QUE NADA SE PIERDA
Hoy el evangelio nos habla de la multiplicación de los
panes y los peces. Y esa escena nos habla de la generosidad de Dios, como
cuando los israelitas iban por el desierto y nunca les faltó de nada.
Dios es generoso. Pero no derrochador. Después de que comieron
miles de personas, sobró comida. "Que nada se pierda", dijo.
Tengamos presente la generosidad de Dios para aplicarla
en nuestra vida, pero seamos también cuidadosos en que nadie se quede sin lo
necesario.
Buen fin de semana.
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