Solo el "extremismo de la Caridad" es aceptado por Dios
Ayer sábado, segundo y último día del viaje apostólico del papa Francisco a El Cairo, comenzó con la Santa Misa en el Estadio de la Aeronáutica Militar, fue la jornada dedicada al encuentro con la comunidad católica que vive en Egipto.
Dentro de una estructura con forma de jaima estaba el altar. Hubo unos 25 mil fieles. Se celebró la misa solemne en rito latino, pero profundamente marcada en su liturgia por los ritos orientales, en particular por los cantos en árabe y francés, las estolas, mitras y paramentos dorados.
El Santo Padre celebró la misa en latín, hizo su homilía en italiano y sus frases fueron traducidas a medida que las leía. En la celebración, detalle no poco importante, estaban presentes también personas de otros credos.
El sucesor de Pedro inició su homilía diciendo en árabe ‘La paz esté con vosotros’ (Al Salamò Alaikum). “La experiencia de los discípulos de Emaús nos enseña –aseguró el Santo Padre– que de nada sirve llenar de gente los lugares de culto si nuestros corazones están vacíos del temor de Dios y de su presencia; de nada sirve rezar si nuestra oración que se dirige a Dios no se transforma en amor hacia el hermano; de nada sirve tanta religiosidad si no está animada al menos por igual fe y caridad”.
“Para Dios, es mejor no creer que ser un falso creyente, un hipócrita”, aseguró el Pontífice y añadió, “es la fe la que nos hace ver al otro no como a un enemigo para derrotar, sino como a un hermano para amar, servir y ayudar”.
“A Dios sólo le agrada la fe profesada con la vida, porque el único extremismo que se permite a los creyentes es el de la caridad. Cualquier otro extremismo no viene de Dios y no le agrada”.
E invitó a todos, a ejemplo de los discípulos de Emaús, a regresar a “vuestra Jerusalén, es decir, a vuestra vida cotidiana, a vuestras familias, a vuestro trabajo y a vuestra patria llenos de alegría, de valentía y de fe”. Y a no tener “miedo de amar a todos, amigos y enemigos, porque el amor es la fuerza y el tesoro del creyente”. Y concluyó con otra frase en árabe: ‘Cristo ha resucitado, verdaderamente ha resucitado’. (Al Massih Kam, Bilhakika kam).
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