Economía y política deben estar al servicio de los hombres, “empezando por los más pobres y débiles, allí donde se encuentren, aunque sea en el vientre de su madre”. Está el G8 en Lough Erne, Irlanda del Norte, y el Papa escribe a David Cameron, primer ministro británico y presidente de turno de la cumbre, para expresar su deseo de que en las conversaciones en curso estos días —17 y 18 de junio— se tenga bien presente la necesidad de asegurar dignidad y bienestar a todo habitante de la tierra y, por lo tanto, la erradicación de la pobreza de la vida del hombre, sin distinción alguna.
El Papa responde así a una carta que Cameron le habían enviado el 5 de junio para explicarle la agenda de trabajo. Y aprovecha la ocasión para subrayar algunos principios fundamentales que hay que tener presentes en la aproximación a una visión global del mundo.
Habiendo recordado la necesidad de poner al hombre en el centro de cualquier proceso político y económico, el Pontífice recomienda que se considere con atención la situación en Oriente Medio y en particular la de Siria. Y expresa el deseo de que el G8 “contribuya a lograr el alto el fuego inmediato y duradero” . El Santo Padre reserva una atención particular a la protección de las mujeres, de los niños y de las demás víctimas inocentes de esta tragedia.
Otro punto de examen del G8 sobre el que el Papa Francisco pone su atención es la opción de aspirar a la legalidad y a la transparencia como hilo conductor del desarrollo y como medio para evitar la evasión fiscal.
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