En la homilía de este viernes, el Santo padre señaló que las ideologías cierran a la inspiración del Espíritu Santo y dividen
El Papa En Santa Marta - © Osservatore Romano
La verdadera doctrina une, en cambio la ideología divide. Este fue el punto central de la homilía del papa Francisco durante la misa de ayer viernes en la Casa Santa Marta.
El Santo Padre recordó que entorno al año 49 el Concilio de Jerusalén decidió que los paganos convertidos al cristianismo no debían circuncidarse como exigía la Ley mosaica.
Mencionando la Primera Lectura de la liturgia de ayer, el Pontífice señaló que también en la primera comunidad cristiana “había celos, luchas de poder, no faltaba algún astuto que quería ganar y comprar el poder”. O sea que “los problemas siempre existieron” y que el hecho de ser pecadores nos lleva a la humildad y a acercarnos al Señor, “como Salvador de nuestros pecados”.
Y que los apóstoles y los ancianos eligen a algunos de ellos para ir a Antioquía junto a Pablo y Bernabé, porque había “fuertes discusiones” y quienes causaba “confusión”.
“Dicen que lo que predican los apóstoles no es lo que dijo Jesús, y que no es la verdad”. Pero después una vez que los apóstoles discuten entre ellos se ponen de acuerdo, “no es un acuerdo político, es la inspiración del Espíritu Santo que los lleva a decir: nada de cosas, nada de exigencias."
Subrayó así que la “libertad del Espíritu” es la que “pone de acuerdo”. Se trató de un “primer Concilio” de la Iglesia: “el Espíritu Santo y ellos, el Papa con los obispos, todos juntos”, que se reunieron “para aclarar la doctrina” la que fue seguida a lo largo de los siglos, por ejemplo por el de Éfeso o el del Vaticano II, porque “es un deber de la Iglesia aclarar la doctrina” a fin de que “se comprenda bien lo que Jesús ha dicho en los Evangelios, o cuál es el Espíritu de los Evangelios”.
“Pero siempre existió aquella gente que sin importarle va a turbar a la comunidad cristiana con razonamientos que trastornan a las almas”, recordó el Papa, citando los Hechos de los Apóstoles.
“Y son fanáticos de cosas que no son claras, como aquellos fanáticos que iban allí sembrando cizaña para dividir a la comunidad cristiana. Y éste es el problema: cuando la doctrina de la Iglesia, la que ¡viene del Evangelio, la que se inspira en el Espíritu Santo –porque Jesús dijo: ‘Él os enseñará y os hará recordar lo que yo he enseñado’– aquella doctrina se vuelve ideología!. Y ésta es la gran equivocación de esa gente”.
Esos individuos tenían una ideología “que les cerraba el corazón a la obra del Espíritu Santo”. En cambio, los apóstoles seguramente discutieron con fuerza, pero no estaban ideologizados. “Tenían el corazón abierto a lo que el Espíritu decía.
Invitó así a no asustarnos frente a las “opiniones de los ideólogos de la doctrina”. Sí, porque la Iglesia tiene “su propio magisterio, el magisterio del Papa, de los obispos, de los Concilios”, y debemos ir por ese camino “que viene de la predicación de Jesús y de la enseñanza y asistencia del Espíritu Santo”, que es “siempre abierta, siempre libre”, porque la doctrina une, los Concilios unen a la comunidad cristiana”, en cambio “la ideología divide”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario