Todos los domingos por la mañana, Eucaristía con los jóvenes

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Altar. Capilla Ntra Sra. del Rosario.
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viernes, 29 de julio de 2016

LOS SEIS GESTOS QUE TUVO EL PAPA FRANCISCO EN SU VISITA A AUSCHWITZ

CRACOVIA, 29 Jul. 16 - En el tercer día de su visita apostólica a Polonia, con ocasión de la Jornada Mundial de la Juventud Cracovia 2016, el Papa Francisco visitó el campo de concentración nazi Auschwitz, que cobró la vida de más de 1 millón de personas durante la II Guerra Mundial.
1. El Santo Padre ingresó al campo de concentración a pie, pasando por el portal en el que los nazis escribieron “Arbeit macht frei” (el trabajo te hace libre).
2. Poco después de entrar a Auschwitz I –sección del campo de concentración dedicado a la tortura–, el Papa se sentó y rezó prolongadamente, para luego besar uno de los postes del complejo carcelario.
3. El Santo Padre se encontró con sobrevivientes de Auschwitz y oró ante el “muro de la muerte”, donde fueron asesinados, con un disparo en la nuca, muchos prisioneros.
4. Francisco visitó la oscura “celda del hambre”, en la que falleció San Maximiliano Kolbe, y rezó ahí.
5. El Papa escribió en el cuaderno de recuerdos del Museo de Auschwitz un mensaje de piedad y perdón.
6. Con una oración en silencio frente al monumento en Auschwitz, el Papa Francisco rindió homenaje a los Justos entre las Naciones, reconocimiento judío para quienes, sin profesar esa religión, los ayudaron durante la persecución alemana en la II Guerra Mundial.

jueves, 21 de julio de 2016

LECTURAS DEL DOMINGO XVII DEL TIEMPO ORDINARIO (C)

Primera lectura

Lectura del libro del Génesis (18,20-32):

En aquellos días, el Señor dijo: «La acusación contra Sodoma y Gomorra es fuerte, y su pecado es grave; voy a bajar, a ver si realmente sus acciones responden a la acusación; y si no, lo sabré.» 
Los hombres se volvieron y se dirigieron a Sodoma, mientras el Señor seguía en compañía de Abrahán. Entonces Abrahán se acercó y dijo a Dios: «¿Es que vas a destruir al inocente con el culpable? Si hay cincuenta inocentes en la ciudad, ¿los destruirás y no perdonarás al lugar por los cincuenta inocentes que hay en él? ¡Lejos de ti hacer tal cosa!, matar al inocente con el culpable, de modo que la suerte del inocente sea como la del culpable; ¡lejos de ti! El juez de todo el mundo, ¿no hará justicia?» 
El Señor contestó: «Si encuentro en la ciudad de Sodoma cincuenta inocentes, perdonaré a toda la ciudad en atención a ellos.» 
Abrahán respondió: «Me he atrevido a hablar a mi Señor, yo que soy polvo y ceniza. Si faltan cinco para el número de cincuenta inocentes, ¿destruirás, por cinco, toda la ciudad?» 
Respondió el Señor: «No la destruiré, si es que encuentro allí cuarenta y cinco.» 
Abrahán insistió: «Quizá no se encuentren más que cuarenta.» 
Le respondió: «En atención a los cuarenta, no lo haré.» 
Abrahán siguió: «Que no se enfade mi Señor, si sigo hablando. ¿Y si se encuentran treinta?» 
Él respondió: «No lo haré, si encuentro allí treinta.» 
Insistió Abrahán: «Me he atrevido a hablar a mi Señor. ¿Y si se encuentran sólo veinte?» 
Respondió el Señor: «En atención a los veinte, no la destruiré.» 
Abrahán continuó: «Que no se enfade mi Señor si hablo una vez más. ¿Y si se encuentran diez?» 
Contestó el Señor: «En atención a los diez, no la destruiré.»

Palabra de Dios

Salmo

Sal 137,1-2a.2bc-3.6-7ab.7c-8

R/. Cuando te invoqué, Señor, me escuchaste

Te doy gracias, Señor, de todo corazón; 
delante de los ángeles tañeré para ti, 
me postraré hacia tu santuario. R/.

Daré gracias a tu nombre, 
por tu misericordia y tu lealtad. 
Cuando te invoqué, me escuchaste, 
acreciste el valor en mi alma. R/. 

El Señor es sublime, se fija en el humilde, 
y de lejos conoce al soberbio. 
Cuando camino entre peligros, me conservas la vida; 
extiendes tu brazo contra la ira de mi enemigo. R/.

Tu derecha me salva. 
El Señor completará sus favores conmigo: 
Señor, tu misericordia es eterna, 
no abandones la obra de tus manos. R/.

Segunda lectura

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses (2,12-14):

Por el bautismo fuisteis sepultados con Cristo, y habéis resucitado con él, porque habéis creído en la fuerza de Dios que lo resucitó de entre los muertos. Estabais muertos por vuestros pecados, porque no estabais circuncidados; pero Dios os dio vida en él, perdonándoos todos los pecados. Borró el protocolo que nos condenaba con sus cláusulas y era contrario a nosotros; lo quitó de en medio, clavándolo en la cruz.

Palabra de Dios

Evangelio

Evangelio según san Lucas (11,1-13), del domingo, 24 de julio de 2016
Lectura del santo evangelio según san Lucas (11,1-13):

Una vez que estaba Jesús orando en cierto lugar, cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo: «Señor, enséñanos a orar, como Juan enseñó a sus discípulos.» 
Él les dijo: «Cuando oréis decid: "Padre, santificado sea tu nombre, venga tu reino, danos cada día nuestro pan del mañana, perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a todo el que nos debe algo, y no nos dejes caer en la tentación."» 
Y les dijo: «Si alguno de vosotros tiene un amigo, y viene durante la medianoche para decirle: "Amigo, préstame tres panes, pues uno de mis amigos ha venido de viaje y no tengo nada que ofrecerle." Y, desde dentro, el otro le responde: "No me molestes; la puerta está cerrada; mis niños y yo estamos acostados; no puedo levantarme para dártelos." Si el otro insiste llamando, yo os digo que, si no se levanta y se los da por ser amigo suyo, al menos por la importunidad se levantará y le dará cuanto necesite. Pues así os digo a vosotros: Pedid y se os dará, buscad y hallaréis, llamad y se os abrirá; porque quien pide recibe, quien busca halla, y al que llama se le abre. ¿Qué padre entre vosotros, cuando el hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿O si le pide un pez, le dará una serpiente? ¿O si le pide un huevo, le dará un escorpión? Si vosotros, pues, que sois malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo piden?»

Palabra del Señor

jueves, 9 de junio de 2016

LA ORACIÓN ES LA BATERÍA QUE HACE FUNCIONAR AL CRISTIANO, DICE EL PAPA

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VATICANO, 07 Jun. 16 - Durante la Misa matutina en la Casa Santa Marta, el Papa Francisco habló de la oración y de los dones que cada cristiano recibe y deben ser puestos a disposición de los demás y no guardarlos para uno mismo.
“Cuántas obras se convierten en oscuras por falta de luz, por falta de oración. Lo que mantiene, lo que da vida a la luz cristiana, lo que ilumina es la oración”, dijo.
El Santo Padre recordó que el cristiano está llamado a ser luz y sal para los demás, pero, "¿cuáles son las baterías del cristiano para ser luz? Simplemente la oración”, indicó. “Puedes hacer muchas cosas, muchas obras, muchas obras de misericordia, muchas cosas grandes por la Iglesia –una universidad católica, un colegio, un hospital– y también te harán un monumento de benefactor de la Iglesia, pero si no oras eso estará un poco oscuro”.
Se trata por tanto de “la oración de adoración al Padre, de alabanza a la Trinidad, la oración de agradecimiento, también la de pedir las cosas al Señor, pero la oración del corazón”. Esto es “el aceite, las baterías, que dan vida a la luz”. 
Respecto a la sal, el Pontífice explicó que “se convierte en sal cuando se da, y esta es otra actitud del cristiano: darse; salar la vida de los otros, dar sabor a tantas cosas con el mensaje del Evangelio”.
Es “darse, no guardárselo para uno mismo. La sal no es para el cristiano, es para darla. La tiene el cristiano para darla, es sal para darse, pero no para uno mismo”. En definitiva, “la sal y la luz son para los demás. La luz no se ilumina a sí misma, la sal no se da sabor a sí misma”.
Estos dones “no terminan nunca” porque “una cosa dada como un don continúa siendo dada como don si uno la da, iluminando y dando”.
El Papa invitó: “ilumina con tu luz, pero defiéndete de la tentación de iluminarte a ti mismo. Esto es feo, es un poco la espiritualidad del espejo: me ilumino a mí mismo. Defiéndete de esta tentación. Se luz para iluminar, se sal para dar sabor y conservar”.
“Que el Señor nos ayude en esto, a cuidar siempre de la luz, a no esconderla, a ponerla en lo alto”. Y la sal, “a dar la justa, lo que sea necesario, pero a darla”. “Estas son las buenas obras del cristiano”, aseguró. 

jueves, 26 de mayo de 2016

¿POR QUÉ ES BUENO REZAR? PAPA FRANCISCO HACE UNA ADVERTENCIA PARA QUIEN NO REZA

VATICANO, 25 May. 16 - Un miércoles más, el Papa Francisco celebró la Audiencia General en la Plaza de San Pedro, en la que habló de la importancia de la oración y pidió no cansarse nunca de rezar, aunque parezca que a veces no se es correspondido.
“La oración transforma el deseo y lo modela según la voluntad de Dios, sea cual sea, porque quien ora aspira antes que nada a la unión con Él, Amor misericordioso”.
La catequesis del Papa estuvo dedicada esta vez a la parábola del juez inicuo y la viuda inoportuna que oraba sin cesar. “No debemos desistir de rezar aunque no sea correspondida. Es la oración la que conserva la fe y ¡sin ella la fe vacila!”, pidió Francisco.
El Pontífice explicó que este relato pone de manifiesto “la necesidad de orar siempre, sin cansarse”. “No se trata de rezar alguna vez, cuando lo siento. No. Jesús, dice que se necesita ‘rezar siempre, sin cansarse’. Y pone el ejemplo de la viuda y del juez”.
El Papa describió al juez como “un personaje con poder, llamado a emitir un juicio sobre la base de la Ley de Moisés”, pero “este juez no temía a Dios”.“Era un juez inicuo, sin escrúpulos, que no tenía en cuenta la Ley y hacía lo que quería, según sus intereses”.
La viuda “junto a los huérfanos y los extranjeros era parte de las categorías más débiles de la sociedad”. Por eso, “una pobre viuda allí sola, está indefensa y podía ser ignorada y dejada sin justicia, así como el huérfano, el extranjero, el migrante”.
“Frente a la indiferencia del juez, la viuda utiliza su única arma: continuar insistiendo importunándolo y presentándole su petición de justicia”, recordó el Papa.
“Es así, con esta perseverancia, como consigue su propósito. El juez, en efecto, en un cierto punto la escucha, no porque fuese movido por la misericordia, sino porque la conciencia se lo impone; simplemente admite: “como esta viuda me causa molestias, le voy a hacer justicia para que no venga continuamente a importunarme”.
Francisco subrayó entonces cómo Dios “que es un Padre bueno y justo, hará justicia a sus elegidos que gritan día y noche hacia Él”.
“Todos tenemos momentos de cansancio y de desánimo, sobre todo cuando nuestra oración parece ineficaz. Pero Jesús nos asegura: a diferencia del juez deshonesto, Dios escucha pronto a sus hijos, también si eso no significa que lo haga en los tiempos y en los modos que nosotros querríamos”.
“¡La oración no es una varita mágica!”, exclamó el Papa en la Plaza. “Ella ayuda a conservar la fe en Dios y en confiarnos a Él también cuando no comprendemos su voluntad.”.
El Pontífice añadió que “Dios de verdad ha salvado a Jesús de la muerte dándole la completa victoria en ella, pero la vía recorrida para obtenerla pasó a través de la misma muerte”.
El Santo Padre recordó también la oración de Jesús en el Huerto de los Olivos cuando “oró al Padre para que lo librase del cáliz amargo de la pasión”.
“Pidamos al Señor -concluyó el Papa- una fe que se hace oración incesante, perseverante, como la de la viuda de la parábola, una fe que se nutre del deseo de su venida. Y en la oración experimentamos la compasión de Dios, que como un Padre viene al encuentro de sus hijos lleno de amor misericordioso”.

viernes, 29 de enero de 2016

MENSAJE DEL PAPA FRANCISCO PARA LA XXIV JORNADA MUNDIAL DEL ENFERMO 2016

VATICANO, 28 Ene. 16 - La Oficina de Prensa de la Santa Sede dio a conocer el mensaje del Papa Francisco para la Jornada Mundial del Enfermo que se celebrará el próximo 11 de febrero de 2016, en la fiesta de la Virgen de Lourdes.
A continuación el texto completo:
Confiar en Jesús misericordioso como María: “Hagan lo que Él les diga” (Jn 2,5)
Queridos hermanos y hermanas:
La XXIV Jornada Mundial del Enfermo me ofrece la oportunidad de estar especialmente cerca de vosotros, queridos enfermos, y de todos los que os cuidan.
Debido a que este año dicha Jornada será celebrada solemnemente en Tierra Santa, propongo meditar la narración evangélica de las bodas de Caná (Jn 2,1-11), donde Jesús realizó su primer milagro gracias a la mediación de su Madre. El tema elegido, «Confiar en Jesús misericordioso como María: “Haced lo que Él os diga”» (Jn 2,5), se inscribe muy bien en el marco del Jubileo extraordinario de la Misericordia. La Celebración eucarística central de la Jornada, el 11 de febrero de 2016, memoria litúrgica de Nuestra Señora de Lourdes, tendrá lugar precisamente en Nazaret, donde «la Palabra se hizo carne, y puso su morada entre nosotros» (Jn 1,14). Jesús inició allí su misión salvífica, aplicando a sí mismo las palabras del profeta Isaías, como dice el evangelista Lucas: «El Espíritu del Señor está sobre mí, porque él me ha ungido. Me ha enviado a evangelizar a los pobres, a proclamar a los cautivos la libertad, y a los ciegos, la vista; a poner en libertad a los oprimidos; a proclamar el año de gracia del Señor» (Lc 4,18-19).
La enfermedad, sobre todo cuando es grave, pone siempre en crisis la existencia humana y nos plantea grandes interrogantes. La primera reacción puede ser de rebeldía: ¿Por qué me ha sucedido precisamente a mí? Podemos sentirnos desesperados, pensar que todo está perdido y que ya nada tiene sentido…
En esta situación, por una parte la fe en Dios se pone a prueba, pero al mismo tiempo revela toda su fuerza positiva. No porque la fe haga desaparecer la enfermedad, el dolor o los interrogantes que plantea, sino porque nos ofrece una clave con la que podemos descubrir el sentido más profundo de lo que estamos viviendo; una clave que nos ayuda a ver cómo la enfermedad puede ser la vía que nos lleva a una cercanía más estrecha con Jesús, que camina a nuestro lado cargado con la cruz. Y esta clave nos la proporciona María, su Madre, experta en esta vía.
En las bodas de Caná, María aparece como la mujer atenta que se da cuenta de un problema muy importante para los esposos: se ha acabado el vino, símbolo del gozo de la fiesta. María descubre la dificultad, en cierto sentido la hace suya y, con discreción, actúa rápidamente. No se limita a mirar, y menos aún se detiene a hacer juicios, sino que se dirige a Jesús y le presenta el problema tal como es: «No tienen vino» (Jn 2,3). Y cuando Jesús le hace presente que aún no ha llegado el momento para que Él se revele (cf. v. 4), dice a los sirvientes: «Haced lo que Él os diga» (v. 5). Entonces Jesús realiza el milagro, transformando una gran cantidad de agua en vino, en un vino que aparece de inmediato como el mejor de toda la fiesta. ¿Qué enseñanza podemos obtener del misterio de las bodas de Caná para la Jornada Mundial del Enfermo?
El banquete de bodas de Caná es una imagen de la Iglesia: en el centro está Jesús misericordioso que realiza la señal; a su alrededor están los discípulos, las primicias de la nueva comunidad; y cerca de  Jesús y de sus discípulos está María, Madre previsora y orante. María participa en el gozo de la gente común y contribuye a aumentarlo; intercede ante su Hijo por el bien de los esposos y de todos los invitados. Y Jesús no rechazó la petición de su Madre. Cuánta esperanza nos da este acontecimiento. Tenemos una Madre con ojos vigilantes y compasivos, como los de su Hijo; con un corazón maternal lleno de misericordia, como Él; con unas manos que quieren ayudar, como las manos de Jesús, que partían el pan para los hambrientos, que tocaban a los enfermos y los sanaba. Esto nos llena de confianza y nos abre a la gracia y a la misericordia de Cristo. La intercesión de María nos permite experimentar la consolación por la que el apóstol Pablo bendice a Dios: «¡Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de las misericordias y Dios de todo consuelo, que nos consuela en cualquier tribulación nuestra hasta el punto de poder consolar nosotros a los demás en cualquier lucha, mediante el consuelo con que nosotros mismos somos consolados por Dios! Porque lo mismo que abundan en nosotros los sufrimientos de Cristo, abunda también nuestro consuelo gracias a Cristo» (2 Co 1,3-5). María es la Madre «consolada» que consuela a sus hijos.
En Caná se perfilan los rasgos característicos de Jesús y de su misión: Él es Aquel que socorre al que está en dificultad y pasa necesidad. En efecto, en su ministerio mesiánico curará a muchos de sus enfermedades, dolencias y malos espíritus, dará la vista a los ciegos, hará caminar a los cojos, devolverá la salud y la dignidad a los leprosos, resucitará a los muertos y a los pobres anunciará la buena nueva (cf. Lc 7,21-22). La petición de María, durante el banquete nupcial, puesta por el Espíritu Santo en su corazón de madre, manifestó no sólo el poder mesiánico de Jesús sino también su misericordia.
En la solicitud de María se refleja la ternura de Dios. Y esa misma ternura se hace presente también en la vida de muchas personas que se encuentran junto a los enfermos y saben comprender sus necesidades, aún las más ocultas, porque miran con ojos llenos de amor. Cuántas veces una madre a la cabecera de su hijo enfermo, o un hijo que se ocupa de su padre anciano, o un nieto que está cerca del abuelo o de la abuela, confían su súplica en las manos de la Virgen. Para nuestros seres queridos que sufren por la enfermedad pedimos en primer lugar la salud; Jesús mismo manifestó la presencia del Reino de Dios precisamente a través de las curaciones: «Id a anunciar a Juan lo que estáis viendo y oyendo: los ciegos ven y los cojos andan; los leprosos quedan limpios y los sordos oyen; los muertos resucitan» (Mt 11,4-5). Pero el amor animado por la fe hace que pidamos para ellos algo más grande que la salud física: pedimos la paz, la serenidad de la vida que parte del corazón y que es don de Dios, fruto del Espíritu Santo que el Padre no niega nunca a los que se lo piden con confianza.
En la escena de Caná, además de Jesús y su Madre, están también los que son llamados «sirvientes», que reciben de Ella esta indicación: «Haced lo que Él os diga» (Jn 2,5). Naturalmente el milagro tiene lugar por obra de Cristo; sin embargo, Él quiere servirse de la ayuda humana para realizar el prodigio. Habría podido hacer aparecer directamente el vino en las tinajas. Sin embargo, quiere contar con la colaboración humana, y pide a los sirvientes que las llenen de agua. Cuánto valora y aprecia Dios que seamos servidores de los demás. Esta es de las cosas que más nos asemeja a Jesús, el cual «no ha venido a ser servido sino a servir» (Mc 10,45). Estos personajes anónimos del Evangelio nos enseñan mucho. No sólo obedecen, sino que lo hacen generosamente: llenaron las tinajas hasta el borde (cf. Jn 2,7). Se fían de la Madre, y con prontitud hacen bien lo que se les pide, sin lamentarse, sin hacer cálculos.
En esta Jornada Mundial del Enfermo podemos pedir a Jesús misericordioso por la intercesión de María, Madre suya y nuestra, que nos conceda esta disponibilidad para servir a los necesitados, y concretamente a nuestros hermanos enfermos. A veces este servicio puede resultar duro, pesado, pero estamos seguros de que el Señor no dejará de transformar nuestro esfuerzo humano en algo divino. También nosotros podemos ser manos, brazos, corazones que ayudan a Dios a realizar sus prodigios, con frecuencia escondidos. También nosotros, sanos o enfermos, podemos ofrecer nuestros cansancios y sufrimientos como el agua que llenó las tinajas en las bodas de Caná y fue transformada en el mejor vino. Cada vez que se ayuda discretamente a quien sufre, o cuando se está enfermo, se tiene la ocasión de cargar sobre los propios hombros la cruz de cada día y de seguir al Maestro (cf. Lc 9,23); y aún cuando el encuentro con el sufrimiento sea siempre un misterio, Jesús nos ayuda a encontrarle sentido.
Si sabemos escuchar la voz de María, que nos dice también a nosotros: «Haced lo que Él os diga», Jesús transformará siempre el agua de nuestra vida en vino bueno. Así, esta Jornada Mundial del Enfermo, celebrada solemnemente en Tierra Santa, ayudará a realizar el deseo que he manifestado en la Bula de convocación del Jubileo Extraordinario de la Misericordia: «Este Año Jubilar vivido en la misericordia pueda favorecer el encuentro con [el Hebraísmo, el Islam] y con las otras nobles tradiciones religiosas; nos haga más abiertos al diálogo para conocernos y comprendernos mejor; elimine toda forma de cerrazón y desprecio, y aleje cualquier forma de violencia y de discriminación» (Misericordiae Vultus, 23). Cada hospital o clínica puede ser un signo visible y un lugar que promueva la cultura del encuentro y de la paz, y en el que la experiencia de la enfermedad y del sufrimiento, así como también la ayuda profesional y fraterna, contribuyan a superar todo límite y división.
Son un ejemplo para nosotros las dos monjas canonizadas en el pasado mes de mayo: santa María Alfonsina Danil Ghattas y santa María de Jesús Crucificado Baouardy, ambas hijas de la Tierra Santa.  La primera fue testigo de mansedumbre y de unidad, ofreciendo un claro testimonio de la importancia que tiene el que seamos unos responsables de los otros importante es que seamos responsables unos de otros, de que vivíamos al servicio de los demás. La segunda, mujer humilde e iletrada, fue dócil al Espíritu Santo y se convirtió en instrumento de encuentro con el mundo musulmán.
A todos los que están al servicio de los enfermos y de los que sufren, les deseo que estén animados por el ejemplo de María, Madre de la Misericordia. «La dulzura de su mirada nos acompañe en este Año Santo, a fin de que todos podamos descubrir la alegría de la ternura de Dios» (ibíd., 24) y llevarla grabada en nuestros corazones y en nuestros gestos. Encomendemos a la intercesión de la Virgen nuestras ansias y tribulaciones, junto con nuestros gozos y consolaciones, y dirijamos a ella nuestra oración, para que vuelva a nosotros sus ojos misericordiosos, especialmente en los momentos de dolor, y nos haga dignos de contemplar hoy y por toda la eternidad el Rostro de la misericordia, su Hijo Jesús.
Acompaño esta súplica por todos vosotros con mi Bendición Apostólica.
Dado en el Vaticano, el 15 de setiembre de 2015
Memoria de Nuestra Señora de los Dolores.
Francisco

martes, 1 de diciembre de 2015

LECTURAS DEL II DOMINGO DE ADVIENTO (C)

Primera lectura

Lectura del libro de Baruc (5,1-9):

Jerusalén, quítate tu ropa de duelo y aflicción, y vístete para siempre el esplendor de la gloria que viene de Dios. Envuélvete en el manto de la justicia que procede de Dios, pon en tu cabeza la diadema de gloria del Eterno. Porque Dios mostrará tu esplendor a todo lo que hay bajo el cielo. Pues tu nombre se llamará de parte de Dios para siempre: “Paz de la Justicia” y “Gloria de la Piedad”. Levántate, Jerusalén, sube a la altura, tiende tu vista hacia el Oriente y ve a tus hijos reunidos desde oriente a occidente, a la voz del Santo, alegres del recuerdo de Dios. Salieron de ti a pie, llevados por enemigos, pero Dios te los devuelve traídos gloria, como un trono real. Porque ha ordenado Dios que sean rebajados todo monte elevado y los collados eternos, y colmados los valles hasta allanar la tierra, para que Israel marche en seguro bajo la gloria de Dios. Y hasta las selvas y todo árbol aromático darán sombra a Israel por orden de Dios. Porque Dios guiará a Israel con alegría a la luz de su gloria, con la misericordia y la justicia que vienen de él.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 125,1-2ab.2cd-3.4-5.6

R/. El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres

Cuando el Señor cambió la suerte de Sión,
nos parecía soñar:
la boca se nos llenaba de risas,
la lengua de cantares. R/.

Hasta los gentiles decían:
«El Señor ha estado grande con ellos.»
El Señor ha estado grande con nosotros,
y estamos alegres. R/.

Que el Señor cambie nuestra suerte,
como los torrentes del Negueb.
Los que sembraban con lágrimas
cosechan entre cantares. R/.

Al ir, iba llorando,
llevando la semilla;
al volver, vuelve cantando,
trayendo sus gavillas. R/.

Segunda lectura

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses (1,4-6.8-11):

Ruego siempre y en toda mis oraciones con alegría por todos vosotros a causa de la colaboración que habéis prestado al Evangelio, desde el primer día hasta hoy; firmemente convencido de que, quien inició en vosotros la buena obra, la irá consumando hasta el Día de Cristo Jesús. Pues testigo me es Dios de cuánto os quiero a todos vosotros en el corazón de Cristo Jesús. Y lo que pido en mi oración es que vuestro amor siga creciendo cada vez más en conocimiento perfecto y todo discernimiento, llenos de los frutos de justicia que vienen por Jesucristo, para la gloria y alabanza de Dios.

Palabra de Dios

Evangelio

Evangelio según san Lucas (3,1-6), del domingo, 6 de diciembre de 2015
Lectura del santo evangelio según san Lucas (3,1-6):

En el año quince del reinado del emperador Tiberio, siendo Poncio Pilato gobernador de Judea, y Herodes virrey de Galilea, y su hermano Felipe virrey de Iturea y Traconítide, y Lisanio virrey de Abilene, bajo el sumo sacerdocio de Anás y Caifás, vino la palabra de Dios sobre Juan, hijo de Zacarías, en el desierto.
Y recorrió toda la comarca del Jordán, predicando un bautismo de conversión para perdón de los pecados, como está escrito en el libro de los oráculos del profeta Isaías: «Una voz grita en el desierto: Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos; elévense los valles, desciendan los montes y colinas; que lo torcido se enderece, lo escabroso se iguale. Y todos verán la salvación de Dios.»

Palabra del Señor

miércoles, 28 de octubre de 2015

CONOCE MEJOR A SAN JUDAS TADEO - PATRONO DE LOS IMPOSIBLES.

28 Oct. 15- San Judas Tadeo es uno de los santos más populares y queridos entre los católicos debido a los numerosos “favores” que sus devotos aseguran haber conseguido por su intercesión. Estas son 8 cosas que tal vez no sabías sobre San Judas Tadeo, el conocido patrono de los imposibles.
1. Tadeo significa “magnánimo”
La tradición en la Iglesia llama a este apóstol Judas Tadeo. Los Evangelistas San Mateo y San Marcos lo nombran simplemente “Tadeo” (Mt 10, 3; Mc 3, 18) y Lucas lo denomina “Judas de Santiago” (Lc 6, 16; Hch 1, 13). Judas significa “alabanzas sean dadas a Dios”.
No se sabe exactamente de dónde proviene el sobrenombre Tadeo y se considera que viene del arameo “taddà'”, que quiere decir “pecho” y por lo tanto significaría “magnánimo”. O tal vez surgió de la abreviación de un nombre griego como “Teodoro, Teódoto”.
2. Era primo de Jesús
Hay quienes afirman que San Judas Tadeo era hermano del Apóstol Santiago, el hijo de Alfeo (Cleofás), quien era hermano del justo San José. Según sostiene un documento publicado por la Congregación para el Clero, Cleofás se casó con María de Cleofás, después de enviudar de su primer matrimonio del que nació San Judas Tadeo.
Esta otra María es la “hermana” de la Virgen María que estaba al pie de la cruz (Jn. 19,25). Por lo tanto, Santiago el Menor y Judas serían primos de Jesús y sobrinos de San José y la Santísima Virgen. Sin embargo, no se ha logrado especificar si María de Cleofás era “hermana” de sangre de la Virgen María o sólo su cuñada porque en ese tiempo se llamaba  “hermanos” a los parientes en general.
3. Era muy parecido a Jesús
Se suele representar a San Judas Tadeo con un medallón en el pecho que tiene el rostro de Cristo. Esto debido al parecido no sólo físico, sino también espiritual del popular santo con Jesús. Además lleva una llama de fuego en la cabeza porque recibió al Espíritu Santo en Pentecostés.
Otros artistas lo muestran portando una Biblia en referencia al libro que lleva su nombre. En su mano sostiene un hacha, que hace mención a su martirio, o un bastón como símbolo de las grandes distancias que recorrió mientras predicaba.
4. Murió mártir junto a San Simón
San Judas Tadeo predicó primero en Judea, luego pasó a Mesopotamia y finalmente en Persia. Ahí se reunió con el apóstol San Simón y juntos combatieron las herejías de Zaroes y Arfexat, dos sacerdotes paganos que levantaron al pueblo contra las obras de los apóstoles. Ambos apostóles recibieron juntos la corona del martirio y por eso la Iglesia los celebra el mismo día. Las reliquias de los Santos se encuentran en un altar de la Basílica de San Pedro en el Vaticano.
5. Tuvo una visión de Jesús antes de morir
Judas Tadeo y Simón buscaron alojamiento donde un discípulo llamado Semme. A la mañana siguiente unos sacerdotes idólatras con una gran multitud rodearon la casa y exigieron a Semme que les entregara a los apóstoles o quemarían la casa. Los santos se entregaron, pero no pudieron hacer que adoren a sus ídolos.
Antes de morir San Judas miró a San Simón y le dijo que veía al Señor que los llamaba hacia Él. Según la antigua tradición, a San Simón lo mataron cortando su cuerpo en dos y a San Judas Tadeo le cortaron la cabeza con un hacha. La Iglesia en occidente los celebra el 28 de octubre.
6. Es patrono de las causas imposibles
Santa Brígida de Suecia, mística y patrona de Europa, escribió que un día Jesús le recomendó que cuando quisiera obtener ciertos favores, los pidiera por medio de San Judas Tadeo. Por esta razón es considerado patrono de las causas imposibles y comparte este patronazgo con Santa Rita de Cascia.
7. Tiene una epístola en la Biblia
La Epístola o Carta de Judas forma parte del Nuevo Testamento y es atribuida a San Judas Tadeo. Fue escrita en griego entre los años 62-65, antes de la caída de Jerusalén. La escribe un Judas, hermano de Santiago, y no está dirigida a ninguna persona, ni Iglesia en particular.
En ella se reprende a los falsos maestros y se hace una invitación a mantener la pureza de la fe. La carta termina con una bella oración (25) que dice: “Al único Dios que es nuestro Salvador, por medio de Jesucristo nuestro Señor, sea la gloria, el honor, la fuerza y el poder, desde antes de todos los tiempos, ahora y para siempre. Amén”.
8. La Iglesia no avala las polémicas cadenas de oración
Con frecuencia circulan en Internet y en papeles dejados en hogares o templos, una supuesta “Cadena o Novena Milagrosa a San Judas Tadeo” que exige que se comparta el contenido a un número determinado de personas y en un lapso de tiempo para obtener bendiciones y amenaza con males a quienes rompan su circulación. El origen es desconocido, pero la Iglesia no avala estas iniciativas.
Si uno desea consagrarse a San Judas Tadeo, puede usar la siguiente oración:
San Judas, Apóstol de Cristo y Mártir glorioso, deseo honrarte con especial devoción. Te acojo como mi patrón y protector. Te encomiendo mi alma y mi cuerpo, todos mis intereses espirituales y temporales y asimismo los de mi familia. Te consagro mi mente para que en todo proceda a la luz de la fe; mi corazón para que lo guardes puro y lleno de amor a Jesús y María; mi voluntad para que, como la tuya, esté siempre unida a la voluntad de Dios.
Te suplico me ayudes a dominar mis malas inclinaciones y tentaciones evitando todas las ocasiones de pecado. Obténme la gracia de no ofender a Dios jamás, de cumplir fielmente con todas las obligaciones de mi estado de vida y practicar las virtudes necesarias para salvarme.
Ruega  por mi Santo Patrón y auxilio mío, para que, inspirado con tu ejemplo y asistido por tu intercesión,  pueda llevar  una vida santa,  tener una  muerte dichosa y alcanzar la gloria del Cielo donde  se ama  y da  gracias a  Dios eternamente.  Amén.

jueves, 13 de agosto de 2015

CATEQUESIS DEL PAPA FRANCISCO SOBRE LA FIESTA EN LA FAMILIA. TEXTO COMPLETO.

VATICANO, 12 Ago. 15 - El Papa Francisco dedicó la catequesis de este miércoles a reflexionar sobre la importancia de la fiesta en la familia, precisó que es un tiempo “sagrado” en el que Dios también habita, de manera especial en la Eucaristía.
A continuación y gracias a Radio Vaticano, el texto completo de la catequesis:
Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
Hoy abrimos un pequeño camino de reflexión sobre tres dimensiones que marcan, por así decir, el ritmo de la vida familiar: la fiesta, el trabajo y la oración.
Comenzamos por la fiesta. Hoy hablaremos de la fiesta. Y decimos inmediatamente que la fiesta es un invento de Dios. Recordamos la conclusión de la narración de la creación, en el Libro del Génesis que hemos escuchado: «El séptimo día, Dios concluyó la obra que había hecho, y cesó de hacer la obra que había emprendido. Dios bendijo el séptimo día y lo consagró, porque en él cesó de hacer la obra que había creado» (2,2-3). Dios mismo nos enseña la importancia de dedicar un tiempo a contemplar y a gozar de lo que en el trabajo ha sido bien hecho. Hablo de trabajo, naturalmente, no sólo en el sentido del arte manual y de la profesión, sino en el sentido más amplio: cada acción con la cual nosotros los hombres y mujeres podemos colaborar a la obra creadora de Dios.
Por lo tanto, la fiesta no es la pereza de quedarse en el sofá o la emoción de una tonta evasión… No, la fiesta es en primer lugar una mirada amorosa y grata sobre el trabajo bien hecho; festejamos un trabajo. También ustedes, recién casados, están festejando el trabajo de un lindo tiempo de noviazgo: ¡y esto es bello! Es el tiempo para ver a los hijos, o los nietos, que están creciendo, y pensar: ¡qué bello! Es el tiempo para mirar nuestra casa, los amigos que hospedamos, la comunidad que nos rodea, y pensar: ¡qué buena cosa! Dios ha hecho así cuando ha creado el mundo. Y continuamente hace así, porque Dios crea siempre, ¡también en este momento!
Puede suceder que una fiesta llegue en circunstancias difíciles y dolorosas, y se celebra quizá “con un nudo en la garganta”. Y sin embargo, también en estos casos, pedimos a Dios la fuerza de no vaciarla completamente. Ustedes mamás y papás saben bien esto: cuántas veces, por amor a los hijos, son capaces de apartar las penas para dejar que ellos vivan bien la fiesta, ¡gusten el sentido bueno de la vida! ¡Hay tanto amor en esto!
También en el ambiente de trabajo, a veces - ¡sin fallar a los deberes! - nosotros sabemos “filtrar” alguna chispa de fiesta: un cumpleaños, un matrimonio, un nuevo nacimiento, como también una despedida o una nueva llegada…, es importante. Es importante hacer fiesta. Son momentos de familiaridad en el engranaje de la máquina productiva: ¡nos hace bien!
Pero el verdadero tiempo de la fiesta, suspende el trabajo profesional, y es sagrado, porque recuerda que el hombre y la mujer que han sido hechos a imagen de Dios, el cual no es esclavo del trabajo, sino Señor, por lo tanto también nosotros no debemos ser nunca esclavos del trabajo, sino “señores”. Hay un mandamiento para esto, un mandamiento que se aplica a todos, ¡ninguno es excluido! Y en cambio sabemos que hay millones de hombres y mujeres, e incluso ¡niños esclavos del trabajo! En este tiempo existen esclavos ¡Son explotados, esclavos del trabajo y esto es en contra de Dios y en contra de la dignidad de la persona humana! La obsesión por el beneficio económico y el eficientismo de la técnica amenaza los ritmos humanos de la vida, porque la vida tiene sus ritmos humanos.
El tiempo del reposo, sobre todo el dominical, está destinado a nosotros para que podamos gozar de aquello que no se produce y no se consume, no se compra y no se vende. Y por el contrario vemos que la ideología de la ganancia y del consumo quiere devorar también la fiesta: y también ésta a veces se reduce a un “negocio”, un modo para ganar dinero y gastarlo. Pero ¿es para eso que trabajamos? La codicia del consumir, que comporta el desperdicio, es un virus feo que, entre otros, nos hace estar más cansados que antes. Perjudica el verdadero trabajo, consume la vida. Los ritmos desregulados de la fiesta causan víctimas, a menudo jóvenes.
Finalmente, el tiempo de la fiesta es sagrado porque Dios habita en modo especial. La Eucaristía dominical lleva a la fiesta toda la gracia de Jesucristo: su presencia, su amor, su sacrificio, su hacerse comunidad, su estar con nosotros… Y es así, como cada realidad recibe su sentido pleno: el trabajo, la familia, las alegrías y los cansancios de cada día, también el sufrimiento y la muerte; todo se trasfigura por la gracia de Cristo.
La familia está dotada de una competencia extraordinaria para entender, dirigir y sostener el auténtico valor del tiempo de la fiesta. Pero ¡que bellas son las fiestas en familia, son bellísimas! Y en particular del domingo. No es casualidad si las fiestas en las cuales hay lugar para toda la familia ¡son aquellas que salen mejor!
La misma vida familiar, mirada con los ojos de la fe, aparece mejor de los cansancios que implican. Nos aparece como una obra de arte de sencillez, bella porque no es artificial, no fingida, sino capaz de incorporar en sí misma todos los aspectos de la vida verdadera. Nos aparece como una cosa “muy buena”, como Dios dice al final de la creación del hombre y de la mujer (cfr Gen 1, 31). Por lo tanto, la fiesta es un valioso regalo de Dios; un valioso regalo que Dios ha hecho a la familia humana: ¡no la arruinemos! Gracias.

miércoles, 5 de agosto de 2015

ENTREVISTA AL SACERDOTE MAS LONGEVO DE LA DIÓCESIS DE MÁLAGA - 100 AÑOS

P. Francisco Acevedo. Foto: Sitio web de la Diócesis de Málaga.
El presbítero más longevo de la diócesis nos recibe en su residencia de la parroquia San Patricio leyendo tranquilamente el periódico y con muy buen humor. «Todos los días leo “La Razón”, es mi forma de estar “razonablemente” informado», afirma jocoso Don Francisco Acevedo.
Hoy, 1 de agosto, cumple 100 años. ¿Algún truco?
Yo no he hecho nada especial. He comido tres veces al día, he tenido una salud normal, alcohol no he tomado...

¿Ni tabaco?
Sólo me he fumado un cigarrillo en mi vida. El maestro de mi pueblo nos había hablado siempre en contra del tabaco. Pero un día uno de mis hermanos mayores me dio un cigarro y el maestro me pilló fumándomelo por la calle. Me siguió y me dijo: “¡te lo vas a tragar!”. Me llevé tal susto que ya el tabaco desapareció de mi vida para siempre. 

También lo cuidan muy bien su sobrina; su comunidad; el párroco actual, Adrián Troncoso...
Me cuidan superbien y yo me dejo querer.

Después de un siglo de vida ¿Qué le queda por hacer?
Dice San Pedro: «Sed sobrios y vigilad, porque el demonio como un león rugiente anda alrededor buscando a quién devorar». Me queda resistir al demonio, pero no es fácil. Al demonio no le interesan los curas santos y es un peligro no tomarse esto en serio.

¿De cuál de sus destinos guarda un recuerdo especial?
En todas partes he estado bien, pero el Seminario era para nosotros una gran familia. Santa Teresa decía a sus monjas: «esta casa es un cielo, si le hay en la tierra, pero para quienes se contentan de sólo contentar a Dios». Eso nos lo hizo aprender de memoria el director espiritual del Seminario que era un hombre de Dios, Don José Soto Chuliá.

Como decano del clero malagueño ¿Algún consejo a los curas?
Que no se cansen de ser tontos. Tratar de ser ciego, sordo, mudo, tonto, tonto y medio, de todo lo que les rodea. Buscar sólo a Dios, ser tonto del mundo.

¿Ha pensado en su epitafio?
No lo he pensado. ¿Para qué?

¿Cómo le gustaría entonces que le recordaran?
Muerto el perro, se acabó la rabia (ríe). Ya hemos terminado nuestra misión. Nuestra misión no es cosechar laureles. Me gustaría pasar desapercibido.

¿Qué es para usted la oración?
¡Todo! “Sin mí no podéis nada”, “Orad sin descanso”, “Vigilad y orad para no caer en tentación”... Es una guardia permanente. 

Algunos pueden pensar que quita tiempo para hacer cosas.
Esos no saben qué es ser cristiano. No son cristianos. Puede que sean herederos de algo que han oído, pero no conocen a Jesús. Si lo conocieran, lo buscarían.

¿Qué pide usted en la oración?
A la Virgen le pido paz: “Reina de la paz ruega por nosotros”; y fidelidad: “Virgen siempre fiel, ruega por nosotros”. No se me cae de la boca. Y no hay nadie con más paz que yo.

Ha conocido nueve papas ¿Qué le parece Francisco?
El Papa que necesitamos.

Ha sido un placer charlar con usted.
Igualmente. ¡Y no os olvidéis de pedir por el Seminario!


Realizada por: Antonio Moreno Ruíz. Periodista de la Diócesis de Málaga.

miércoles, 25 de marzo de 2015

PAPA FRANCISCO SOBRE EL SÍNODO DE LA FAMILIA: "NECESITAMOS ORACIONES, NO CHISMES"

VATICANO, 25 Mar. 15- A pesar de la intensa lluvia, miles de personas asistieron a la Audiencia General de este miércoles con el Papa Francisco en la Plaza de San Pedro. Después de semanas de hablar de cada uno de los miembros de la familia, el Pontífice dedicó esta catequesis al próximo Sínodo sobre la Familia e invitó de manera insistente a rezar por él y a evitar los cuchicheos y habladurías.
La Iglesia, como madre, no abandona nunca a la familia, también cuando se ha envilecido, está herida o de muchas maneras mortificada. Ni siquiera cuando cae en el pecado o si se aleja de la Iglesia; siempre hará de todo para buscar curarla y sanarla, invitarla a conversión y reconciliarla con el Señor”, dijo el Santo Padre.
Después de pronunciar estas palabras, el Santo Padre exclamó: “¡Si esta es la tarea, parece claro de cuánta oración necesita la Iglesia para ser capaz!”.
“Una oración llena de amor por la familia y por la vida. Una oración que sabe regocijarse con los que se gozan y sufrir con los que sufren”, dijo.
También habló brevemente del don de la familia dado que en este día se celebra la Anunciación.
“El 25 de marzo, en efecto, la Iglesia celebra solemnemente la Anunciación, inicio del misterio de la Encarnación. El Arcángel Gabriel visita a una humilde chica de Nazaret y le anuncia que concebirá y dará a luz al Hijo de Dios”.
El Papa explicó que “con este anuncio el Señor ilumina y refuerza la fe de María, como después hará también para su esposo José, para que Jesús pueda nacer en una familia humana”.
Francisco comentó que “esto es muy bello” porque “nos muestra cómo de profundo es el misterio de la Encarnación, así como Dios la ha querido, que no solamente incluye la concepción en el vientre de la madre, sino también la recepción en una verdadera familia”.
Después de rezar un Ave María junto a todos los fieles congregados en la Plaza, el Pontífice explicó que en muchos países se celebra este día la Jornada Por la Vida. “Por esto, hace 20 años, San Juan Pablo II en esta fecha firmó la Encíclica Evangelium Vitae. Para recordar este aniversario hoy están presentes en la plaza muchos miembros del Movimiento por la Vida”.
El Papa explicó que en esta Encíclica la familia ocupa un lugar central, “ya que es el vientre de la vida humana”.
Resaltó que la palabra de San Juan Pablo II “nos recuerda que la pareja humana fue bendecida por Dios desde el principio para formar una comunidad de amor y de vida, a quien se le ha confiado la misión de la procreación”.
En este sentido, “los esposos cristianos, celebrando el sacramento del Matrimonio, se hacen disponibles a honrar  esta bendición, con la gracia de Cristo, para toda la vida. La Iglesia, por su parte, se empeña solemnemente en cuidar de la familia que nace, como don de Dios por su misma vida, en la buena y en la mala suerte: el vínculo entre la Iglesia y la familia es sagrada e inviolable”.
El Papa dijo luego que, junto a sus colaborados, “habíamos pensado proponer hoy renovar la Oración para el Sínodo de los Obispos sobre la familia”.
“Volvemos a lanzar esta tarea hasta el próximo octubre, cuando tendrá lugar la Asamblea Sinodal ordinaria dedicada a la familia. Querría que esta oración, como todo el camino sinodal, sea animada por la compasión del Buen Pastor por su rebaño, especialmente por las personas y familias que por diversos motivos están ‘cansadas y abatidas, como ovejas sin pastor’”.
Francisco indicó que de esta manera “la Iglesia estará todavía más comprometida y todavía más unida, en el testimonio de la verdad del amor de Dios y de su misericordia con las familias del mundo, ninguna excluida, sea dentro como fuera del redil”.
Poco antes de finalizar la catequesis, el Papa pidió “que no falte vuestra oración” porque tanto “Papa, cardenales, obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas, fieles laicos, todos estamos llamados a rezar por el Sínodo”. “¡De esto hay necesidad, no de chismorreos!”, añadió a continuación.
Por último, invitó a rezar también a cuantos se sienten alejados, o que no están habituados a hacerlo: “esta oración por el Sínodo de la familia es por el bien de todos”.
A los peregrinos de la Plaza les habían repartido al entrar una estampa con la oración y el Papa les invitó “a conservarla y a llevarla con vosotros, así en los próximos meses podréis recitarla a menudo, con santa insistencia, como nos ha pedido Jesús”. A continuación, el Pontífice pidió recitarla todos juntos y dio por concluida su catequesis.
En la última parte, la de los saludos, el Papa dirigió uno especial al Movimiento por la Vida y otras asociaciones similares que se encontraban en la Plaza para celebrar la Jornada por la vida.
Como siempre, dirigió un especial saludo a los enfermos. Antes de salir a la plaza con el papamóvil y comenzar la Audiencia, Francisco se detuvo en el Aula Pablo VI para saludar brevemente a los enfermos que siguieron desde allí el encuentro a causa de la lluvia.


Al final también les dirigió unas palabras, junto a jóvenes y recién casados: “En este misterio (de la Anunciación) vemos el diseño con el que Dios nos ha hecho participar de su vida inmortal y también la generosa disponibilidad de María, que ha acogido con fe el anuncio del Ángel. Deseo de todo corazón a vosotros jóvenes, a las personas que sufren y a los esposos noveles aquí presentes, crecer en la generosa disponibilidad hacia el Señor, siguiendo el ejemplo de la Virgen María”.