¡ES EL SEÑOR!
Y les pidió pescado, pero no tenían, no habían podido
pescar nada, hasta que por una palabra suya se volvió a producir una pesca
milagrosa. Y así lo reconoció Juan: ¡Es el Señor!
Pidámosle que cuando estemos defraudados con algo siempre
tengamos a alguien al lado que reconozca al Señor y nos lo muestre. Que te
reconozcamos, Señor, en el hermano y al partir el Pan.
Que tengan un feliz viernes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario