Jesús no lograba pasar desapercibido; era imposible.
Lo que hacía o decía siempre tenía una repercusión. Nadie quedaba indiferente.
Quizá a nosotros nos falte valentía para hacer lo que debemos hacer y decir lo que debemos decir, aun sabiendo que no nos entenderán o nos criticarán.
No queramos ocultar que somos cristianos. Sigamos el ejemplo del Maestro y actuemos y hablemos de Jesús con valentía.
Buen día
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