Es justo bendecirte, Padre nuestro del cielo,
porque
Jesús nos mostró el camino de la felicidad verdadera,
el
auténtico tesoro que solamente en ti podemos alcanzar.
No
permitas, Señor, que prefiramos tener cosas a ser personas;
pues,
más que bienes, necesitamos razones para vivir, amar
y compartir
con los hermanos lo que tenemos, poco o mucho
Enséñanos por
tu Espíritu la sabiduría de la vida,
y ayúdanos, Señor, a
elegir alegremente ser pobres con Cristo,
sin amontonar bienes
perecederos que defraudan nuestro corazón.
Así, cuando tú
vengas, nos encontrarás con las manos ocupadas
en la tarea de
amarte a ti y a nuestros hermanos.
Amén.
(Tomado de B. Caballero: La Palabra cada Domingo, San Pablo, España, 1993, p. 557)
No hay comentarios:
Publicar un comentario