El Santo Padre parte de la lectura del martirio de San Esteban
“Mirad hacia la ternura de Jesús: el testimonio de la obediencia, el Gran testimonio Jesús, que ha dado la vida y nos hacer ver la ternura de Dios hacia nosotros, delante de nuestros pecados y de nuestras debilidades”. Con esta idea el papa Francisco concluyó la homilía de este martes en la misa que celebró en la Residencia Santa Marta en el Vaticano, donde vive..
“Entrad en este diálogo y pedir la gracia de que el Señor ablande el corazón de los rígidos, de aquella gente que encerrada siempre en la Ley, condena todo lo que está fuera de la Ley”.
"No saben que el Verbo se hizo carne, que el Verbo es testimonio de obediencia. No saben que la ternura de Dios es capaz de quitar un corazón de piedra y poner en su lugar uno de carne”.
El Santo Padre partió de la primera lectura, sobre el martirio de San Esteban, señalando cómo el cristiano es un testimonio de obediencia. Precisó que “quienes lo lapidaron no entendían la palabra de Dios, por ello Esteban los llamaba “tercos”.
"Es diferente a cuando Jesús llama a los discípulos de Emaús “necios”, que no es un elogio, pero no es una expresión tan fuerte como la que usa Esteban, porque los discípulos de Emaús tenían miedo pero eran buenos, abiertos a la verdad. Y cuando Jesús les reprocha, ellos dejan entrar las palabras su el corazón que se inflama."
En cambio con Esteban no querían escuchar, “este es el drama del corazón que se cierra”, indicó el Papa.
Son los corazones que solamente conocen el lenguaje de la condena, saben condenar, y no saben preguntar: ¿por qué sucede esto?, “no tienen necesidad de explicaciones” motivo por el cuan dice Jesús, asesinaron a los profetas “porque decían lo que a ellos no le gustaba”.
Y es así que “un corazón cerrado no deja entrar al Espíritu Santo”.
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