miércoles, 11 de diciembre de 2013

ACCÍON DE GRACIAS AL III DOMINGO DE ADVIENTO (A)


Te glorificamos, Cristo Redentor, porque tú eres
nuestra única esperanza y salvación en este bajo mundo.
¿A quién iremos? Sólo tú tienes palabras de vida eterna.
Somos dichosos porque no nos sentimos defraudados por ti.

Haznos, Señor, creyentes invulnerables al desencanto:
de fe robusta, esperanza alegre y caridad ardiente,
siempre en camino, que no se duermen ni se venden,
ardiendo como lámpara inagotable al servicio de la vida,
del amor, de los derechos humanos y de los pobres,
con la vista fija en el reino de Dios que apunta en adviento
como fermento de conversión personal y cambio estructural.

Amén.


(Tomado de B. Caballero: La Palabra cada Domingo, San Pablo, España, 1993, p. 28)

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