Ayer sábado día 22 y desde El Vaticano, El Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso difundió un mensaje en forma de carta enviada a los budistas con motivo de su festividad Vesakh/Hanamatsuri, subrayando la importancia de recorrer juntos los caminos de la no violencia, ante quienes usan la religión para justificar la violencia.
El titulo de la carta es “Cristianos y budistas: recorramos juntos los caminos de la no violencia”.
Vesakh es la festividad más importante para los budistas.
Es una conmemoración de los acontecimientos principales de la vida de Buda que se celebra en los países de cultura budista en diversas fechas, siguiendo las diferentes tradiciones. Este año los países de Asia Oriental la celebran el 3 de mayo, mientras que la mayoría de los países de tradición budista la celebrarán el 10 de mayo.
El mensaje lo firma el cardenal Jean-Louis Tauran, e insiste en la urgente necesidad de promover una cultura de paz y no violencia.
“En nuestro mundo la religión está en los titulares de los medios de comunicación, aunque a veces de maneras contradictorias. Mientras que muchos creyentes se comprometen a promover la paz, otros utilizan la religión para justificar sus actos de violencia y odio”.
Y mientras “se abre camino a la cooperación religiosa mundial, se asiste también a la politización de la religión; hay conciencia de la pobreza endémica y del hambre en el mundo y, sin embargo, prosigue la deplorable carrera armamentística. Esta situación exige una llamada a la no violencia, un rechazo de la violencia en todas sus formas”.
Añade que muchas de nuestras sociedades “tienen que hacer frente a las repercusiones de las heridas pasadas y presentes causadas por la violencia y los conflictos. Este fenómeno incluye la violencia doméstica, la violencia económica, social, cultural, psicológica y la violencia contra el medio ambiente, nuestra casa común”.
Por todo eso “la elección de la no violencia como forma de vida es cada vez más una exigencia de responsabilidad en todos los niveles”.
El mensaje recuerda que budistas y cristianos estamos llamados a una empresa conjunta: “estudiar las causas de la violencia; enseñar a nuestros respectivos seguidores a luchar contra el mal en sus corazones; liberar del mal tanto a las víctimas como a los autores de la violencia; formar los corazones y las mentes de todos, especialmente de los niños, a amar y vivir en paz con todo el mundo y con el medio ambiente; enseñar que no hay paz sin justicia, ni verdadera justicia sin perdón”.
Se invita también en la carta “a los medios de comunicación a evitar y combatir el discurso del odio y la información sesgada y provocadora; impulsar las reformas educativas para evitar la distorsión y la mala interpretación de la historia y de los textos religiosos; así como orar por la paz en el mundo recorriendo juntos el camino de la no violencia”.
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