Lo indicó al recibir al Pleno del Pontificio Consejo del Diálogo Interreligioso.
El Papa Francisco recibió ayer viernes a los participantes en el Pleno del Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso que concluyó ayer en Roma. El Pleno profundizó en el rol de la mujer en la educación en la hermandad universal.
Reconoció que la figura de la mujer como educadora de la fraternidad “se desvanece a causa de tantos males que afligen a este mundo y que en particular afectan a las mujeres en su dignidad y en su rol”.
“Las mujeres e incluso los niños están entre las víctimas mas frecuentes de una violencia ciega”, indicó el Papa. Y propuso tres aspectos: valorizar el rol de la mujer, educar en la fraternidad y dialogar.
Al valorizar el rol de la mujer, la sociedad resulta “positivamente transformada, pudiendo reflejar mejor la sustancial unidad de la familia humana”, dijo y señaló que “las mujeres tienen derecho pleno a insertarse en todos los ámbitos” y su derecho “tiene que ser afirmado” incluso “a través de instrumentos legales” cuando sea necesario.
Educar en la Fraternidad
“Recordó que la figura femenina estuvo siempre en el centro de la educación familiar” y “no exclusivamente en cuanto madre”. Porque ellas “en cuanto educadoras, tienen una particular vocación, capaz de hacer nacer y crecer nuevas modalidades de acogida y estima recíproca”.
Añadió que “la educación comporta una riqueza de implicaciones tanto para la mujer misma, por su modo de ser, como por sus relaciones”. Así, “las mujeres, unidas íntimamente al misterio de la vida, pueden hacer mucho para promover el espíritu de fraternidad, con el cuidado por preservar la vida y con la convicción de que el amor es la fuerza que puede hacer el mundo habitable para todos”.
“De hecho las mujeres se quedan frecuentemente solas para acompañar a los demás, sobre todo con aquellos que son más débiles en la familia y en la sociedad, las víctimas de conflictos y con todos los que deben afrontar los desafíos de cada día”. Así “gracias a su contribución, la educación en la fraternidad puede superar la cultura del descarte”.
Dialogar
“Las mujeres están comprometidas, con frecuencia, más que los hombres a nivel de ‘diálogo de la vida’ en el ámbito interreligioso, y así contribuyen a una mejor comprensión de los desafíos característicos de una realidad multicultural”, prosiguió el Pontífice.
Por esto “hoy más que nunca, es necesario que las mujeres estén presentes”. Además porque “al poseer características peculiares, pueden ofrecer un importante aporte al diálogo con su capacidad de escuchar, de acoger y de abrirse generosamente a los otros”.
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