Todos los domingos por la mañana, Eucaristía con los jóvenes

Todos los domingos por la mañana, Eucaristía con los jóvenes
Altar. Capilla Ntra Sra. del Rosario.

miércoles, 16 de julio de 2014

NUNCA ES EN VANO LA ORACIÓN POR LA PAZ, DICE EL PAPA FRANCISCO.

«Ahora, Señor, ayúdanos Tú. Danos Tú la paz, enséñanos Tú la paz, guíanos Tú hacia la paz. Abre nuestros ojos y nuestros corazones y danos el valor de decir: “¡nunca más la guerra!”; “¡con la guerra todo se destruye!”. Infunde en nosotros el valor de realizar gestos concretos para construir la paz... Haznos disponibles para escuchar el grito de nuestros ciudadanos que nos piden que nuestras armas se transformen en instrumentos de paz, nuestros miedos en confianza y nuestras tensiones en perdón». Es la oración del Papa Francisco por la paz en Tierra Santa. Una vez más el Pontífice reza y pide que se rece por la paz, no obstante el lenguaje que se habla en esa tierra tenga aún el áspero sabor del odio, de la violencia, de la sangre de tantos inocentes.
«Dirijo a todos vosotros —dijo el domingo 13 de julio a los fieles reunidos en la plaza de San Pedro para rezar con él el Ángelus— un sentido llamamiento para seguir rezando con insistencia por la paz en Tierra Santa a la luz de los trágicos sucesos de los últimos días». Y recordando el encuentro del pasado 8 de junio con el patriarca Bartolomé, el presidente Peres y el presidente Abbas —«junto a quienes hemos invocado el don de la paz y escuchado la llamada a romper la espiral del odio y la violencia»— reafirmó con fuerza que, a pesar de que alguno pueda pensar «que ese encuentro se realizó en vano», es precisamente «la oración la que nos ayuda a no dejarnos vencer por el mal ni resignarnos a que la violencia y el odio predominen sobre el diálogo y la reconciliación».
Así, pues, un doble llamamiento. A las partes implicadas y a todos los que tienen responsabilidades políticas: «a no abandonar la oración y a no ahorrar esfuerzo alguno para hacer que cese toda hostilidad y alcanzar la paz deseada para el bien de todos»; a los fieles: a seguir el ejemplo dela Virgen María, de su oración silenciosa. Y la plaza respondió con un elocuente silencio.
Poco antes el Papa Francisco había recordado la parábola del sembrador que arroja la semilla en cualquier terreno, pero sólo uno de ellos da fruto. Es importante seguir arrojando la buena semilla, luego será el terreno el que fructifique. Ese terreno, sin embargo, se debe preparar.

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