Cada 1° de enero la Iglesia celebra la Jornada Mundial de la Paz y como es costumbre se reflexiona sobre el Mensaje del Papa Francisco, que este año 2016 se titula “Vence la indiferencia y conquista la paz”. Al comenzar este nuevo año, pidámosle a Dios que nos conceda el don de la Paz que muchas veces se ve amenazada por el egoísmo.
Paz es, en términos generales, la tranquilidad que procede del orden y de la unidad de voluntades, es la serenidad existente donde no hay conflicto. Mientras que la “paz interior” es la que proviene de la unidad de la voluntad humana con la divina, la cual se puede obtener incluso en medio de grandes dificultades y tormentos exteriores.
San Juan XIII decía en su Encíclica Pacem in terris (Paz en la tierra) que “la paz no puede darse en la sociedad humana si primero no se da en el interior de cada hombre, es decir, si primero no guarda cada uno en sí mismo el orden que Dios ha establecido”.
Asimismo, San Juan Pablo II señaló en una ocasión que "en este tiempo amenazado por la violencia, por el odio y por la guerra, testimoniad que Él y sólo Él puede dar la verdadera paz al corazón del hombre, a las familias y a los pueblos de la tierra. Esforzaos por buscar y promover la paz, la justicia y la fraternidad".
Plegaria de San Juan Pablo II por la Paz
Al Creador de la naturaleza y del hombre, de la verdad y de la belleza, suplico:
Escucha mi voz, pues es la voz de las víctimas de todas las guerras y de la violencia entre los individuos y las naciones.
Escucha mi voz, pues es la voz de todos los niños que sufren y sufrirán cuando las gentes pongan su fe en las armas y en la guerra.
Escucha mi voz cuando te ruego que infundas en el corazón de todos los hombres la sabiduría de la paz, la fuerza de la justicia y la alegría de la confraternidad.
Escucha mi voz, pues hablo por las multitudes de todos los países y de todos los períodos de la historia que no quieren la guerra y están preparados a caminar por sendas de paz.
Escucha mi voz y concédenos discernimiento y fortaleza para que podamos responder siempre al odio con amor, a la injusticia con la dedicación total a la justicia, a la necesidad compartiendo de lo propio, a la guerra con la paz.
¡Oh Dios! Escucha mi voz y concede en todo el mundo tu eterna paz.
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