Dios todo poderoso y eterno, uno y trino, tres veces santo,
¿cómo nos atreveríamos a pronunciar tu nombre sublime
y llamarte Dios-Padre, Dios-Hijo y Dios-Espíritu Santo.
si Jesucristo, el Hijo de Dios, no nos lo hubiera revelado?
Gracias, Padre, por el amor que en Cristo nos manifestaste;
y gracias también, porque abriendo el círculo trinitario,
nos admites en tu familia como hijos de adopción por Cristo
y por el Espíritu que nos impulsa a llamarte con verdad: ¡Padre!
Haz, Señor, que guiados por tu Espíritu, nos conduzcamos
como hijos tuyos que viven gozosos la conciencia de serlo,
y con nuestra vida te demos culto y alabanza por siempre.
Amén.
No hay comentarios:
Publicar un comentario