Un saludo cordial y cariñoso a cuantos a través de este blog de la Parroquia "Nuestra Sra. de la Laguna" del Portil, entráis en contacto con nosotros. La Parroquia quiere avanzar y crecer en ser comunidad cristiana que anuncia, forma, celebra y testimonia la fe. Siéntete invitado y llamado a asumir y compartir la misión evangelizadora de la que somos corresponsables. En mi nombre y en el del Consejo Parroquial, de nuevo, un cordial saludo. Vladimir Martínez Herrera, Cura-Párroco.
Todos los domingos por la mañana, Eucaristía con los jóvenes
jueves, 25 de septiembre de 2014
LECTURAS DEL DOMINGO XXVI DEL TIEMPO ORDINARIO (A)
Primera lectura
Lectura de la profecía de Ezequiel (18,25-28):
Palabra de Dios
Así dice el Señor: «Comentáis: "No es justo el proceder del Señor".
Escuchad, casa de Israel: ¿es injusto mi proceder?, ¿o no es vuestro
proceder el que es injusto? Cuando el justo se aparta de su justicia,
comete la maldad y muere, muere por la maldad que cometió. Y cuando el
malvado se convierte de la maldad que hizo y practica el derecho y la
justicia, él mismo salva su vida. Si recapacita y se convierte de los
delitos cometidos, ciertamente vivirá y no morirá.»
Palabra de Dios
Salmo
Sal 24,4bc-5.6-7.8-9
R/. Recuerda, Señor, que tu misericordia es eterna
Señor, enséñame tus caminos,
instrúyeme en tus sendas:
haz que camine con lealtad;
enséñame, porque tú eres mi Dios y Salvador,
y todo el día te estoy esperando. R/.
Recuerda, Señor,
que tu ternura y tu misericordia son eternas;
no te acuerdes de los pecados
ni de las maldades de mi juventud;
acuérdate de mí con misericordia,
por tu bondad, Señor. R/.
El Señor es bueno y es recto,
y enseña el camino a los pecadores;
hace caminar a los humildes con rectitud,
enseña su camino a los humildes. R/.
R/. Recuerda, Señor, que tu misericordia es eterna
Señor, enséñame tus caminos,
instrúyeme en tus sendas:
haz que camine con lealtad;
enséñame, porque tú eres mi Dios y Salvador,
y todo el día te estoy esperando. R/.
Recuerda, Señor,
que tu ternura y tu misericordia son eternas;
no te acuerdes de los pecados
ni de las maldades de mi juventud;
acuérdate de mí con misericordia,
por tu bondad, Señor. R/.
El Señor es bueno y es recto,
y enseña el camino a los pecadores;
hace caminar a los humildes con rectitud,
enseña su camino a los humildes. R/.
Segunda lectura
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses (2,1-11):
Palabra de Dios
Si queréis darme el consuelo de Cristo y aliviarme con vuestro amor, si
nos une el mismo Espíritu y tenéis entrañas compasivas, dadme esta gran
alegría: manteneos unánimes y concordes con un mismo amor y un mismo
sentir. No obréis por rivalidad ni por ostentación, dejaos guiar por la
humildad y considerad siempre superiores a los demás. No os encerréis en
vuestros intereses, sino buscad todos el interés de los demás. Tened
entre vosotros los sentimientos propios de Cristo Jesús. Él, a pesar de
su condición divina, no hizo alarde de su categoría de Dios; al
contrario, se despojó de su rango y tomó la condición de esclavo,
pasando por uno de tantos. Y así, actuando como un hombre cualquiera, se
rebajó hasta someterse incluso a la muerte, y una muerte de cruz. Por
eso Dios lo levantó sobre todo y le concedió el
Nombre-sobre-todo-nombre; de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se
doble en el cielo, en la tierra, en el abismo, y toda lengua proclame:
Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.
Palabra de Dios
Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Mateo (21,28-32):
Palabra del Señor
En aquel tiempo, dijo Jesús a los sumos sacerdotes y a los ancianos del
pueblo: «¿Qué os parece? Un hombre tenía dos hijos. Se acercó al primero
y le dijo: "Hijo, ve hoy a trabajar en la viña." Él le contestó: "No
quiero." Pero después recapacitó y fue. Se acercó al segundo y le dijo
lo mismo. Él le contestó: "Voy, señor." Pero no fue. ¿Quién de los dos
hizo lo que quería el padre?»
Contestaron: «El primero.»
Jesús les dijo: «Os aseguro que los publicanos y las prostitutas os llevan la delantera en el camino del reino de Dios. Porque vino Juan a vosotros enseñándoos el camino de la justicia, y no le creísteis; en cambio, los publicanos y prostitutas le creyeron. Y, aun después de ver esto, vosotros no recapacitasteis ni le creísteis.»
Contestaron: «El primero.»
Jesús les dijo: «Os aseguro que los publicanos y las prostitutas os llevan la delantera en el camino del reino de Dios. Porque vino Juan a vosotros enseñándoos el camino de la justicia, y no le creísteis; en cambio, los publicanos y prostitutas le creyeron. Y, aun después de ver esto, vosotros no recapacitasteis ni le creísteis.»
Palabra del Señor
PAPA FRANCISCO: LOS CRISTIANOS QUE VIVEN PARA LA VANIDAD "PARECEN PAVOS"
VATICANO, 25 Sep. 14-
El
Papa Francisco reflexionó en su homilía de esta mañana en la Casa Santa
Marta sobre la vanidad y en la necesidad de luchar contra este pecado
toda la vida, ya que es “una enfermedad espiritual muy grave”.
Según señala Radio Vaticana, el Santo Padre tomó el ejemplo del libro de
Eclesiastés para detenerse sobre la vanidad. Una tentación, señaló, que
existe no sólo para los paganos, sino también para los cristianos, para
"la gente de fe".
Jesús, recordó el Papa, "regañó mucho" a los que se jactaban. Para los
doctores de la ley, añadió, decía que no deben "pasearse por las plazas"
con "ropa de lujo" como "príncipes". Cuando tú rezas, ponía en guardia
el Señor: "por favor, no te hagas ver, no reces porque te vean”, “ora en
secreto, entra en tu cuarto”. Lo mismo, dijo el Pontífice, se debe
hacer cuando ayudas a los pobres: "No toques trompeta, hazlo a
escondidas. El Padre lo ve, es suficiente".
“Pero el vanidoso: ‘pero mira, yo doy este cheque para las obras de la Iglesia’
y hace ver el cheque; luego estafa por otra parte a la Iglesia. Es lo
que hace el vanidoso: vive para aparentar. ‘Cuando ayunes –les dice el
Señor a éstos– por favor no te hagas el melancólico, el triste, para que
todos se den cuenta. Haz penitencia con alegría, para que nadie se dé
cuenta. Y la vanidad es así: es para aparentar, vivir para hacerse ver”.
"Los cristianos que viven así –continuó el Papa– para aparentar, por la
vanidad, parecen pavos, se pavonean”. Se dice “yo soy cristiano, yo soy
familiar de aquel cura, de aquella monja, de ese obispo, mi familia
es una familia cristiana”. "Se jactan". Pero –preguntó el Papa – ¿tu
vida con el Señor? ¿Cómo rezas? Tu vida con las obras de misericordia,
¿cómo va? ¿Visitas a los enfermos?”.
Es por esto que Jesús “nos dice que debemos construir nuestra casa, es
decir, nuestra vida cristiana sobre la roca, en la verdad". En cambio,
fue su advertencia, "los vanidosos construyen la casa sobre la arena y
la casa cae, la vida cristiana se cae, resbala, porque no es capaz de
resistir a las tentaciones".
"Cuántos cristianos viven para aparentar. Su vida parece como una
burbuja de jabón. ¡Es hermosa la burbuja de jabón! ¡Con todos los
colores que tiene! Pero dura un segundo y luego ¿qué? También cuando nos
fijamos en algunos monumentos fúnebres, pensamos que es vanidad, porque
la verdad es volver a la tierra desnuda, como decía el Siervo de Dios
Pablo VI. Nos espera la tierra desnuda, ésta es nuestra verdad final.
Mientras tanto ¿me enorgullezco o hago algo? ¿Hago el bien? ¿Busco a
Dios? ¿Rezo? Las cosas que tienen consistencia. Y la vanidad es una
mentirosa, es imaginativa, se engaña a sí misma, engaña a los vanidosos,
porque primero finge que es algo, pero luego con el tiempo llega a
creerse lo que en su opinión era. Se la cree, ¡pobrecito!”
El Santo Padre dijo luego que esto era lo que le pasaba al tetrarca
Herodes, que, como leemos en el Evangelio de hoy, se preguntaba con
insistencia sobre la identidad de Jesús. "La vanidad, -dijo el Papa -
siembra un mal malestar, quita la paz. Es como aquellas personas que se
maquillan mucho y luego temen que la lluvia les quite todo”. "No nos da
paz la vanidad -señaló- sólo la verdad nos da la paz".
El Pontífice reiteró que la única roca sobre la que construimos nuestra
vida es Jesús. "Y pensamos en esta propuesta del diablo, del demonio,
que también tentó a Jesús en el desierto: la vanidad" y le dijo al Señor
"ven conmigo, subamos al templo, hagamos el espectáculo; te tiras abajo
y todos creemos en ti". El diablo había presentado a Jesús "la vanidad
en una bandeja". La vanidad, dijo Francisco, "es una enfermedad
espiritual muy grave".
El Santo Padre explicó finalmente que "los Padres egipcios del desierto
decían que la vanidad es una tentación contra la que hay que luchar toda
la vida, porque siempre vuelve a sacarnos la verdad. Y para entender
esto decían es como la cebolla. La agarras y la empiezas a pelar. Y
pelas la vanidad hoy, un poco de vanidad mañana y toda la vida pelando
la vanidad para vencerla. Y al final eres feliz: me quité la vanidad,
pelé la cebolla, pero el olor se queda en tu mano. Pidamos al Señor la
gracia de no ser vanidosos, de ser verdaderos, con la verdad de la
realidad y del Evangelio”.
sábado, 20 de septiembre de 2014
LECTURAS DEL DOMINGO XXV DEL TIEMPO ORDINARIO (A)
Primera lectura
Lectura del libro de Isaías (55, 6-9):
Palabra de Dios
Buscad al Señor mientras se le encuentra, invocadlo mientras esté cerca;
que el malvado abandone su camino, y el criminal sus planes; que
regrese al Señor, y él tendrá piedad; a nuestro Dios, que es rico en
perdón. Mis planes no son vuestros planes, vuestros caminos no son mis
caminos –oráculo del Señor–. Como el cielo es más alto que la tierra,
mis caminos son más altos que los vuestros, mis planes que vuestros
planes.
Palabra de Dios
Salmo
Sal 144
R/. Cerca está el Señor de los que lo invocan
Día tras día, te bendeciré, Dios mío
y alabaré tu nombre por siempre jamás.
Grande es el Señor y merece toda alabanza,
es incalculable su grandeza. R/.
El Señor es clemente y misericordioso,
lento a la cólera y rico en piedad;
el Señor es bueno con todos,
es cariñoso con todas sus criaturas. R/.
El Señor es justo en todos sus caminos,
es bondadoso en todas sus acciones;
cerca está el Señor de los que lo invocan,
de los que lo invocan sinceramente. R/.
R/. Cerca está el Señor de los que lo invocan
Día tras día, te bendeciré, Dios mío
y alabaré tu nombre por siempre jamás.
Grande es el Señor y merece toda alabanza,
es incalculable su grandeza. R/.
El Señor es clemente y misericordioso,
lento a la cólera y rico en piedad;
el Señor es bueno con todos,
es cariñoso con todas sus criaturas. R/.
El Señor es justo en todos sus caminos,
es bondadoso en todas sus acciones;
cerca está el Señor de los que lo invocan,
de los que lo invocan sinceramente. R/.
Segunda lectura
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses (1,20c-24.27a):
Palabra de Dios
Cristo será glorificado en mi cuerpo, sea por mi vida o por mi muerte.
Para mí la vida es Cristo, y una ganancia el morir. Pero, si el vivir
esta vida mortal me supone trabajo fructífero, no sé qué escoger. Me
encuentro en ese dilema: por un lado, deseo partir para estar con
Cristo, que es con mucho lo mejor; pero, por otro, quedarme en esta vida
veo que es más necesario para vosotros. Lo importante es que vosotros
llevéis una vida digna del Evangelio de Cristo.
Palabra de Dios
Evangelio
Lectura del Santo Evangelio Según San Mateo (20,1-16):
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: «El Reino de los Cielos se parece a un propietario que al amanecer salió a contratar jornaleros para su viña. Después de ajustarse con ellos en un denario por jornada, los mandó a la viña. Salió otra vez a media mañana, vio a otros que estaban en la plaza sin trabajo, y les dijo: "Id también vosotros a mi viña, y os pagaré lo debido." Ellos fueron. Salió de nuevo hacia mediodía y a media tarde e hizo lo mismo. Salió al caer la tarde y encontró a otros, parados, y les dijo: "¿Cómo es que estáis aquí el día entero sin trabajar?" Le respondieron: "Nadie nos ha contratado." Él les dijo: "Id también vosotros a mi viña." Cuando oscureció, el dueño de la viña dijo al capataz: "Llama a los jornaleros y págales el jornal, empezando por los últimos y acabando por los primeros." Vinieron los del atardecer y recibieron un denario cada uno. Cuando llegaron los primeros, pensaban que recibirían más, pero ellos también recibieron un denario cada uno. Entonces se pusieron a protestar contra el amo: "Estos últimos han trabajado sólo una hora, y los has tratado igual que a nosotros, que hemos aguantado el peso del día y el bochorno." Él replicó a uno de ellos: "Amigo, no te hago ninguna injusticia. ¿No nos ajustamos en un denario? Toma lo tuyo y vete. Quiero darle a este último igual que a ti. ¿Es que no tengo libertad para hacer lo que quiera en mis asuntos? ¿O vas a tener tú envidia porque yo soy bueno?" Así, los últimos serán los primeros y los primeros los últimos.»
Palabra del Señor
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: «El Reino de los Cielos se parece a un propietario que al amanecer salió a contratar jornaleros para su viña. Después de ajustarse con ellos en un denario por jornada, los mandó a la viña. Salió otra vez a media mañana, vio a otros que estaban en la plaza sin trabajo, y les dijo: "Id también vosotros a mi viña, y os pagaré lo debido." Ellos fueron. Salió de nuevo hacia mediodía y a media tarde e hizo lo mismo. Salió al caer la tarde y encontró a otros, parados, y les dijo: "¿Cómo es que estáis aquí el día entero sin trabajar?" Le respondieron: "Nadie nos ha contratado." Él les dijo: "Id también vosotros a mi viña." Cuando oscureció, el dueño de la viña dijo al capataz: "Llama a los jornaleros y págales el jornal, empezando por los últimos y acabando por los primeros." Vinieron los del atardecer y recibieron un denario cada uno. Cuando llegaron los primeros, pensaban que recibirían más, pero ellos también recibieron un denario cada uno. Entonces se pusieron a protestar contra el amo: "Estos últimos han trabajado sólo una hora, y los has tratado igual que a nosotros, que hemos aguantado el peso del día y el bochorno." Él replicó a uno de ellos: "Amigo, no te hago ninguna injusticia. ¿No nos ajustamos en un denario? Toma lo tuyo y vete. Quiero darle a este último igual que a ti. ¿Es que no tengo libertad para hacer lo que quiera en mis asuntos? ¿O vas a tener tú envidia porque yo soy bueno?" Así, los últimos serán los primeros y los primeros los últimos.»
Palabra del Señor
domingo, 14 de septiembre de 2014
LECTURAS DE LA EXALTACIÓN DE LA SANTA CRUZ
Primera lectura
Lectura del libro de los Números (21,4b-9):
Palabra de Dios
En aquellos días, el pueblo estaba extenuado del camino, y habló contra
Dios y contra Moisés: «¿Por qué nos has sacado de Egipto para morir en
el desierto? No tenemos ni pan ni agua, y nos da náusea ese pan sin
cuerpo.»
El Señor envió contra el pueblo serpientes venenosas, que los mordían, y murieron muchos israelitas.
Entonces el pueblo acudió a Moisés, diciendo: «Hemos pecado hablando contra el Señor y contra ti; reza al Señor para que aparte de nosotros las serpientes.»
Moisés rezó al Señor por el pueblo, y el Señor le respondió: «Haz una serpiente venenosa y colócala en un estandarte: los mordidos de serpientes quedarán sanos al mirarla.»
Moisés hizo una serpiente de bronce y la colocó en un estandarte. Cuando una serpiente mordía a uno, él miraba a la serpiente de bronce y quedaba curado.
El Señor envió contra el pueblo serpientes venenosas, que los mordían, y murieron muchos israelitas.
Entonces el pueblo acudió a Moisés, diciendo: «Hemos pecado hablando contra el Señor y contra ti; reza al Señor para que aparte de nosotros las serpientes.»
Moisés rezó al Señor por el pueblo, y el Señor le respondió: «Haz una serpiente venenosa y colócala en un estandarte: los mordidos de serpientes quedarán sanos al mirarla.»
Moisés hizo una serpiente de bronce y la colocó en un estandarte. Cuando una serpiente mordía a uno, él miraba a la serpiente de bronce y quedaba curado.
Palabra de Dios
Salmo
Sal 77,1-2.34-35.36-37.38
R/. No olvidéis las acciones del Señor
Escucha, pueblo mío, mi enseñanza,
inclina el oído a las palabras de mi boca:
que voy a abrir mi boca a las sentencias,
para que broten los enigmas del pasado. R/.
Cuando los hacía morir, lo buscaban,
y madrugaban para volverse hacia Dios;
se acordaban de que Dios era su roca,
el Dios Altísimo su redentor. R/.
Lo adulaban con sus bocas,
pero sus lenguas mentían:
su corazón no era sincero con él,
ni eran fieles a su alianza. R/.
Él, en cambio, sentía lástima,
perdonaba la culpa y no los destruía:
una y otra vez reprimió su cólera,
y no despertaba todo su furor. R/.
R/. No olvidéis las acciones del Señor
Escucha, pueblo mío, mi enseñanza,
inclina el oído a las palabras de mi boca:
que voy a abrir mi boca a las sentencias,
para que broten los enigmas del pasado. R/.
Cuando los hacía morir, lo buscaban,
y madrugaban para volverse hacia Dios;
se acordaban de que Dios era su roca,
el Dios Altísimo su redentor. R/.
Lo adulaban con sus bocas,
pero sus lenguas mentían:
su corazón no era sincero con él,
ni eran fieles a su alianza. R/.
Él, en cambio, sentía lástima,
perdonaba la culpa y no los destruía:
una y otra vez reprimió su cólera,
y no despertaba todo su furor. R/.
Segunda lectura
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses (2,6-11):
Palabra de Dios
Cristo, a pesar de su condición divina, no hizo alarde de su categoría
de Dios; al contrario, se despojó de su rango y tomó la condición de
esclavo, pasando por uno de tantos. Y así, actuando como un hombre
cualquiera, se rebajó hasta someterse incluso a la muerte, y una muerte
de cruz. Por eso Dios lo levantó sobre todo y le concedió el
«Nombre-sobre-todo-nombre»; de modo que al nombre de Jesús toda rodilla
se doble en el cielo, en la tierra, en el abismo, y toda lengua
proclame: Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.
Palabra de Dios
Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Juan (3,13-17):
Palabra del Señor
En aquel tiempo, dijo Jesús a Nicodemo: «Nadie ha subido al cielo, sino
el que bajó del cielo, el Hijo del hombre. Lo mismo que Moisés elevó la
serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del hombre,
para que todo el que cree en él tenga vida eterna. Tanto amó Dios al
mundo que entregó a su Hijo único para que no perezca ninguno de los que
creen en él, sino que tengan vida eterna. Porque Dios no mandó su Hijo
al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo se salve por
él.»
Palabra del Señor
Crímenes y masacres suman una tercera guerra mundial combatida "por partes" dice el Papa.
Papa Francisco en cementerio militar de Redipuglia. Foto: L'Osservatore Romano
VATICANO, 13 Sep. 14.-
En la Misa
celebrada hoy ante más de 10 mil fieles en el cementerio monumental de
Redipuglia, durante su visita a la región italiana de Friuli Venezia, el
Papa Francisco señaló que en la actualidad los crímenes, masacres y
destrucciones suman una tercera guerra mundial, que es combatida “por
partes”.
En el cementerio militar de Redipuglia, que visitara San Juan Pablo II
en 1992, reposan los cuerpos de 100 mil jóvenes soldados caídos durante
la I Guerra Mundial, de cuyo inicio en 2014 se cumplen 100 años.
Sesenta mil de estos fallecidos aún permanecen sin identificar.
En este camposanto, el Santo Padre recordó el sacrificio y el sufrimiento los caídos en todas las guerras.
En la Misa participaron el Arzobispo de Viena (Austria), Cardenal
Christoph Schonborn, y el Arzobispo de Zagreb, Cardenal Josip Bozani?,
además de Obispos procedentes de Eslovenia, Austria, Hungría y Croacia.
En su homilía, el Papa Francisco señaló que “después de haber
contemplado la belleza del paisaje de esta zona, en la que hombres y
mujeres trabajan para sacar adelante a sus familias, donde los niños
juegan y los ancianos sueñan… encontrándome aquí, en este lugar, en este
cementerio, solamente acierto a decir: la guerra es una locura”.
“Mientras Dios lleva adelante su creación y nosotros los hombres estamos
llamados a colaborar en su obra, la guerra destruye. Destruye también
lo más hermoso que Dios ha creado: el ser humano”.
Francisco señaló que “la guerra trastorna todo, incluso la relación
entre hermanos. La guerra es una locura; su programa de desarrollo es la
destrucción: ¡querer desarrollarse, crecer mediante la destrucción!”.
Los motivos “que alimentan el espíritu bélico”, dijo, son “la avaricia,
la intolerancia, la ambición de poder”. Estas razones, explicó, “a
menudo encuentran justificación en una ideología; pero antes está la
pasión, el impulso desordenado”.
“La ideología es una justificación, y cuando no hay una ideología, está
la respuesta de Caín: ‘¿A mí qué me importa de mi hermano?, ¿A mí qué me
importa? ¿Acaso soy yo el guardián de mi hermano?’”.
“La guerra no se detiene ante nada ni ante nadie: ancianos, niños, madres, padres… ‘¿A mí qué me importa?’”.
Francisco indicó que “sobre la entrada a este cementerio, se levanta el
lema desvergonzado de la guerra: ‘¿A mí qué me importa?’. Todas estas
personas, cuyos restos reposan aquí, tenían sus proyectos, sus sueños…
pero sus vidas quedaron truncadas. Porque la humanidad dijo: ‘¿A mí qué
me importa?’”.
“Hoy, tras el segundo fracaso de una guerra mundial, quizás se puede
hablar de una tercera guerra combatida ‘por partes’, con crímenes,
masacres, destrucciones”.
La actitud de desinterés por las personas que sufren por la guerra, “es
justamente lo contrario de lo que Jesús nos pide en el Evangelio. Lo
hemos escuchado: Él está en el más pequeño de los hermanos. Él, el Rey,
el Juez del mundo, es el hambriento, el sediento, el forastero, el
encarcelado”.
“Quien cuida al hermano entra en el gozo del Señor; en cambio, quien no
lo hace, quien, con sus omisiones, dice: ‘¿A mí qué me importa?’, queda
afuera”.
El Santo Padre lamentó que “también hoy hay tantas víctimas… ¿Cómo es
posible esto? Es posible porque también hoy, en la sombra, hay
intereses, estrategias geopolíticas, codicia de dinero y de poder, y
está la industria de las armas, que parece ser tan importante”.
“Y estos planificadores del terror, estos organizadores del
desencuentro, así como los fabricantes de armas, llevan escrito en el
corazón: ‘¿A mí qué me importa?’”.
El Papa dijo que “es de sabios reconocer los propios errores, sentir dolor, arrepentirse, pedir perdón y llorar”.
“Con ese ‘¿A mí qué me importa?’, que llevan en el corazón los que
negocian con la guerra, quizás ganan mucho, pero su corazón corrompido
ha perdido la capacidad de llorar”.
“Ese ‘¿A mí qué me importa?’ impide llorar. Caín no lloró. La sombra de
Caín nos cubre hoy aquí, en este cementerio. Se ve aquí. Se ve en la
historia que va de 1914 hasta nuestros días. Y se ve también en nuestros
días”.
Francisco señaló que “con corazón de hijo, de hermano, de padre, pido a
todos ustedes y para todos nosotros la conversión del corazón, pasar de
ese ‘¿A mí qué me importa?’ al llanto”.
Llanto, dijo el Papa, “por todos los caídos de la ‘masacre inútil’, por
todas las víctimas de la locura de la guerra de todos los tiempos”.
“Hermanos la humanidad tiene necesidad de llorar, y ésta es la hora del llanto”, concluyó.
jueves, 4 de septiembre de 2014
LECTURAS DEL DOMINGO XXIII DEL TIEMPO ORDINARIO (A)
Primera lectura
Lectura de la profecía de Ezequiel (33,7-9):
Palabra de Dios
Así dice el Señor: «A ti, hijo de Adán, te he puesto de atalaya en la
casa de Israel; cuando escuches palabra de mi boca, les darás la alarma
de mi parte. Si yo digo al malvado: "¡Malvado, eres reo de muerte!", y
tú no hablas, poniendo en guardia al malvado para que cambie de
conducta, el malvado morirá por su culpa, pero a ti te pediré cuenta de
su sangre; pero si tú pones en guardia al malvado para que cambie de
conducta, si no cambia de conducta, él morirá por su culpa, pero tú has
salvado la vida.»
Palabra de Dios
Salmo
Sal 94,1-2.6-7.8-9
R/. Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor:
«No endurezcáis vuestro corazón»
Venid, aclamemos al Señor,
demos vitores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos. R/.
Entrad, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo, el rebaño que él guía. R/.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masa en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y me tentaron, aunque habían visto mis obras.» R/.
R/. Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor:
«No endurezcáis vuestro corazón»
Venid, aclamemos al Señor,
demos vitores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos. R/.
Entrad, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo, el rebaño que él guía. R/.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masa en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y me tentaron, aunque habían visto mis obras.» R/.
Segunda lectura
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos (13,8-10):
Palabra de Dios
A nadie le debáis nada, más que amor; porque el que ama a su prójimo
tiene cumplido el resto de la ley. De hecho, el «no cometerás adulterio,
no matarás, no robarás, no envidiarás» y los demás mandamientos que
haya, se resumen en esta frase: «Amarás a tu prójimo como a tí mismo.»
Uno que ama a su prójimo no le hace daño; por eso amar es cumplir la ley
entera.
Palabra de Dios
Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Mateo (18,15-20):
Palabra del Señor
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Si tu hermano peca,
repréndelo a solas entre los dos. Si te hace caso, has salvado a tu
hermano. Si no te hace caso, llama a otro o a otros dos, para que todo
el asunto quede confirmado por boca de dos o tres testigos. Si no les
hace caso, díselo a la comunidad, y si no hace caso ni siquiera a la
comunidad, considéralo como un gentil o un publicano. Os aseguro que
todo lo que atéis en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que
desatéis en la tierra quedará desatado en el cielo. Os aseguro, además,
que si dos de vosotros se ponen de acuerdo en la tierra para pedir algo,
se lo dará mi Padre del cielo. Porque donde dos o tres están reunidos
en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.»
Palabra del Señor
Papa Francisco a cristianos iraquíes: La Iglesia sufre con ustedes y los lleva en su corazón.
Imagen referencial. Foto: Flickr Yas Albaz (CC-BY-2.0)
VATICANO, 03 Sep. 14
“Ustedes
son su fortaleza y su testimonio concreto y auténtico”, expresó en
árabe este miércoles el Papa Francisco a los cristianos perseguidos en
Irak por el Estado Islámico (ISIS) y les aseguró que la Iglesia como Madre está sufriendo con ellos y los lleva en su corazón.
“La Iglesia es Madre y como todas las madres sabe acompañar al hijo necesitado, levantar al hijo caído, curar al enfermo, buscar al perdido y sacudir al dormido, así como defender a los hijos indefensos y perseguidos”, afirmó el Papa al término de la Audiencia General.
“La Iglesia es Madre y como todas las madres sabe acompañar al hijo necesitado, levantar al hijo caído, curar al enfermo, buscar al perdido y sacudir al dormido, así como defender a los hijos indefensos y perseguidos”, afirmó el Papa al término de la Audiencia General.
“Hoy quisiera asegurarles, especialmente a estos últimos, la cercanía:
están en el corazón de la Iglesia; la Iglesia sufre con ustedes y se
honra con ustedes; ustedes son su fortaleza y su testimonio concreto y
auténtico de su mensaje de salvación, de perdón y de amor. ¡El Señor los
bendiga y proteja!”, expresó desde la Plaza de San Pedro.
El Papa sigue de cerca lo que sucede con los cristianos y otras minorías
perseguidas en Irak y Siria. Con el fin de atenderlos, envío del 12 al
20 de agosto al Cardenal Fernando Filoni para que visite Erbil -capital
del Kurdista-, donde permanecen refugiados unos 70.000 cristianos.
Durante su visita, el Purpurado entregó de parte del Santo Padre un
millón de dólares como ayuda para los fieles y las otras minorías que
huyen del ISIS.
Asimismo, el Papa ha exhortado a la comunidad internacional a detener al
Estado Islámico, el “injusto agresor” que sigue persiguiendo y
asesinando a todo el que no comparte su visión o se niega a convertirse
al Islam.
Asimismo, el 10 de agosto, tras el rezo del Ángelus, Francisco condenó
los asesinatos y expulsiones de miles de cristianos. “Niños que mueren
de sed y de hambre durante la fuga; mujeres secuestradas; personas
masacradas; violencias de todo tipo; destrucción por todas partes, de
casas, de patrimonios religiosos, históricos y culturales”, denunció.
“¡Todo esto ofende gravemente a Dios y a la humanidad. ¡No se odia en
nombre de Dios! ¡No se hace la guerra en nombre de Dios! Todos nosotros
pensando en esta situación, en esta gente, recemos en silencio”,
exhortó.
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