío, ¿también a esta viuda que me hospeda la vas a castigar, haciendo morir a su hijo?» Después se echó tres veces sobre el niño, invocando al Señor: «Señor, Dios mío, que vuelva al niño la respiración.» El Señor escuchó la súplica de Elías: al niño le volvió la respiración y revivió. Elías tomó al niño, lo llevó al piso bajo y se lo entregó a su madre, diciendo: «Mira, tu hijo está vivo.» Entonces la mujer dijo a Elías: «Ahora reconozco que eres un hombre de Dios y que la palabra del Señor en tu boca es verdad.»
Palabra de Dios.           
            

Salmo responsorial: 29 R/. Te ensalzaré, Señor, porque me has librado.

Te ensalzaré, Señor, porque me has librado
y no has dejado que mis enemigos se rían de mí.
Señor, sacaste mi vida del abismo,
me hiciste revivir cuando bajaba a la fosa. R/

Tañed para el Señor, fieles suyos,
dad gracias a su nombre santo;
su cólera dura un instante;
su bondad, de por vida;
al atardecer nos visita el llanto;
por la mañana, el júbilo. R/

Escucha, Señor, y ten piedad de mí;
Señor, socórreme.
Cambiaste mi luto en danzas. Señor, Dios mío,
te daré gracias por siempre. R/

                       

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Gálatas 1,11-19:

Os notifico, hermanos, que el Evangelio anunciado por mí no es de origen humano; yo no lo he recibido ni aprendido de ningún hombre, sino por revelación de Jesucristo.
Habéis oído hablar de mi conducta pasada en él judaísmo: con qué saña perseguía a la Iglesia de Dios y la asolaba, y me señalaba en el judaísmo más que muchos de mi edad y de mi raza, como partidario fanático de las tradiciones de mis antepasados. Pero, cuando aquel que me escogió desde el seno de mi madre y me llamó por su gracia se dignó revelar a su Hijo en mí, para que yo lo anunciara a los gentiles, en seguida, sin consultar con hombres, sin subir a Jerusalén a ver a los apóstoles anteriores a mí, me fui a Arabia, y después volví a Damasco. Más tarde, pasados tres años, subí a Jerusalén para conocer a Cefas, y me quedé quince días con él. Pero no vi a ningún otro apóstol, excepto a Santiago, el pariente del Señor.
Palabra de Dios.
 

Lectura del santo evangelio según san Lucas 7,11-17:
En aquel tiempo, iba Jesús camino de una ciudad llamada Naín, e iban con él sus discípulos y mucho gentío.
Cuando se acercaba a la entrada de la ciudad, resultó que sacaban a enterrar a un muerto, hijo único de su madre, que era viuda; y un gentío considerable de la ciudad la acompañaba. Al verla el Señor, le dio lástima y le dijo: «No llores.» Se acercó al ataúd, lo tocó (los que lo llevaban se pararon) y dijo: «¡Muchacho, a ti te lo digo, levántate!» El muerto se incorporó y empezó a hablar, y Jesús se lo entregó a su madre. Todos, sobrecogidos, daban gloria a Dios, diciendo: «Un gran Profeta ha surgido entre nosotros. Dios ha visitado a su pueblo.» La noticia del hecho se divulgó por toda la comarca y por Judea entera.
Palabra del Señor.

"MORIR DE HAMBRE NO ES UNA NOTICIA" AFIRMA EL PAPA FRANCISCO

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
Hoy quiero centrarme en el tema del medio ambiente, como ya he tenido ocasión de hacerlo en varias ocasiones. Me lo sugiere el Día Mundial del Medio Ambiente que celebramos hoy, patrocinado por las Naciones Unidas, que lanza un fuerte llamamiento a de la necesidad de eliminar los desperdicios y la destrucción de los alimentos.
Cuando hablamos de medio ambiente, de la creación, mi pensamiento se dirige a las primeras páginas de la Biblia, al Libro del Génesis, donde se afirma que Dios puso al hombre y a la mujer en la tierra para que la cultivaran y la cuidaran (cf. 2:15). Y me pregunto: ¿Qué significa cultivar y cuidar la tierra? ¿Realmente estamos cultivando y resguardando lo creado?, ¿o lo estamos explotando y descuidando? El verbo cultivar me recuerda la atención que el agricultor tiene por su tierra, para que dé frutos, y éstos sean compartidos: ¡cuánta atención, pasión y dedicación! Cultivar y cuidar la creación es una indicación de Dios dada no sólo al principio de la historia, sino a cada uno de nosotros; es parte de su proyecto; significa hacer crecer el mundo con responsabilidad, transformarlo para que sea un jardín, un lugar habitable para todos. Y Benedicto XVI ha recordado en varias ocasiones que esta tarea, confiada a nosotros por Dios Creador, requiere que se capte el ritmo y la lógica de la creación. Nosotros, en cambio, a menudo llevados por la soberbia del dominio, del poseer, de manipular, de explotar; no, no custodiamos la creación, no la respetamos, no la consideramos como un don gratuito que debemos cuidar. Estamos perdiendo la actitud de la admiración, de la contemplación, de la escucha de la creación; y por lo tanto ya no somos capaces de leer lo que Benedicto XVI llama «el ritmo de la historia de amor entre Dios y el hombre». ¿Por qué sucede esto? Porque pensamos y vivimos de una manera horizontal, nos hemos alejado de Dios, no leemos sus signos.
La cultura del descarte
Pero cultivar y cuidar incluye no sólo la relación entre nosotros y el medio ambiente, entre el hombre y la creación, sino que comprende también las relaciones humanas. Los Papas han hablado de ecología humana, estrechamente vinculado a la ecología ambiental.
Estamos viviendo un momento de crisis; lo vemos en el ambiente, pero sobre todo lo vemos en el hombre. ¡La persona humana está en peligro! Esto es cierto, ¡hoy la persona humana está en peligro! ¡He aquí la urgencia de la ecología humana! Y el peligro es grave porque la causa del problema no es superficial, sino profunda: no es sólo una cuestión de economía, sino de ética y de antropología. La Iglesia lo ha subrayado tantas veces. Y muchos dicen: sí es justo, es verdad..., pero el sistema sigue como antes, porque las que dominan son las dinámicas de una economía y de una finanza que carecen de ética. El que manda hoy no es el hombre, es el dinero, el dinero. El dinero manda. Dios, nuestro Padre ha dado la tarea de custodiar la tierra, no el dinero. Sino de custodiarnos, a los hombres y las mujeres. Tenemos este deber. Por lo tanto, hombres y mujeres son sacrificados a los ídolos de la ganancia y del consumo: es la cultura del descarte. Si se estropea un ordenador es una tragedia, pero la pobreza, las necesidades y los dramas de tantas personas acaban entrando en la normalidad...
Si una noche de invierno, aquí cerca -en la plaza Ottaviano, por ejemplo-, muere una persona, ésa no es una noticia. Si en tantas partes del mundo, hay niños que no tienen qué comer, ésa no es una noticia, parece normal. ¡Esto no puede ser! Y estas cosas entran en la normalidad. Que algunas personas sin techo se mueran de frío en la calle, no es noticia. Por el contrario, por ejemplo, una bajada de diez puntos en las bolsas de algunas ciudades, eso sí se vuelve una tragedia. La persona que muere no es noticia, pero si las bolsas bajan diez puntos, es una tragedia. De este modo, las personas son descartables, nosotros las personas somos descartables, como desechos.
Alimentos, tirados a la basura
Esta cultura del descarte tiende a convertirse en mentalidad común, que contagia a todos. La vida humana, la persona ya no se perciben como un valor primordial que ha de ser respetado y protegido, especialmente si son pobres o discapacitados, si aún no sirve -como el niño que está por nacer- o ya no es necesario -como los ancianos-. Esta cultura del descarte nos ha hecho insensibles incluso a los desperdicios, a los residuos de los alimentos, que es aún más despreciable, cuando en todo el mundo, por desgracia, muchas personas y familias sufren hambre y desnutrición.
En el pasado, nuestros abuelos eran muy cuidadosos de no tirar nada de los restos de comida. El consumismo nos ha habituado tanto a lo superfluo y al desperdicio de la comida diaria, que a veces ya no somos capaces de dar el justo valor, que va mucho más allá de los simples parámetros económicos. ¡Recordemos bien, sin embargo, que la comida que se tira es como si fuera robada de la mesa de los pobres y de los hambrientos! Invito a todos a reflexionar sobre el problema del desperdicio y del derroche de los alimentos y buscar los medios que, abordando seriamente esta problemática, sean un vehículo de solidaridad y de compartir con los más necesitados.
Hace unos días, en la fiesta del Corpus Christi, hemos leído la historia del milagro de los panes: Jesús da de comer a la multitud con cinco panes y dos peces. Y la conclusión del pasaje es importante: «Todos comieron hasta saciarse y con lo que sobró se llenaron doce canastas». (Lc 9:17) ¡Jesús pide a sus discípulos que no se pierda nada: que no haya desperdicios! Y hay este hecho de las doce cestas: ¿Por qué doce? ¿Qué quiere decir esto? Doce es el número de las tribus de Israel, simbólicamente representa a todo el pueblo. Y esto nos explica que cuando la comida se comparte de manera justa, solidaria, no se priva a nadie de lo necesario, cada comunidad puede satisfacer las necesidades de los más pobres. La ecología humana y la ecología ambiental caminan juntas.
Quisiera, pues, que tomásemos todos el serio compromiso de respetar y proteger la creación, de estar atentos con todas las personas, de contrarrestar la cultura de los desperdicios y de descarte, para promover una cultura de la solidaridad y del encuentro. ¡Gracias!