Fue nombrada en el 2016, Nobel de la Paz y embajadora de buena voluntad en la ONU
Nadia Mourad Basee Taha, una joven mujer yazidíe, que sobrevivió en Irak y pudo escaparse de la trata de personas del Estado Islámico (Isis), saludó este miércoles al papa Francisco al finalizar la audiencia general.
Los Yazidíes pertenecen a una de las religiones monoteístas más antiguas de la humanidad, que se remontaría a 2.000 años antes de Cristo. Ellos en Irak son una minoría.
Fue nombrada el año pasado Premio Nobel de la Paz y Embajadora de buena voluntad de las Naciones Unidas contra la droga y el crimen (ONUDC). Es la primera vez que una sobreviviente a estas atrocidades es nombrada para esta función.
Nadia Mourat, 23 años, describió delante del Consejo de seguridad de la ONU, en la primera sesión dedicada el 16 de diciembre de 2016 al tema del tráfico de personas, de qué manera ella y otras personas pertenecientes a la minoría religiosa Yazidíe, fueron secuestradas en el 2014. Contó el asesinato a sangre fría de hombres y jóvenes cometidos por el Isis y que ella fue objeto de violaciones, comprada y vendida varias veces.
El anterior secretario general de las Naciones Unidas, Ban Ki Moon solicitó con vehemencia a las naciones “firmar y aplicar plenamente la Convención de las Naciones Unidas y su protocolo sobre la trata de personas” contra la criminalidad internacional organizada.
En el diario del Vaticano, L’Osservatore Romano, declararon que ellas no tienen duda que el Isis ha cometido un genocidio y recordaron que aún “tres mil jóvenes Yazidíes están reducidos a la esclavitud”. Indicó que ellos esperan que la comunidad internacional “cree zonas protegidas para medio millón de Yazidíes y que si no se hace van a morir o escapar hacia Europa”.
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