"Deseo que usted sea un instrumento de paz"
La primera dama pidió al Papa le bendijera el rosario que llevaba.
El Papa Bendice El Rosario De Melisa
Si con el océano de por medio las desavenencias eran patentes y el cruce de declaraciones todavía se notaba en el ambiente, hoy en El Vaticano, sin barreras, en su primer cara a cara, el Papa de los puentes y el presidente de los muros mantuvieron un encuentro cordial que duró 30 minutos, el tiempo habitual según el protocolo.
Durante la reunión, que se celebró a puerta cerrada, con la única presencia de un traductor, se centraron en los temas donde las ideas de ambos convergen y coincidieron en la necesidad de promover la paz en el mundo a través de la negociación política y el diálogo interreligioso, con una referencia especial a la situación en oriente medio y la tutela de las comunidades cristianas, según ha dado a conocer el Vaticano.
También manifestaron su deseo de que el Estado y la Iglesia Católica mantengan una colaboración "serena" en Estados Unidos.
En el momento del intercambio de regalos, posterior a la entrevista, que habitualmente es un buen indicador de las intenciones de uno y otro, el Papa lanzó un potente mensaje al presidente estadounidense: "Deseo que usted sea un instrumento de paz", le dijo al entregarle el medallón del olivo y una copia de su mensaje de la Jornada Mundial de la Paz, especialmente firmada para él. "Necesitamos paz", respondió Trump.
Poco antes de las 8.30 de la mañana, la comitiva de Estados Unidos, compuesta por más de 60 coches llegaba al Vaticano entre imponentes medidas de seguridad. En ellos iban el presidente, Donald Trump, la primera dama, Melania Trump, la hija, Ivanka Trump y su esposo Jared Kushner, y el secretario de estado, Rex Tillerson, entre otros.
A su llegada al Palacio Apostólico les esperaba un séquito de la guardia suiza y de 'gentilhombres', que acompañó a la comitiva hasta las puertas de la biblioteca privada del Papa, donde le esperaba éste. Al recorrer los pasillos, un expectante Donald Trump quedó deslumbrado por los frescos del techo y la suntuosidad que baña las paredes y estancias de la antaño residencia del papa y ahora sede de la Secretaría de Estado Vaticana.
La reunión era una de las más esperadas entre un presidente y un papa y venía precedida de unas altas expectativas, alimentadas por las muestras de desencuentro mutuo que se habían venido produciendo entre ambos. Las políticas de uno chocan directamente con el magisterio del otro y aunque existen puntos de convergencia, en aspectos importantes como la inmigración, la situación de los refugiados sirios, el medio ambiente o la lucha contra la pobreza, la posición de uno está en las antípodas de la del otro.
Así, el Papa Francisco y Donald Trump se estrecharon la mano por primera vez, con las miradas de medio mundo pendientes de ellos.
Después del primer contacto, aparentemente incómodo para ambos, mientras Trump sonreía continuamente y el Papa se mostraba serio, contenido, los dos pasaron a la biblioteca privada del pontífice en el Palacio Apostólico, donde hablaron en solitario, frente a frente, con la única presencia de un intérprete. Cuando cada uno estuvo sentado a un lado de la mesa se produjo el primer momento en el que las sonrisas fueron mutuas.
Tras la entrevista llegó el turno del saludo al resto de la comitiva, comenzando por la primera dama, Melania Trump, que ayer desde su cuenta de Twitter se había mostrado entusiasmada con el encuentro. Ataviada con un vestido y mantilla de riguroso negro protocolario, el papa se mostró distendido y sonriente con ella.
Incluso dejó espacio para la anécdota, cuando ambos, entre sonrisas intercambiaron comentarios sobre la "potica", un dulce esloveno que el pontífice adora. "¿Le das de comer potica?", preguntó Francisco, divertido, señalando a Trump. En ese momento la atmósfera se volvió familiar, más relajada y calurosa.
Después Melania pidió al Santo Padre que le bendijera un rosario que llevaba. El Vaticano aún no ha dado a conocer el contenido de la reunión, pero a buen seguro salieron a relucir temas como las políticas migratorias, la paz en Oriente Medio y el medio ambiente. Para alimentar las expectativas sirven las últimas palabras del presidente americano antes de abandonar la sala del encuentro: "gracias, gracias, nunca olvidaré lo que usted me ha dicho". Después, mutuos mensajes de "buena suerte" en inglés y español.
A continuación vino el momento del intercambio regalos. A parte de sus iconos de la paz, el Papa también le regaló sus tres principales documentos papales: 'Amoris Laetitia', 'Evangelii Gaudium' y 'Laudato Si'. Precisamente en este último el Papa recoge una ferviente defensa del medioambiente y alerta sobre la necesidad de tomar medidas frente cambio climático, mientras que para Trump, el cambio climático es, literalmente, un "cuento chino".
También le regaló una copia de su mensaje de la Jornada Mundial de la Paz, del pasado enero, que también ha regalado a otros mandatarios, en esta ocasión especialmente firmado para el presidente estadounidense. Y siempre relacionado con la paz, también le entregó el medallón del olivo, acompañado de un mensaje: "deseo que usted sea instrumento de paz", a lo que Donald Trump respondió: "necesitamos paz".
En la línea del mensaje de conciliación de Francisco, el estadounidense correspondió al pontífice con una colección de libros de Martin Luther King que acompañó con un escueto "creo que los disfrutará, espero que sí".
A pesar de que los mayores desencuentros entre ambos se produjeron durante la campaña presidencial de Estados Unidos - cuando el papa dijo que levantar muros "no era cristiano" - , desde que Donald Trump fue elegido presidente, el pontífice no ha querido alimentar la polémica y las relaciones entre ambos habían permanecido congeladas. En los últimos días uno y otro ya habían dado pasos hacia el entendimiento.
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