El Papa retomó el tema del desafío migratorio diciendo:
“Pensemos a la crueldad que golpea a tantas personas, que llegan en barcos y son hospedados por países generosos, como Italia y Grecia. Pero después los tratados no dejan… "
"Si en Italia cada municipio recibiera a dos inmigrantes, habría lugar para todos. Que la generosidad de Lampedusa, Sicilia y Lesbos, puedan contagiar a todos."
"Somos una civilización que no genera hijos y a pesar de ello cerramos las puertas a los migrantes: eso se llama suicidio”.
Lo dijo al final de la visita que el Papa Francisco realizó ayer a la basílica de San Bartolomé, en la isla Tiberina en Roma, donde rindió homenaje a los mártires de los siglos XX y XXI, en el evento organizado por la Comunidad de San Egidio.
Al final de la celebración, Francisco tuvo un encuentro en una sala contigua con un grupo de refugiados que llegó a Italia gracias a los corredores humanitarios, con mujeres víctimas del tráfico humano y con menores no acompañados.
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