El Santo Padre prosigue con las catequesis sobre la esperanza, partiendo de la narración evangélica de Emaús:
Jesús camina con discreción junto a los desalentados, para devolverles la esperanza.
Audiencia En La Plaza De San Pedro, 24 De Mayo De 2017
Después de la audiencia que el papa Francisco tuvo ayer con el presidente Ronald Trump, fue a la Plaza de San Pedro para la audiencia general de los miércoles.
En sus palabras en español el Papa señaló que “la lectura del Evangelio de san Lucas que se había leído nos narra la experiencia de los dos discípulos que, después de la muerte de Jesús en el Calvario, huyen de Jerusalén sin esperanza, desilusionados y llenos de amargura por la derrota del Maestro, hacia la tranquilidad de Emaús. En ese caminar hacia su aldea, mientras conversan con paso triste y desesperanzado, se les une un desconocido”.
“Los ojos de ellos, velados aún por el fracaso de sus expectativas humanas, no reconocen que es Jesús. El Señor camina con ellos, y aunque conoce el motivo de su desilusión, no se impone, sino pregunta y escucha” explicó el Pontífice.
“Comienza su «terapia de la esperanza» –señaló el Papa– y les deja el tiempo necesario para que hagan un recorrido interior y lleguen al fondo de su amargura. Y ellos pronuncian aquellas palabras: «Nosotros esperábamos que él fuera el futuro liberador de Israel», que trasudan tristeza, decepción, derrota, y que son un retrato de la existencia humana que nos es común”.
“Jesús camina, de manera discreta, junto a todas las personas desalentadas, y logra darles de nuevo la esperanza. Como a los discípulos de Emaús, él habla a través de las Escrituras, manifestando cómo la verdadera esperanza pasa por el fracaso y el sufrimiento”.
“Y al final del camino realizado en su compañía, Jesús se hace reconocer en la Fracción del pan, gesto fundamental de la Eucaristía, don de su amor total, de donde brota la vida de la Iglesia y del cristiano”.
El sucesor de Pedro saludó al final de sus palabras “a los peregrinos de lengua española, en particular a los grupos provenientes de España y Latinoamérica”.
“Que Jesús resucitado nos conceda –concluyó el Papa– descubrirlo presente y vivo en su Iglesia donde, saliendo a nuestro encuentro y caminando junto a cada uno, nos conduce con su amor infalible y su presencia vivificante por el camino de la esperanza”.
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