19 Ene. 15 - El viaje del Papa Francisco a Filipinas, un país duramente probado por el tifón más mortífero de la historia, ha tocado el corazón de todo el mundo, en especial, el del Pontífice argentino.
En una entrevista con los periodistas desde el vuelo papal de regreso a Roma, el Papa Francisco abrió su corazón y resaltó los momentos que más le impactaron de su viaje a Filipinas, del 15 al 19 de enero.
1. Presidir la Misa más multitudinaria de la historia
Para el Papa Francisco presidir la Misa más multitudinaria de la historia será una experiencia que jamás olvidará. Dijo que celebrar la Eucaristía ante seis millones de personas le hizo sentir pequeño, así como recordar cuál es su misión como cabeza de la Iglesia.
“Lo de la gran presencia en la Misa, me hizo sentir aniquilado. Ese era el pueblo de Dios, el Señor estaba allí. Era la gloria y la presencia de Dios que nos dice: Miren bien, que ustedes son los servidores de Dios, estos son los protagonistas”, señaló.
2. La conmovedora Misa junto a los sobrevivientes del tifón en Tacloban
El Papa Francisco recordó la Misa celebrada en Tacloban, la zona de Filipinas más devastadas por el tifón Yolanda, donde el agua llegó a cubrir los seis metros de altura, destruyendo familias y arrasando con todo.
“¿El momento más fuerte? La Misa en Tacloban, el ver a todo el pueblo de Dios allí, orando, después de esta catástrofe, pensar en mis pecados y en esa gente, fue muy fuerte, un momento realmente fuerte. Durante la Misa me sentí aniquilado, casi no me salía la voz, no se que me ocurrió, quizá la emoción”, dijo el Papa Francisco.
3. El cariño desbordante de los fieles filipinos
El Santo Padre expresó que, una de las cosas que más le enternecieron, el cariño de los fieles filipinos a su paso por las calles de Manila. “Cada gesto cuando yo pasaba, un papá me pedía la bendición para su hijo, lo bendecía, y él me hacía… ¡gracias! A ellos les bastaba con una bendición, y yo pensaba… yo que tengo tantas peticiones, que quiero esto, y quiero lo otro… me ha hecho bien ¿no? Momentos fuertes”, explicó.
4. El llanto de Glyzelle Palomar, una niña sin hogar
El Papa recordó uno de los momentos más emotivos de su viaje, en la Universidad Santo Tomás de Manila, donde Glyzelle Palomar, una niña de 12 años que vivió en las calles de Manila, alimentándose de restos de comida, le preguntó “¿Por qué sufren los niños?”. El llanto, es la única respuesta posible, respondió el Papa.
Recordando a Glyzelle, el Papa dijo que “Dostoievski también se hacía la misma pregunta y no consiguió encontrar una respuesta”.
“Ella, con su llanto, mujer que llora. Cuando yo digo que es importante que las mujeres sean más tomadas en cuenta dentro de la Iglesia, no es solo para darles una función, secretaria de un dicasterio -aunque esto puede ser-, sino para que nos digan cómo sienten y ven la realidad, porque los mujeres ven desde una riqueza diferente, más grande ¿no?”, añadió.
5. Los filipinos le enseñaron a llorar de nuevo por las injusticias
El Pontífice argentino asegura que otras de las cosas que más le impresionaron del pueblo filipino fue su capacidad de llorar por las injusticias y los pecados.
“El llanto, una de las cosas que se pierden cuando hay demasiado bien estar, o los valores no se entienden bien, o estamos habituados a la injusticia, a esta cultura del descarte… La capacidad de llorar es una gracia que debemos pedir. Hay una oración muy hermosa en el misal antiguo para llorar. Decía esto más o menos: “Oh Señor, tú que has hecho que Moisés con su bastón hiciera salir agua de la roca, haz que de la roca de mi corazón salga el agua del llanto”. ¡Qué bonita oración!”, exclamó.
“Cristianos, debemos pedir la gracia de llorar, sobre todo los del bienestar, y llorar sobre las injusticias y los pecados, porque el llanto te abre a entender nuevas dimensiones de la realidad”, animó.
6. Ser mendigo de los pobres
Durante este último viaje, el Pontífice argentino tuvo ocasión de visitar un centro de acogida para niños sin hogar, la casa de un pescador pobre, así como 30 familias destruidas por el tifón. Después de esta experiencia, el Pontífice asegura que, a pesar de ser el Papa, los pobres le evangelizaron.
“Otra cosa que quiero subrayar es lo que le dije al último niño, que trabaja de verdad, que ayuda a los pobres… no olviden que también nosotros debemos ser mendicantes de los pobres, porque los pobres nos evangelizan. Si nosotros quitamos a los pobres del Evangelio, no podremos entender el mensaje de Jesús. Los pobres nos evangelizan”.
“‘Yo voy a evangelizar a los pobres’. ‘Muy bien, pero déjate evangelizar por ellos’. Porque tienen valores que tú no tienes”, concluyó el Papa.
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