Señor Jesús, también hoy nos preguntas a nosotros:
¿quién dicen que soy yo? O mejor ¿quién soy para ustedes?
En medio de un mundo que prefiere ídolos y promesas de engaño
Te confesamos Hijo de Dios y único salvador del hombre.
¿A quién otro podemos seguir, Señor, que no nos defraude?
Solamente tú tienes palabras y hechos de vida eterna.
Te creemos resucitado y vivo en el mundo, hoy como ayer,
Y estamos seguros: vives en nosotros por medio de tu Espíritu.
Concédenos conocerte a fondo por la fe, la amistad y la oración;
Y haz que, queriendo a nuestros hermanos, nos entreguemos
A la fascinante tarea de amarte apasionadamente.
Amén.
(Tomado de B. Caballero: La Palabra Cada Domingo, San Pablo, España, 1993, p. 536)
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