VATICANO, 28 Mar. 16 - Luego del rezo del Regina Caeli en este Lunes del Ángel, el Papa Francisco rechazó enérgicamente el “atentado execrable” perpetrado por terroristas musulmanes contra un grupo de cristianos que celebraban la Pascua en la ciudad de Lahore en Pakistán, en el que murieron más de 60 personas y unas 250 resultaron heridas.
El Santo Padre recordó que “ayer en el Pakistán central, la Santa Pascua se ha ensangrentado con un atentado execrable, que ha afectado a muchas personas inocentes, la mayoría de las cuales eran de familias de la minoría cristiana –especialmente mujeres y niños– reunidas en un parque público para vivir la alegría de la fiesta pascual”.
Por ello expresó su “cercanía a cuantos han sido afectados por este crimen vil e insensato, e invito a rezar al Señor por las numerosas víctimas y por sus seres queridos”.
El Papa exhortó a “las autoridades civiles y a todos los componentes sociales de esa Nación para que dediquen todos sus esfuerzos para devolver la seguridad y la serenidad a la población y, en particular, a las minorías religiosas más vulnerables”.
“Repito una vez más que la violencia y el odio homicida conducen solamente al dolor y a la destrucción; el respeto y la fraternidad son el único camino para alcanzar la paz”.
El Pontífice alentó también a que “la Pascua del Señor suscite en nosotros, de modo aún más fuerte, la oración a Dios para que se cierren las manos de los violentos que siembran terror y muerte, y que en el mundo puedan reinar el amor, la justicia y la reconciliación”.
Finalmente elevó sus oraciones “por los muertos de este atentado y sus familiares, por las minorías cristiana y étnica de esa Nación”.
Pakistán es un país mayoritariamente musulmán en el que alrededor del 97 por ciento de los 182 millones de habitantes profesan esta religión.
Ehsanullah Ehsan, vocero del grupo terrorista talibán Jammat-ul-Ahrar, dijo a los periodistas que “realizaron esta bendita operación (el atentado)” que tenía como blanco “el festival cristiano de Pascua”.
En Pakistán el odio a los cristianos, que son una minoría religiosa, parece no tener límites. Una de esas expresiones que hacen parte del sistema legal es la llamada ley de blasfemia, que agrupa varias normas inspiradas en la Shariah –ley religiosa musulmana– para sancionar cualquier ofensa contra Alá, Mahoma o el Corán.
La ofensa puede ser denunciada por un musulmán sin necesidad de testigos o pruebas adicionales y el castigo suponer el juicio inmediato y la condena a prisión o muerte del acusado.
Uno de los casos más emblemáticos en la aplicación de esta norma es la madre y esposa católica Asia Bibi, encarcelada injustamente desde 2010 tras haber sido acusada con falsos cargos por varias mujeres musulmanas.
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