El Santo Padre celebró los Oficios en la basílica de San Pedro en el Vaticano junto a cardenales, obispos y sacerdotes residentes en Roma
En su homilía dijo:
“Todo lo que Jesús anuncia y también nosotros los sacerdotes, es Buena Noticia. Alegre con la alegría evangélica: de quien ha sido ungido en sus pecados con el aceite del perdón y ungido en su carisma con el aceite de la misión, para ungir a los demás”.
Y señaló tres imágenes:
“Un ícono de la Buena Noticia son las tinajas de piedra de las bodas de Caná”, María es el odre nuevo de la plenitud contagiosa.
El segundo ícono de la Buena Noticia es la vasija de la Samaritana”, a la que Jesús “la sació más con la confesión de sus pecados concretos”.
El tercer ícono de la Buena Noticia, es el Odre inmenso del Corazón traspasado del Señor: integridad mansa, humilde y pobre, que atrae a todos hacia sí.
“El Espíritu anuncia y enseña ‘toda la verdad’ y no teme hacerla beber a sorbos”. dijo.
Al concluir su homilía el Papa exhortó a los sacerdotes a que, “contemplando y bebiendo de estos tres odres nuevos, la Buena Noticia tenga en nosotros la plenitud contagiosa que transmite con todo su ser Nuestra Señora, la concreción completa del anuncio a la Samaritana, y la integridad mansa con que el Espíritu brota y se derrama, incansablemente, del Corazón traspasado de Jesús nuestro Señor”.
Después de la homilía el Papa invitó a los sacerdotes con una primera interrogación:
¿Quieren renovar las promesas que en el momento de la ordenación hicieron delante de vuestro obispo y al pueblo santo de Dios?
Concluidas las preguntas de la renovación de promesas el Papa leyó:
“Recen también por mi, para que sea fiel al servicio apostólico, confiado a mi humilde persona, para que entre ustedes cada día me vuelva más imagen viva y auténtica del Cristo sacerdote, buen pastor, maestro y siervo de todos”.
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