Hoy te bendecimos a boca llena, Señor Dios nuestro,
porque en el bautismo de Jesús realizaste signos visibles
que anunciaban el nuevo bautismo en el agua y Espíritu,
e hiciste descender tu voz desde el cielo para que el mundo
creyese que tu Palabra, Cristo Jesús, habitaba entre nosotros.
Así lo ungiste con el Espíritu como Mesías elegido
y enviado a anunciar la salvación a los pobres. ¡Gracias!
Gracias, Señor, también por nuestro propio bautismo
que nos incorpora a Cristo, a su muerte al pecado y
a su resurrección a la vida nueva que de ti recibimos
por medio de Jesús, tu hijo y nuestro hermano mayor.
Amén.
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