Hoy te bendecimos, Padre, por Santa María Virgen,
La llena de tu gracia y favor, la madre inmaculada de Jesús;
Y unimos la espera y la esperanza de la venida de Cristo
Al recuerdo de su Madre bendita, que es toda ella adviento.
María es la mujer nueva que con Cristo, el hombre nuevo,
Refleja la nueva humanidad, restaurada a su hermosura primera,
Tal como salió de tus manos creadoras al amanecer el invierno.
Ella es también la mujer creyente, en quien colmas de bienes
A los humildes, mientras despides vacíos a los ricos engreídos.
Por todo ello, y porque en Cristo nos hiciste hijos tuyos
Para alabanza de tu gloria, ¡bendito seas por siempre, Señor!
Amén.
(Tomado de B. Caballero: La Palabra cada domingo, San Pablo, España, 1993, p. 606)
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