El Evangelio que hoy se proclama en el mundo entero es la mayor de las revoluciones que se hayan oído a lo largo de los siglos: las bienaventuranzas.
Los pobres, los mansos, los perseguidos, los que tienen hambre, los insultados y calumniados son los que deben estar contentos y alegres: porque la recompensa será grande en el cielo.
Lo ha dicho Jesús y el nunca mintió. Seremos dichosos porque es más grande la misericordia, la limpieza de corazón y la paz que todas las persecuciones e insultos por causa suya: ¡Alegraos y regocijaos!.
¡Feliz Día del Señor!
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