La paradoja del sin trabajo y la del esclavo del trabajo.
El Sucesor de Pedro concluye el encuentro rezando el Ven Espíritu Creador
Quien pierde el trabajo y no encuentra otro, siente que pierde la dignidad, como “quien debe aceptar por necesidad trabajos malos o equivocados. Hay aún trabajos malos y sin dignidad, como en el trafico ilegal de armas, en la pornografía, en el juego de azar y en esas empresas que no respetan los derechos de los trabajadores”.
Así respondió el papa Francisco a la cuarta pregunta, durante su visita pastoral a Génova, en su encuentro en la industria metalúrgica del ILVA.
Señaló que “es malo el trabajo” de quien es pagado mucho “para que su trabajo no tenga horarios o limites” indicó el Papa.
“Una paradoja de nuestra sociedad es la presencia de una creciente cuota de personas que querrían trabajar y no logran, y otros que trabajan demasiado y no logran trabajar menos porque fueron comprados por las empresas”, dijo.
“El trabajo en cambio se vuelve hermano cuando a su lado está el tiempo del ‘no trabajo’, el tiempo de la fiesta. Los esclavos no tienen tiempo libre”, aseveró.
Y que “en las familias en donde hay desocupados no es nunca realmente domingo y las fiestas son tristes porque falta el trabajo del lunes”. Porque “para celebrar las fiestas es necesario poder celebrar el trabajo”, dos cosas que “van juntas”, dijo.
Señaló además que “el consumo es un ídolo de nuestro tiempo”, con sus “grandes negocios abiertos día y noche”, de “puro consumo o sea de puro placer”. Esto también, aseguró, malogra el trabajo en nuestra sociedad. Reiteró que el trabajo “es fatiga” y que “una sociedad hedonista que quiere solamente el consumo no entiende el trabajo”.
Subrayó así que “los ídolos no trabajan” y si no se reencuentra “una cultura que estima la fatiga y el sudor, no encontraremos una nueva relación de trabajo y seguiremos soñando en el consumo como puro placer”. Además, porque el trabajo está en el centro del pacto social.
Y aseguró que “si confundimos el trabajo con el consumo perderemos sus palabras hermanas, como “dignidad, respeto, honor y libertad”.
Hacia el final del encuentro el Santo Padre le indicó a los trabajadores, que “el trabajo está cerca de la oración, y de las oraciones que se rezan antes, durante y después del mismo”. Y que en la eucaristía se habla del ‘fruto del trabajo del hombre’.
El Papa quiso terminar este diálogo “con una oración antigua” El ‘Ven Espíritu Santo…” que es, dijo, también una oración del trabajo y para el trabajo: “Ven Espíritu Santo…”.
El Pontífice después del amén dijo ‘gracias’, el público aplaudió calurosamente y dio su bendición final.
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