“Durante los cuarenta días de la
Cuaresma –dijo Francisco– como cristianos estamos invitados a seguir las
huellas de Jesús y a hacer frente a la batalla espiritual contra el maligno con
la fuerza de la Palabra de Dios. No con nuestra palabra: no sirve. La Palabra
de Dios: aquella que tiene la fuerza para derrotar a Satanás”.
Añadió que “para ello hay que
familiarizarse con la Biblia: leerla menudo, meditarla, asimilarla. La Biblia
contiene la Palabra de Dios, que siempre es actual y eficaz”.
“¿Qué pasaría si tratamos la Biblia
como tratamos a nuestro teléfono móvil? Si la lleváramos siempre con nosotros,
o al menos el pequeño Evangelio de bolsillo, ¿qué sucedería? Si nos volviéramos
cuando nos la olvidamos: tú te olvidas el teléfono móvil… “¡No lo tengo,
vuelvo a buscarlo!”. Si la abriéramos varias veces al día; si leyéramos los
mensajes de Dios contenidos en la Biblia como leemos los mensajes del teléfono…
¿qué sucedería?
“Claramente –dijo el Pontífice– la
comparación es paradójica, pero hace reflexionar. De hecho, si tuviéramos la
Palabra de Dios siempre en el corazón, ninguna tentación podría alejarnos de
Dios y ningún obstáculo podría desviarnos del camino del bien; sabríamos vencer
las sugerencias cotidianas del mal que está en nosotros y fuera de nosotros;
seríamos más capaces de vivir una vida resucitada según el Espíritu, acogiendo
y amando a nuestros hermanos, especialmente a los más vulnerables y
necesitados, y también a nuestros enemigos”.
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